Un golpe de Estado el pasado 26 de julio en Níger sacó del poder a Muhamad Bazum. El presidente derrocado, en un artículo de opinión del Washington Post, pidió a Occidente una intervención en la crisis y se describe a sí mismo como un “rehén” de una junta golpista.
Sin embargo, Rusia alertó de que difícilmente la intervención de fuerzas no regionales, como Estados Unidos, pueda mejorar la situación en ese país, productor de petróleo y uranio.
Desde el 26 de julio, cuando el general Abdourahamane Tchiani derrocó al presidente de Níger en un golpe de Estado, los colores rusos aparecieron repentinamente en las calles del país africano.
Al respecto, HispanTV conversó con la analista y periodista venezolana Rosalba Lo Bue, quien comentó que “Rusia ha apoyado siempre a las revoluciones en África, desde la otrora Unión Soviética” y que detrás del llamado del expresidente Bazum es evidente “el interés de potencias extranjeras, fundamentalmente Estados Unidos y miembros de la OTAN, como Francia” por lo que significan los recursos naturales de Níger para ellos.
Al decir de la analista, el presidente derrocado representaba los intereses occidentales, lo que ha llevado al pueblo de Níger “a luchar contra el colonialismo, contra el imperialismo”.
Muchos nigerinos apoyan a la junta golpista, al considerar malvadas a las ya ex autoridades del país. Además, denuncian las sanciones impuestas que dificultan aún más sus vidas. El sentimiento antimperalista y la búsqueda de defensa contra los grupos radicales islámicos parecen haber llevado a muchos africanos a mirar hacia países como Rusia o China.