El Papa Francisco ha reconocido, durante su primera homilía en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa, que los “escándalos” han “desfigurado” el rostro de la Iglesia y ha pedido “acoger y escuchar siempre” a las víctimas de abusos.
Así lo ha indicado este miércoles en su homilía durante las Vísperas con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas, seminaristas y agentes pastorales, que ha tenido lugar en el Monasterio de los Jerónimos, en Lisboa.
El Pontífice ha indicado que, a veces, los sacerdotes y religiosos pueden experimentar “cansancio” en medio de un mundo “secularizado”, con un “creciente distanciamiento de la práctica de la fe”, y ha añadido que esto se acentúa por la “rabia” de algunos por el “mal testimonio” de la Iglesia y por los “escándalos”.
“Esto a menudo se acentúa por la desilusión y la rabia que algunos alimentan en relación a la Iglesia, en algunos casos por nuestro mal testimonio y por los escándalos que han desfigurado su rostro y que llaman a una purificación humilde y constante, partiendo del grito de dolor de las víctimas, que siempre han de ser acogidas y escuchadas”, ha subrayado el Pontífice.