Noruega se ha convertido en unos de los principales países del mundo en dar un paso histórico: abrir el océano a la minería comercial. El país nórdico ha aprobado una ley por la que la minería en aguas profundas queda abierta para la posible explotación comercial de los recursos que se esconden en el fondo del océano. Desde Oslo esperan, gracias a esta medida, conseguir un impulso económico clave a medio plazo gracias a la venta y suministro hacia Europa y EEUU de materiales críticos para la transición ecológica que se pueden producir gracias a este formato. Este movimiento supone un cambio radical en cuestión de unos pocos años, pues Noruega, pues en 2021 lideró el Panel internacional para una economía oceánica sostenible. Se trata un organismo dirigido a salvaguardar la salud y diversidad de los ecosistemas oceánicos, mientras que ahora esta decisión ha sido criticada por dejar de lado este compromiso.
Actualmente buena parte de estas materias primas provienen de China que se ha establecido como el mayor productor, en ese sentido, Noruega quiera sumarse a otras iniciativas de la UE y, especialmente EEUU para encontrar fuentes alternativas y conseguir no solo una producción libre de los costes de transporte, sino una independencia de Occidente por parte del suministro asiático y así, no depender de lo que podría ser un rival geopolítico. Una lección que se ha visto reforzada por la Guerra de Ucrania, pues diversos países europeos como Alemania, Polonia, República Checa, Italia… etc, han pagado el precio de depender del gas barato ruso.
Pero volviendo a Noruega, el país es ya oficialmente el primero de la historia en tener una ley para explorar la minería oceánica de sus mares. En principio el proyecto es algo limitado pues solo ha aprobado permisos por 18.500 millones para la ampliación de proyectos de extracción de petróleo en el mar. Sin embargo, ahora la posibilidad de lanzarse a por minerales está sobre la mesa y ya se han abierto cerca de 280.000 kilómetros cuadrados de fondo submarino listos para ser explotados. Esta nueva zona minera esta situada en el Mar del Norte en una región inmensa que va desde la costa de Groenlandia hasta el océano Ártico, pasando por el mar de Barents.
Aún no se sabe exactamente la riqueza mineral que puede aflorar de los proyectos en esta zona. Sin embargo, según el último informe lanzado por el Gobierno el pasado mes de junio, se cree que puede haber unas reservas de 45 toneladas métricas de zinc y 3 millones de toneladas métricas de cobalto. Estos son solo algunas de las estimaciones concretas que realiza el Gobierno, pero esperan encontrar muchos más minerales críticos para la competencia con China. Ya sin estimaciones concretas, avisan de que el fondo marino también tiene níquel, cobre y magnesio, recursos claves tanto para las baterías del coche eléctrico, como para las turbinas eólicas y para los paneles solares.
Astrid Bergmal, secretaria de estado para el petróleo y la energía del país nórdico, explicó en una reciente rueda de prensa sobre el tema que Noruega necesita dar este paso dado que “la demanda de estos minerales está aumentando de forma crítica” y “unas cadenas de suministro más diversificadas son importantes para proteger nuestras economías y nuestros intereses nacionales”. En ese sentido el último informe de la Casa Blanca estima que diversos minerales raros como los que se pretenden extraer del fondo del mar vivirán un incremento de la demanda de entre 400% y 600% en la próxima década.
Además el último comunicado de su ministerio defendía la necesidad de lanzarse a ‘minar el mar’ especialmente por un motivo geopolítico y ecológico. “Necesitamos minerales para tener éxito en la transición verde. Actualmente, los recursos están controlados por unos pocos países, lo que nos hace vulnerables”. Actores del sector como Walter Sognnes, director ejecutivo de la nueva empresa noruega Loke, han defendido la necesidad de lanzarse al proyecto debido a que “aunque evidentemente tendrá un impacto ecológico, será una mejor alternativa a que se levante un yacimiento de níquel en una selva tropical en Indonesia”.
Del crudo a los minerales
Sin embargo, este proyecto no solo respondería a la independencia geopolítica y económica de Noruega y Occidente, sino que forma parte de un movimiento de largo recorrido del país nórdico para desatar un cambio estratégico en su economía. El petróleo representa un 4,3% de su PIB, según el Fondo Monetario Internacional. Una cifra que viene de años de diversificar su economía a través, precisamente, de los ingresos del ‘oro negro’. Desde Oslo han llegado a la conclusión de que este ‘factor decisivo’ del crudo podría apagarse con el tiempo, a medida que el mundo vaya tendiendo hacia energías más limpias.
En ese sentido, Noruega quiere dar los pasos necesarios para que con el transcurso del tiempo, la minería de productos clave para el mundo que viene, sea lo que hasta ahora ha sido el petróleo. En 2021 un informe de la Universidad de Noruega de Ciencia y Tecnología alertó de que bajo todo el territorio explotable de Noruega hay 21,7 millones de toneladas de cobre. De hecho, desde ese año ya se empezó a debatir abrir el mar a la minería en la búsqueda de hacer ese cambio del petróleo hacia las materias primas.
De hecho, la consultora Rystad Energy destaca en un reciente informe que la minería en aguas profundas podría suministrar cerca de 20.000 millones de dólares anuales para Noruega en 2050. Esto es mucho menor que los actuales 61.000 millones de dólares que el petróleo y el gas ofrecen a la nación nórdica, pero puede suponer un pilar fundamental para afrontar este cambio de paradigma. En cualquier caso, la industria no espera que el mar comience a ser explotado hasta la década de 2030. Esto se debe a las necesidades tecnológicas y de estudio que primero se ponen en práctica. Sin embargo, ser el primer país del mundo en sacar esta ley sitúa a la industria noruega en la ‘pool position’ frente a otros posibles productores.
Problemas medioambientales
Este sería el caso, por ejemplo, de la UE, que ha bloqueado por completo esta posibilidad por motivos medioambientales. De hecho, el parlamento europeo ha pedido a sus estados miembros sumarse a una moratoria global sobre la minería en el fondo marino. Una espera a la que también se ha sumado la Comisión Europea hasta que “se sepa más sobre los riesgos climáticos que implica esta actividad”. Según un informe de la propia institución “nuestro conocimiento es todavía muy limitado y hay grandes incertidumbres sobre los efectos de la minería en esos ecosistemas”. En ese sentido “abogamos por prohibir la minería marina hasta que se colmen las dudas científicas y se pueda demostrar que no hay efectos nocivos”.
Desde el punto de vista climático, la medida aprobada por Noruega es un foco de polémica incluso dentro del país. Frode Pleym, líder de Greenpeace en la región aseguraba que se trata de un “paso enorme en la dirección equivocada, una catástrofe para el mar”. Mientras que otros partidos como la Izquierda Socialista, han avisado de que “no tenemos ni idea de las consecuencias que traerá esto para la fauna y flora marina”.
En ese sentido, la propia Dirección General de Medio Ambiente de Noruega, reconoce que no hay datos suficientes para saber cómo realizar minería marina de forma segura para el medio ambiente. La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, el organismo encargado de legislar en aguas internacionales, ha explicado que esperan que ya se hayan emitido para 2025 más de 30 licencias que ya comiencen a poner en práctica este nuevo modelo de extracción. Sin embargo, esto responderá a un largo proceso de sondeo y mapeo en primer lugar antes de que la producción comience. De hecho, ya hay empresas como Loke que han reconocido a la BBC que pedirán inmediatamente una licencia para poder explorar este posible negocio. Queda por ver si la minería marina puede dar a Noruega la ventaja clave para convertirse en el suministrador clave en la era de la transición energética.