El Ministerio de Defensa ruso declaró que, a partir del 20 de julio de 2023, se considerará a todos los buques que se dirijan a puertos ucranianos a través del mar Negro como potenciales portadores de cargas militares. Los países bajo cuyas banderas naveguen se catalogarán como “involucrados en el conflicto de Ucrania”, a favor de Kiev.
¿Permite el derecho internacional el ataque de buques mercantes? ¿Y qué consecuencias puede tener el bloqueo de facto de los puertos ucranianos? DW habló con expertos al respecto.
Una parte beligerante no puede declarar unilateralmente a personas u organizaciones como objetivos legítimos de guerra, según Johannes Peters, experto en seguridad de la Universidad de Kiel. “Un ataque de Rusia contra buques mercantes que se encuentren en travesía internacional no estaría cubierto por el derecho internacional ni por el derecho de guerra”, afirma. La sola sospecha de que un barco podría transportar material militar no justifica un ataque.
¿Qué está permitido?
Wolff Heintschel von Heinegg, profesor de Derecho Internacional de la Universidad Europea Viadrina, aclara que una parte beligerante puede registrar cualquier embarcación que se dirija a territorio enemigo. Si se encuentra material de contrabando, se debe notificar al mundo. Pero es necesario que se publique previamente una lista de bienes que no está permitido transportar.
“Si se registra un barco, que no sea una nave mercante enemiga, sino un barco neutral, y se constata que lleva semejante carga, le está permitido al beligerante tomar su control, pero no atacarlo. Un ataque solo estaría permitido si el barco fue utilizado para hacer una contribución efectiva a una acción militar del enemigo. Por ejemplo, si el barco entrega información de inteligencia de valor militar, si coloca minas o algo similar. El solo hecho de que navegue por el mar Negro no significa que pueda ser visto legítimamente como un blanco”, explica el experto.
Según él, esto también vale en lo tocante a la declaración del Ministerio de Defensa ucraniano, del 20 de julio, en cuanto a que todos los buques que se dirijan a puertos rusos en el mar Negro o a puertos en los territorios anexados serían vistos por Kiev como naves de transporte de material militar a partir del 21 de este mes. Agrega que “si un barco transporta efectivamente material militar para el enemigo, puede ser blanco de ataque”. Pero eso se tiene que comprobar y no se puede basar en sospechas.
¿Qué fines persigue Rusia?
A juicio de Johannes Peters, Rusia no intenta en primera línea debilitar a Ucrania, sino más bien a Occidente, utilizando el hambre como arma para inducirlo a atenuar las sanciones. “Según el cálculo ruso, basta con la amenaza de medidas para que las flotas, y también las aseguradoras, no quieran correr riesgos y, de ese modo se vuelva imposible para Ucrania seguir exportando cereales”, indica el experto.
¿Qué puede hacer Occidente?
Peters afirma que Occidente debe decidir ahora si, dado el caso, proporcionaría escolta militar a buques mercantes internacionales, cosa que actualmente se discute. Sin embargo, eso le parece difícilmente practicable. En primer lugar, Turquía tendría que aprobar la presencia de una serie de buques militares en el mar Negro. Además, habría que fijar rutas especiales. El experto hace notar, al mismo tiempo, que sería demasiado grande el riesgo de que Estados occidentales se vieran envueltos en acciones bélicas directas con buques de guerra rusos, aunque fuera por error. “Desde el inicio de la guerra, tanto Rusia como Occidente han intentado evitar semejante escalada”, subraya.