Más de 3 millones de hectáreas de depósitos naturales de carbono, conocidos como turberas, se encuentran en los bosques de la Amazonía peruana, las cuáles almacenan aproximadamente 7 millones de toneladas de dicho elemento químico en la parte aérea de sus árboles, razón por la cual se constituyen en ecosistemas de alto valor estratégico en las acciones nacionales frente a la crisis climática.
Así lo revela un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), entidad del Ministerio del Ambiente (Minam), titulado “Medición y el análisis de la dinámica y trayectoria de los niveles de stock de carbono a nivel de la provincia del Datem del marañón, con énfasis en el territorio en el que se ejecuta el proyecto humedales del Datem”.
Al respecto, el investigador principal del citado trabajo, Dennis Del Castillo, especialista del IIAP, las turberas son claves para ayudar a mitigar el cambio climático, pues funcionan como esponjas que almacenan carbono y agua. Por ello, -refirió- es importante procurar su conservación, contando con el apoyo de las comunidades que viven alrededor de esos espacios que también albergan flora y fauna, que son sustento de vida para la población.
Explicó que dichos humedales predominan más en las regiones de Loreto y Ucayali. Se caracterizan por ser terrenos fangosos compuestos por la aglomeración de turba, que es una mezcla de materia orgánica en descomposición y agua.
Asimismo, agregó que actualmente se realiza una investigación sobre la profundidad de las turberas amazónicas, para determinar con precisión la cantidad de carbono que se encuentra depositado en su interior. Al respecto, estimó que más de 3,000 millones de toneladas de carbono están almacenadas debajo de esos ecosistemas.
“Sabemos que dichos espacios almacenan una gran cantidad de carbono en la parte aérea de sus árboles. Sin embargo, un nuevo estudio recientemente ejecutado, demuestra que la mayor concentración de carbono almacenado esta debajo del suelo en forma de turba o materia orgánica en descomposición”, manifestó.
Como parte de la metodología de trabajo, se realizan labores de campo y de monitoreo de la dinámica del bosque. Durante esta fase de registra información de diámetro y altura de todos los árboles de las parcelas permanentes de monitoreo de IIAP, además se realiza inventarios florísticos con colecta de material biológico que permite la identificación taxonómica de la vegetación de las parcelas.
Para la cuantificación de turba, se mide el espesor de la turba cada 200m de distancia en un transecto de 1 – 2 km de longitud, también se registra la vegetación dominante en cada punto de evaluación y se colecta muestras de turba.
El mencionado estudio es desarrollado por investigadores del IIAP y expertos de la Universidad de Leeds del Reino Unido, en colaboración con las Universidades de St. Andrews de Edimburgo (Reino Unido), de Turku (Finlandia), y Nacional de la Amazonia Peruana.