Los sindicatos se reúnen para evaluar una respuesta contra un plan de ajuste que aseguran que recaerá sobre la clase trabajadora
El Gobierno del ultra Javier Milei ha comenzado la operación a corazón abierto de la economía argentina y el país aguarda las consecuencias. Las más visibles, 24 horas después, son una rápida subida de precios, de hasta el 100%, y la reacción tranquila de los mercados. Entre los economistas hay consenso en que la situación es crítica y requiere un ajuste fiscal, aunque muestran algunas diferencias sobre las medidas tomadas para llevarlo a cabo. Los sindicatos y movimientos sociales, por el contrario, advierten que el rumbo elegido arruinará a los argentinos y han convocado a reuniones de urgencia para debatir respuestas.
“Hemos encontrado a un paciente en terapia intensiva a punto de morirse. No estamos dispuestos a que se muera”, argumentó este miércoles el portavoz de la presidencia, Manuel Adorni, en la rueda de prensa diaria del nuevo Gobierno. Así justifica esta Administración un paquete de medidas que considera “necesarias e inevitables” y sobre las que todavía no ha ofrecido todos los detalles. “Necesitamos credibilidad [internacional] y no se puede conseguir gastando más de lo que se tiene. No es negociable”, zanjó Adorni, quien agregó que el paquete es solo “el telón de fondo” de más medidas que darán a conocer “en las próximas semanas” y que serán, adelantó, “realmente profundas”.
“La consecuencia inmediata de las medidas es, sin lugar a dudas, un fuerte aumento de la inflación”, advierte el economista Juan Manuel Telechea. La inflación de noviembre fue del 12,8%, lo que sitúa el dato interanual por encima del 160%, pero esos números ya se quedan cortos. Entre el lunes y el miércoles, el precio de la carne ha aumentado más de un 40% y el precio de los billetes de avión internacionales se ha duplicado. La especulación es total y aún hay negocios que no venden porque están actualizando precios, mientras otros advierten que el presupuesto de hoy puede no ser válido para mañana.
Una opción nueva, que ha ganado fuerza en los últimos meses, ha sido la dolarización encubierta. El caso más conocido es el de los alquileres: la oferta es muy escasa y lo poco que hay en el mercado se intenta negociar en dólares por fuera de la ley. Pero esta fórmula se extiende hacia nuevos campos a medida que el valor del peso se derrumba. Una extracción de muela, no cubierta por los seguros de salud básicos, ronda los 400 dólares. Los clientes pueden pagar en divisa estadounidense o, si no, en pesos al tipo de cambio paralelo del día. Este miércoles esa cotización era de 1.070 pesos por dólar, un 30% más alta que la oficial.
En el paquete de urgencia anunciado por el ministro de Economía, Luis Caputo, el martillazo más fuerte fue la devaluación oficial del peso un 51%: de 400 pesos por dólar a 820 pesos. Hubo también anuncios destinados al recorte del gasto público con los que esperan ahorrar casi tres puntos del PIB: paralización de la obra pública, aumento de jubilaciones por decreto, reducción de subsidios al transporte y la energía y de las transferencias de fondos nacionales a las provincias y suspensión de la publicidad oficial, entre otras.
Aunque Milei prometió en campaña que no subiría impuestos, ha dado marcha atrás. Las importaciones pagarán un gravamen del 17,5%, habrá nuevas retenciones a las exportaciones y se revocará el cambio en el impuesto a la renta (conocido en Argentina como impuesto a las ganancias) impulsado por el peronismo con fines electoralistas en la recta final de la campaña presidencial. Con esas medidas confía en un aumento de ingresos de 2,2 puntos, que, sumado al recorte esperado, completa el ajuste del 5% del PIB previsto.
El economista Telechea cree que en los próximos meses la inflación rondará entre el 30% y el 40% mensual, dada la magnitud de la devaluación. De ser así, advierte, los aumentos de ayudas sociales anunciados para los sectores más vulnerables serán “muy insuficientes” tanto por el monto como por la dificultad del Estado para llegar a aquellos que trabajan en la más absoluta informalidad. El 40,1% de la población argentina es pobre y el 9,3%, indigente, es decir, sus ingresos no le alcanzan para comprar alimentos.
“La megadevaluación que se está realizando es preocupante porque puede tener una resolución hiperinflacionaria”, señala el economista Pato Laterra, profesor de la Universidad Nacional de La Plata. El economista cree, además, que la falta de medidas de control de precios en el plan agrava ese escenario: “En las últimas semanas, desde el balotaje [segunda vuelta de las presidenciales], han subido 50% los precios y van a seguir subiendo”.
Mercados estables
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aplaudió las medidas. También parecieron contentar a los mercados, que operaron sin grandes sobresaltos este miércoles. La cotización del dólar paralelo se mantuvo estable y los conocidos como dólares financieros a los que recurren las empresas para hacerse con divisas tuvieron avances de menos del 3%. El Banco Central de la República Argentina mantuvo las tasas de interés en el 133%.
Emiliano Libman, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de Fundar, cree que será importante ver “la sostenibilidad política y social” del plan. “Hay que tener en cuenta que las cosas no van a salir como están plasmadas en el papel”, advierte, y explica: “Esta es la primera ronda del paquete: van a subir los precios, vas a tener más inflación en diciembre, en enero, en febrero… Y después va a venir una respuesta de los que perdieron ingresos, los trabajadores y los movimientos sociales. Es un misterio para mí cómo se va a desenvolver esa dinámica”.
Milei aseguró que el grueso del recorte iba a pagarlo la casta política, pero las medidas muestran que no será así. “Es una tontería decir que el ajuste lo va a hacer la casta. Es simbólico”, señala Libman. “Obviamente, no está [en el plan de ajuste]. Es imposible porque no dan los números. No podés resolver el problema fiscal de Argentina así. Está bien que haya un recorte simbólico de partidas, pero no mueve el amperímetro”, agrega. Según este economista, Argentina estaba en una situación tan delicada que era muy complicado imaginarse un horizonte de los próximos meses en el cual no haya alguna caída de los ingresos”, pero celebra que las medidas sean mucho más realistas que las que prometió en campaña, como la dolarización de la economía y el cierre del banco central.
La oposición aguarda los detalles finos de las medidas económicas y el gran paquete de reformas legislativas prometido por el Gobierno antes de dar una opinión pública. Hasta ahora, la voz más crítica ha sido la de los sindicatos y movimientos sociales. La principal central obrera de Argentina, la Confederación General del Trabajo (CGT), convocó a una reunión de urgencia este miércoles para analizar las medidas y analizar cómo responden a un doloroso plan de ajuste que recaerá sobre las espaldas de la clase trabajadora. “Se viene un tsunami total en lo social”, advirtió el secretario del sindicato de la construcción, Gerardo Martínez. Este sector será uno de los más afectados por el freno de la obra pública, del que dependen cerca de 400.000 personas.
El sindicalista Hugo Godoy acusó a Caputo de “exagerar la situación de crisis heredada para justificar medidas inadmisibles, que van a acrecentar en cuestión de días los niveles de pobreza en la Argentina por encima del 50%”. Godoy consideró que las medidas anunciadas tendrán un fuerte impacto sobre la pequeña y mediana empresa y supondrán un “industricidio, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo”.
La terapia de shock implementada por Milei trae al recuerdo de los argentinos otras intervenciones previas, como la cirugía sin anestesia impuesta por el neoliberal Carlos Menem en los años noventa. Entonces, como ahora, la economía Argentina estaba en una situación crítica. La única certeza que tienen unos y otros es que la operación será larga y dolorosa.