El Gobierno colombiano y el Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia han declarado un alto el fuego bilateral que comenzará el 16 de octubre, cuando se llevará a cabo la instalación formal de la mesa de diálogos.
“A partir de hoy las partes hemos tomado la decisión de parar la guerra y continuar con el proceso de paz iniciado como forma para materializar una paz estable y duradera con justicia social y ambiental”, señala la declaración, que indica que han decidido “suspender las acciones ofensivas como mecanismo para proteger a la población civil y disminuir los efectos de la confrontación”.
El Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, ha indicado que “como compromiso del Gobierno del Cambio con la vida, el presidente, Gustavo Petro, ha decidido la suspensión de las operaciones ofensivas” desde este domingo: “Así se da el primer paso para abrir una mesa que se construya en los territorios con las voces de todas y todos sin exclusión alguna”.
Petro, por su parte, ha manifestado tras el anuncio que “mientras el mundo se embarca de guerra en guerra”, Bogotá apuesta “por la paz”, según ha publicado en su perfil de la red social X, antes Twitter.
En los últimos días el decreto de alto el fuego parecía peligrar ya que el jefe de la mencionada disidencia, Néstor Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’, avisó al Ejecutivo de que no habría negociaciones de paz si no declaraban un alto el fuego, al tiempo que criticó “discursos guerreristas”.
Las declaraciones del jefe de la disidencia llegaron poco después de que el ministro de Defensa de Colombia, Iván Velásquez, asegurase que el Ejército continuaría con su ofensiva contra los guerrilleros a pesar de la propuesta de establecer una mesa de negociaciones. Mientras, el mandatario aseguró que las operaciones contra las fuerzas de Iván Mordisco en Cañón de Micay (región de Cauca) tienen la misión de acabar con el conflicto “de manera armada” y permitir un diálogo con la sociedad.
Por otro lado, el secretario general de la ONU, António Guterres, agradeció a ambas partes el inicio de las conversaciones y manifestó que los pasos encaminados hacia la desescalada y al inicio de negociaciones tendrán “beneficios tangibles” en las comunidades afectadas. Sin embargo, lamentó la persistente violencia contra exmiembros de las FARC, en referencia a los 15 excombatientes asesinados entre el 27 de junio y el 26 de septiembre de 2023, que suman un total de 394 desde la firma de los acuerdos de paz.