Gases lacrimógenos, chorros de agua, aislados actos vandálicos y enfrentamientos con la Policía, son una imagen habitual de un 10 de septiembre en Chile, día previo a una fecha para no olvidar.
Sobre todo para los familiares, que hace 50 años, perdieron a sus seres queridos con la caída del Gobierno de Salvador Allende, y la instauración de la dictadura de Augusto Pinochet. Unas 40 mil personas perdieron la vida y desaparecieron.
Portando cientos de banderas, pancartas y fotografías de víctimas, la marcha terminó a los pies del Memorial de los Detenidos Desaparecidos, en el Cementerio General de la capital.
El presidente chileno, Gabriel Boric, también, se unió a la marcha. El mandatario, inauguró, además, una instalación en memoria de Allende.
Se trata de una vitrina en la puerta de calle Morandé 80, que contiene los zapatos que usó Allende el día del golpe de Estado.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, también, llegó a Chile a conmemorar el 50 aniversario del golpe.
Medio siglo después del golpe, el Gobierno de Gabriel Boric, implementó un plan para hallar a las miles de víctimas de este periodo oscuro de la historia de Chile.
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