Varios estudios científicos han relacionado la pérdida de fuerza de agarre -la potencia con la que puedes apretar un objeto con una de tus manos, como una pelota antiestrés, por ejemplo- con un aceleramiento en el envejecimiento del cuerpo.
Una investigación de 2020 publicada en la Revista Europea de Nutrición Clínica analizó la fuerza de agarre máxima de pacientes mayores de 75 años y encontró una relación directa entre la debilidad de esa fuerza y la presencia de sarcopenia, que es un tipo de atrofia muscular que ocurre con la edad.
Otros estudios revelan que la pérdida de fuerza de agarre no solo refleja posibles problemas en la vejez, sino a cualquier edad y que las personas que no alcanzan límites mínimos de fuerza en sus manos podrían presentar riesgos de complicaciones de todo tipo, incluyendo cardíacas y respiratorias.
“Es un indicador general de lo fuerte que está el cuerpo: si alguien tiene fuerza en el agarre, muy probablemente tiene fuerza en las piernas, brazos y hasta en la sección abdominal”, dice el experto.
Para conocer la fuerza máxima de agarre de una persona, los médicos usan un dinamómetro, una herramienta que el paciente debe apretar con la máxima potencia posible en tres ocasiones distintas. Luego, se hace un promedio de los tres resultados.
Según un estudio de 2022 llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Viena, en Austria, las personas que tenían una menor fuerza de agarre máxima que el promedio para su grupo de edad, género y altura, podían tener un mayor riesgo de mortalidad.
“Los resultados muestran que una fuerza máxima de agarre apenas por debajo del promedio de una población comparable es indicativa de condiciones de salud que llevan a una muerte temprana”, dice el Instituto Internacional para Análisis de Sistemas Aplicados, un centro basado en Austria, refiriéndose a los resultados del estudio.
Uno de los factores asociados a la pérdida de fuerza en las manos es la sarcopenia, un síndrome que se caracteriza por la pérdida progresiva y generalizada de masa muscular y de función muscular relacionado con el proceso de envejecimiento.
Aunque es normal perder masa muscular con la edad, varios estudios, incluido uno de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, han relacionado factores de vida como el sedentarismo y el sobrepeso como predictores de la aparición de sarcopenia en la vejez.
“Es por eso que el agarre es tan buena herramienta”, explica el profesor Peterson, “porque cuando encontramos a alguien que tiene poca fuerza de agarre, sabemos que tiene fuerza corporal baja y podemos intervenir cambiando los comportamientos”.
Los científicos han logrado establecer una relación entre la fuerza de agarre máxima de las personas mayores y la fuerza de sus piernas y músculos abdominales.
“A medida que vas envejeciendo, los músculos que más te interesan son los músculos de la parte inferior del cuerpo”, le dice a BBC Mundo el doctor Christopher Hurst, investigador asociado de temas de estilo de vida y bienestar de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido. “Son los músculos que usas para pararte de la silla, caminar, y subir y bajar escaleras”.
Y gracias a esta relación directa entre las manos y los otros músculos del cuerpo, medir la fuerza de agarre máxima es una herramienta fácil, barata y efectiva para poder identificar posibles riesgos relacionados a la pérdida de fuerza muscular.
Investigadores del Instituto de Geriatría de la Universidad de Monash, en Melbourne (Australia), encontraron en un estudio longitudinal que una fuerza de agarre débil era un indicador sólido para predecir caídas en hombres de la tercera edad y en mujeres con obesidad.
Hurst dice que debido a los mecanismos de compensación que tiene el cuerpo, por los que músculos diferentes apoyan la función de uno que no está generando la fuerza necesaria, puede que la pérdida de fuerza en el agarre solo sea evidente cuando ya hay señales en otros músculos del cuerpo como los de las piernas.
Es por eso que los expertos sugieren que la medición de la fuerza de agarre se convierta en una herramienta de diagnóstico temprana, ya que se puede implementar fácilmente en los consultorios médicos y puede ayudar a mejorar las condiciones de vida de las personas.
Los investigadores de la Universidad de Viena señalan que “la baja fuerza de agarre puede servir como un indicador de discapacidad porque refleja baja fuerza muscular. Una vida saludable y el ejercicio siguen siendo las mejores maneras de mantener la buena salud o mejorarla a largo plazo”.
“Sabemos también que tampoco es que necesite mucha actividad, lo único es ser menos sedentario,” dice por su parte Peterson, quien se dedica a ayudar a personas sin ningún tipo de entrenamiento previo.
El profesor recomienda algunos ejercicios que pueden ser útiles para fortalecer no solo el agarre, sino todo el cuerpo.
“Colgarse de una barra y, si se puede, hacer dominadas -es decir, levantarte hacia arriba mientras cuelgas de la barra- son dos de los mejores ejercicios que alguien puede hacer para mejorar la salud general del cuerpo”, dice Peterson, explicando que estas actividades activan músculos en la mayor parte del tronco, las extremidades superiores y los glúteos.
Peterson también recomienda las estocadas tradicionales (lunges en inglés) pero sosteniendo peso en ambas manos: es decir, pararse con los pies alineados con caderas y hombros, sostener una pesa en cada mano al lado del cuerpo, dar un paso largo hacia adelante y descender manteniendo la espalda erguida y con los músculos abdominales contraídos.
“Es útil si agregas algo de peso en las manos porque es un ejercicio efectivo para las caderas que además incluye el trapecio (músculo de la parte posterior del cuello) porque tienes que mantener los hombros y los músculos de la postura en posición erguida”.
Para Hurst, lo importante es que las personas hagan algún tipo de ejercicio de fortalecimiento muscular.
“Nuestro mensaje más importante es que queremos que la gente empiece a hacer ejercicios de resistencia lo más temprano que pueda en la vida, pero quizá lo más importante es decir que nunca es demasiado tarde para empezar”.
“Y quizá lo mejor es que las personas mayores de 70 u 80 años, solo tienen que hacer poco para lograr grandes resultados. Con solo un poco ya tendrán resultados muy beneficiosos ”, recalcó el experto.