Más de 1.000 personas han muerto y otras 672 han resultado heridas en Marruecos después de que un terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter sacudiera este viernes por la noche varias ciudades del país.
El seísmo, con epicentro en la localidad de Ighil, en las montañas del Atlas, y con una profundidad de 8 km, se produjo poco después de las 23:00 hora local (pasada la media noche en España), es el peor en la zona desde el 29 de febrero de 1960, cuando un sismo de magnitud 5.8, provocó entre 12.000 y 15.000 muertos en Agadir.
La zona donde se produjo el terremoto no es la de mayor actividad sísmica de Marruecos, ya que la mayoría de movimientos de este tipo se producen en el norte del país, cerca del Estrecho de Gibraltar. De hecho, el mayor terremoto reciente ocurrió el 24 de febrero de 2004, cerca de Alhucemas, con una magnitud de 6.3 y con 630 fallecidos.
En el terremoto de este viernes se ha visto especialmente afectada la ciudad de Marrakech, muy próxima al epicentro (unos 63 km), y que es uno de los principales núcleos turísticos de Marruecos, sobre todo por su parte vieja, que es precisamente la zona más afectada por la antigüedad y escasa resistencia de sus edificaciones.
Así, el minarete de la mezquita de Bab Ailan cayó al suelo a causa del temblor y también resultó dañada la entrada del templo. La mítica plaza de Jma El Fnaa se llenó de gente para ponerse a salvo de posibles réplicas y que las autoridades no dejaban a los ciudadanos caminar por las calles estrechas de la ciudad antigua.
Tras el terremoto principal se produjeron cientos de réplicas, siendo la más destacada una de magnitud, 4.8 en la escala de Richter, con epicentro en la ciudad de Berrechid.
El temblor se ha sentido en localidades norteñas como Larache, a 550 kilómetros del epicentro, así como en Casablanca y Rabat, a 300 y 370 kilómetros, respectivamente, donde sus habitantes salieron a las calles en prevención de réplicas.
Además, en diversas zonas de España, como Canarias, Extremadura y Andalucía, también se notó y en algunas de estas comunidades, los servicios de emergencia recibieron llamadas de ciudadanos, sin que hubiera que lamentar ningún daño físico o material.
