El hijo del presidente Gustavo Petro y su expareja buscaron el lucro fácil aprovechando sus relaciones políticas y familiares
Esta es la historia de una tragedia familiar, al estilo de Shakespeare o, si se quiere, de la más contemporánea Succession. O de una telenovela latinoamericana con amores, traiciones, dinero y poder. Pero quizás es, sobre todo, una fotografía de una sociedad con muy poca movilidad social, en la que el dinero fácil y la corrupción son dos de las pocas formas de ascenso.
La historia tiene como protagonista a una pareja que ya no es tal, pero que, según el fiscal del escándalo que tiene conmocionada a Colombia, actuaron cuando lo eran como “arribistas de clase media”: se dieron una vida suntuosa a pesar de tener ingresos e historias de vida más propias de la clase media. Y lo hicieron, según reveló el fiscal y han aceptado los dos, gracias a las mentiras y a la corrupción, en un escándalo que ha golpeado directamente al presidente Gustavo Petro, aunque este se haya distanciado de los protagonistas y haya respetado, de hecho y de palabra, la independencia de la Justicia.
La pareja eran su hijo mayor, Nicolás Petro Burgos, y Daysuris Vásquez. Los dos crecieron en la costa caribe colombiana, una región conocida por sus playas y su gran desigualdad económica. Petro lo hizo con su madre y sus abuelos, en una familia acomodada del departamento caribe de Córdoba. Vásquez, en la ciudad de Barranquilla, en una familia de clase media baja. Mientras el primogénito presidencial crecía con un padre lejano, primero por estar encarcelado por su participación en la guerrilla del M-19 y luego en la clandestinidad, Daysuris lo hacía junto a su madre Liceth y su hermana Gleidys en el populoso barrio barranquillero de Santo Domingo de Guzmán.
Casi adolescente y estudiante de Derecho, Vásquez tuvo su primera relación seria, una que ya mostraba sus vínculos con la política y las clases dominantes. Fue esposa de Pedro Name Delgado, un hombre tres décadas mayor que trabajaba en la alcaldía de Elsa Noguera y es sobrino de quien fue uno de los caciques políticos más importantes de la ciudad: José Name Terán. Vásquez alcanzó a ser contratista del Distrito, donde Name era conocido, pero la vida, con sus avatares, los llevó al divorcio. Entonces Vásquez conoció a otro familiar de un político: Nicolás Petro, hijo de quien ya había sido congresista y alcalde de Bogotá.
Se hicieron pareja en 2016 y poco después, según la madre de Daysuris, Nicolás se fue a vivir con la familia al populoso barrio de Santo Domingo de Guzmán, en el suroccidente de Barranquilla. En 2019 se casaron por lo civil. Nicolás iniciaba su campaña a la Gobernación con el respaldo de su papá y enfrentándose a toda la clase política del departamento, que encabezaba la poderosa familia Char y tenía como candidata justamente a la exalcaldesa Noguera. Alcanzó un distante pero honroso segundo lugar que le aseguró una curul, y un estatus y un ingreso como diputado departamental. La pareja había accedido, de forma directa y no a través de sus parejas o familiares, al poder.
Se casaron en abril de 2022, en plena campaña presidencial de la que Nicolás era dirigente en el Caribe, con la presencia del entonces candidato y toda la familia de Nicolás. Menos de cuatro meses después, Daysuris estuvo en la instalación de Petro como presidente, el 7 de agosto de 2022. Pero apenas meses más tarde se separó de Nicolás, cuando el primogénito del presidente ya salía con la mejor amiga de Vásquez. La exesposa, dolida, le contó al mandatario en privado y luego reveló en una entrevista en la revista Semana los datos del escándalo que muestra esa búsqueda de dinero fácil: Nicolás, dijo ese 2 de marzo, había recogido cientos de millones de pesos (decenas de miles de euros) durante la campaña, aduciendo que iban para gastos electorales, y se los había apropiado para mantener ese tren de vida de lujos y privilegios.
Lo que se ha conocido desde entonces ha demostrado que esas revelaciones eran verdades, aunque a medias. La Fiscalía los detuvo el sábado 29 de julio y la semana siguiente reveló sus pruebas para convencer a un juez de que era necesario limitarles la libertad. Nicolás, que inicialmente negaba todo, decidió colaborar con la Fiscalía: tras cambiar de defensor, anunció que quería ser un papá presente para el hijo que está esperando. Aceptó así lo que había revelado ya Daysuris y presentó pruebas para demostrar que parte del dinero sí había llegado a la campaña, lo que sería una irregularidad y quizás un delito.
Esa revelación, el jueves 3 de agosto, ha marcado a Colombia desde entonces, y el foco ha pasado al presidente, a su gerente de campaña y aliado íntimo, a los donantes revelados por Daysuris. Aclaró que sobre los dos más escandalosos, un exnarco y el hijo de un contratista en juicio por posibles alianzas con los paramilitares, su padre no estaba al tanto. Más allá de los matices, quedó claro que la tentación del abuso de poder y el dinero rápido no nació en la campaña ni con un padre y suegro presidente.
En la misma audiencia, la Fiscalía reveló que las primeras irregularidades ocurrieron a mediados de 2021, cuando la pareja, presuntamente, se benefició de unos contratos para la atención de adultos mayores que firmaron la Gobernación del Atlántico, cuya cabeza es Elsa Noguera, y la Fundación Conciencia Social. Incluso reveló una grabación de diciembre de 2021 en la que Daysuris aseguraba que se iba a reunir con la gobernadora para “organizar” la renovación del proyecto en 2022.
No se conoce ninguna prueba de que esa reunión haya ocurrido, pero sí de la comunicación permanente entre Vásquez y el director de la fundación, el exconcejal de Barranquilla Gustavo de la Ossa. La Fiscalía ha revelado varias comunicaciones entre ellos con el presunto objetivo de arreglar los contratos. En un mensaje de agosto de 2021, ella le explica cómo distribuir parte del dinero: 120 millones de pesos para ella (unos 26.000 euros) y 40 millones de pesos (alrededor de 8.700 euros) para él y otro socio. Según la Fiscalía, quien servía de mensajero del dinero entre ellos era, sorpresivamente (o no tanto), Pedro Name. El exconcejal De la Ossa ha comentado que apenas conocía a Nicolás Petro. Y es que todo señala que la red venía por el lado de Vásquez.
Luego llegó la campaña, y allí Nicolás Petro participó directamente, como él mismo ha aceptado. Hacerse ricos era un proyecto de pareja. Por eso, la Fiscalía les ha imputado a los dos el delito de lavado de dinero, y lo ha justificado en la audiencia con pruebas de las maniobras conjuntas para ocultar o ponerle una máscara de legalidad al aumento veloz de su patrimonio. Por ejemplo, Daysuris puso un vehículo Mercedes Benz a nombre de su tío César Emilio Vásquez, tras descartar a su hermana Gleidys porque era policía y parte de la escolta presidencial. “La van a joder”, le avisó Nicolás a Daysuris, buscando proteger a su entonces cuñada y evitar que se cayera la fachada.
El escándalo continúa abierto. Vásquez y Petro han quedado libres tras haber aceptado colaborar con la Fiscalía. Su compromiso es revelar con pruebas el tinglado de corrupción que tejieron tanto en los círculos de contratistas y políticos del Distrito de Barranquilla, que domina hace 15 años la poderosa familia Char, como alrededor y en la campaña presidencial de Petro, permanente crítico de ese clan y su entorno. Dos orillas opuestas en ideología y política que terminan golpeadas por la corrupción y el afán de riqueza de una pareja que ya no es.