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¿Qué piensan los peruanos de sus instituciones y de quiénes las dirigen? El Consejo Privado de Competitividad hizo un estudio sobre la percepción ciudadana, y cuyo insumo principal fue la encuesta nacional de hogares que aplicó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) el 2021 y el primer semestre de 2022. Los resultados son aterradores. El descrédito se extiende hasta los organismos electorales. En esta entrevista, David Tuesta no solo analiza los resultados del Índice de Gobernabilidad Descentralizada, también habla sobre la situación económica del país, la recesión que inevitablemente incidirá en menos puestos de trabajo y bajo consumo en los hogares. “Es una película que aún no hemos visto”, añade.
– El estudio revela el deterioro de la confianza en la mayoría de instituciones, ¿este resultado se ha medido en las 24 regiones del país?
Son varios factores. Disminuyó la satisfacción con la democracia (…) No hay confianza en el Congreso, Ejecutivo, gobiernos subnacionales. Está la percepción sobre la corrupción, generalizada; la gente lo percibe como un proceso, si uno quiere continuar desenvolviéndose económicamente uno se ve forzado a coimear en determinada circunstancia. Todas las regiones se encuentran con resultado negativo, salvo Tacna, Moquegua y Arequipa, que pasan con las justas (de 100% califican con 50% y algo más) la mayoría está jalada, apenas llega al 43%.
– ¿Llama la atención la desconfianza en los organismos electorales?
Efectivamente, entre el 2021 y el segundo semestre de 2022, su aceptación alcanza al 10% bajísimo, 90% lo desaprueba o no emite opinión. Así, cualquier resultado de elección de una autoridad será cuestionado. En Ayacucho, la confianza apenas alcanza el 4% y el mejor es Tumbes, 20%. En cambio, en Latinoamérica, Uruguay, el 80% de su población confía en sus organismos electorales.
– Y con respecto a la imagen del Congreso de la República, Perú aparece como el peor calificado en América, con 11%, en la cola después de Haití (16%)
Estamos en los últimos puestos a nivel de Latinoamérica. Nos peleamos con algunos centroamericanos. Es un congreso elegido con un árbitro que la población cuestiona. Luego tenemos estos casos generalizados de “los mochasueldos”, saqueadores, gente que no hace su trabajo o produce leyes completamente irrelevantes. En un medio de prensa, se publicó que en los últimos dos años, el Congreso había publicado cerca de 2000 leyes, cuya relevancia era cero. Esto ve la gente.
– ¿Qué se puede hacer frente a tan magros resultados, no está funcionando la democracia?
El proceso para elegir autoridades es un proceso viciado (la responsabilidad es de los partidos). El menú que llega al elector es muy malo y se elige entre eso, el menos malo. Ahí está el principal problema de nuestra democracia.
Infografía. Foto: La República
– El descrédito de la democracia es mundial.
La polarización origina resultados democráticos muy ajustados y que todos cuestionan y nadie se sienta representado, además, en el caso peruano, tenemos un problema de menú, que no es tan gravitante en otros países.
– ¿Qué significa tener estas instituciones con alto nivel de descrédito, cuáles son las consecuencias?
Menos crecimiento económico y eso significa menos bienestar para la población. La inversión pública en hospitales, obras de saneamiento, se pierden entre coimas, retrasos, etc. las brechas no pueden cerrarse. Puedes tener regiones muy ricas en canon minero, pero los recursos no se aprovechan. Tienes distritos como Echarate o San Marcos, donde el 70% de los presupuestos no se ejecutan.
– Días atrás, el ministro Waldo Mendoza señalaba que el congreso legisla para intereses de grupo: descabezamiento de la Sunedu, nombramiento automático de profesores contratados, etc.
Eso al final explica los resultados del estudio. Gran parte de las medidas o cambios responden a aspectos personalísimos, de carácter populista, para asegurarse votos o tapar errores con regalo de dinero.
La situación económica, de mal en peor
– ¿Cómo ve el panorama, ya estamos en una recesión técnica?
Si observamos el desempeño de la economía de los últimos 6 meses, tenemos resultados negativos, además de la caída de los indicadores de demanda, como la manufactura no primaria que cae en dos dígitos, la construcción (-2), el cálculo de demanda interna, que hace el Banco Central de Reserva, también en negativo. Todo plantea un contexto de recesión. Se está configurando un escenario de caída, pérdida de tracción en la actividad productiva.
– ¿Al ciudadano de a pie cómo le afecta?
Tarde o temprano se reflejará en menos poder de compra y menos empleo. Esas condiciones se van a complicar con un escenario de fenómeno de El Niño ya anunciado. Preocupa la película que se va estrenar en los próximos meses.
– ¿Y con inflación alta?
Que está demorando en bajar.
– Con el precio de los metales altos, en años anteriores, la economía peruana caminaba mejor. ¿Ahora no?
Los metales han bajado, pero mantienen un nivel expectante, qué pasaría si ese elemento que te ayuda a navegar se detiene. Entonces eso definitivamente es un riesgo. La minería creció en gran medida como consecuencia de Quellaveco, pero hay caída en construcción y manufactura no primaria en construcción.
– ¿Cómo salimos de la situación de la recesión?
No habrá salida rápida, esta caída tiene una década, cada vez crecemos menos. La recuperación depende de reformas para mejorar las instituciones, eficiencia del Estado, el ambiente de negocio en el mercado, el funcionamiento del mercado laboral, señales claras para que las empresas puedan crecer y no quedarse en pequeñas; nadie quiere crecer porque eso significa pagar más impuestos. Mientras demoremos en ponerlo en marcha tendremos más problemas Creo que ahí estamos en un serio problema.
– Muchos le echan la culpa al modelo económico.
Es como tener un buen carro, pero hay que darle mantenimiento para que funcione bien. De lo contrario, se oxidará y correrá menos. Los sucesivos gobiernos hace más de 10 años se han olvidado de esos cambios. Reformas para seguir creciendo. Entonces más que un tema de modelo, es un tema de los políticos, no elegir bien porque también nuestros propios procesos están mal. Eso nos ha nos ha llevado a estas circunstancias.
Fuente: La República