De presidente de Acción Popular a nuevo militante del Partido Morado. Mesías Guevara cuenta —en entrevista con La República— sus proyecciones para la organización política fundada por Julio Guzmán. Su gran aporte será la descentralización de un movimiento limeñizado.
Mesías Guevara Amasifuen deja en claro —en entrevista concedida a La República— que cree en las segundas oportunidades. Quien fuese presidente de Acción Popular y uno de los principales rostros mediáticos del partido fundado por Fernando Belaunde Terry pasó a integrar —desde la noche del último miércoles 17— las filas del Partido Morado en calidad de militante. Es consciente de que hay mucho trabajo por hacer en el PM; pero, sin distanciarse de aquella labor de hormiga que deberá realizar, se anima a lanzar algunas proyecciones y jugar con la posibilidad de Julio Guzmán o Francisco Sagasti como posibles candidatos a la presidencia de la República, claro, sin dejar de lado su propia aspiración política.
—Tras varios años como acciopopulista, emprende ahora un nuevo camino político con otra organización, ¿por qué el Partido Morado?
—Hemos analizado, con un equipo de amigos profesionales, las diversas posibilidades, doctrinas e ideologías, y encontramos bastante similitud con el Partido Morado. Por otro lado, también destaco la cercanía amical que he tenido con el presidente Francisco Sagasti. Además, he mantenido una relación amigable con el presidente del partido, Luis Durán, quien gentilmente me invitó a participar en el mismo.
—Inicia como militante, pero un político siempre sueña con más. Usted ya ha ocupado cargos importantes de elección popular. ¿Qué aspiraciones tiene con el Partido Morado?
—Bueno, todos los que estamos en política, sin lugar a dudas, tenemos aspiraciones, eso no lo podemos negar ni esconder. En ese sentido, yo voy a hacer público que sí las tengo, pero eso tiene un proceso. En este caso, lo primero que estamos haciendo es poner un granito de arena de mi parte en el fortalecimiento de la organización del partido a nivel nacional y, por ahora, no estamos pensando en candidaturas, no estamos pensando en proyectos políticos personales. Ya en el proceso veremos que responsabilidades podríamos asumir, por supuesto, dentro del marco de la democracia interna.
—Si el tiempo lo requiere, ¿tentaría la presidencia?
—Como te dije, los políticos estamos preparados para cualquier responsabilidad que nos encargue el partido y la ciudadanía, pero hay que quemar etapas. No es justo que yo recién llegue al partido y esté teniendo esa aspiración, pero sí es un deseo.
—El Partido Morado ingresó a tres congresistas para el periodo 2021-2026, ¿cómo analiza el desempeño de Flor Pablo, Susel Paredes y Edward Málaga? Son solo 3, pero no parecía haber muchas coincidencias políticas entre ellos.
—Esa es una debilidad que tienen todos los partidos políticos, casi todas las organizaciones han tenido deserciones por diversos temas. Algunos por temas éticos, ahí es que se han formado nuevas bancadas o se quedaron como no agrupados. A esa realidad, el Partido Morado no ha escapado, es reflejo de la crisis del sistema político electoral que vive el país. Lo cual aquí tenemos que hacer es un llamado a todas las fuerzas democráticas para que logremos el fortalecimiento del sistema electoral.
—Edward Málaga aparece en esa foto, tan criticada, celebrando la vacancia de Pedro Castillo en el Hemiciclo tras superar los 87 votos. Algunos consideran que esa foto contribuyó a generar un clima de hostilidad entre los manifestantes y la Policía. ¿Qué piensa de ello?
—Bueno, esa fotografía pasará a la historia como la muestra de que cierto sector de la clase política mostró su alegría en torno de la demolición de la institucionalidad. Creo que esa foto, donde sale el Sr. Málaga y otros congresistas, exacerbó el sentimiento de la población y va a pasar a la historia como la fotografía de la indignación.
—¿Se equivocaron con ese mensaje?
—Bueno, lo que pasa es que hay un gran sector de los congresistas que están totalmente desconectados de la realidad nacional. Están viviendo en una burbuja, olvidan que esa burbuja es temporal, que en cualquier momento van a perder todos los beneficios y la autoridad que les ha dado el pueblo a través de esa importante investidura. Pasarán a ser ciudadanos comunes y corrientes como nosotros y ahí van a sufrir esas consecuencias. Han perdido el sentido de la proporcionalidad y es por eso que el Congreso está actuando como una máquina demoledora de la institucionalidad del país.
—Si bien se encuentra alejado de la vida política del Partido Morado, Julio Guzmán fue el fundador. Su imagen se desdibujó mucho con los años, ¿cree que el tiempo fue justo con él?
—En primer lugar, hay que reconocer en Julio un gran protagonismo y también su capacidad para organizar y formar un partido como el Partido Morado, que ha sido y es un gran protagonista. Él tiene temas que ya los explicó en su momento, pero creo que su alejamiento de la política nacional dice mucho de su hidalguía. Creo que, con el transcurrir de los años, podría tener una segunda oportunidad, pero ya depende de él y de la población cómo lo vea.
—¿Una segunda oportunidad con el Partido Morado?
—No sé si con el Partido Morado, como Julio Guzmán o con otro partido, pero en el Perú no podemos hablar de exiliados o muertos políticos porque en el Perú la población es muy generosa.
—El Partido Morado puede ser visto como una organización cuya fuerza radica en Lima, sus congresistas ejercen representación en la capital. Ustedes, como expresidente regional de Cajamarca, ¿el PM tiene un reto por delante para buscar su propia descentralización?
—El Partido Morado y todos los partidos, en estos momentos, están realizando grandes esfuerzos para poder consolidarse, además de Lima, en las regiones en todos los rincones. Esa es una gran tarea que, sin lugar a dudas, todos tenemos y es ahí que precisamente una de las tareas que nos están encomendando es que ponga mi granito de arena en el fortalecimiento del partido a nivel nacional y regional. Sin dejar de trabajar Lima, es un trabajo integral.
—Aparece en una foto con Luis Duran Rojo tras firmar su inscripción como militante, ¿qué pudo conversar con él?
—Con Luis siempre hemos estado en el escenario político. Él es un profesor de la Universidad Católica, siempre hemos conversado con mucha cordialidad, respeto y consideración. Es una persona muy responsable y profesional, fue uno de los que me invitó al partido y gracias a esa invitación es que yo me he sumado.
—Entre tantos presidentes investigados o presos, Francisco Sagasti parece gozar de cierta tranquilidad respecto al recuerdo que se tiene de él como exmandatario. ¿Usted cómo lo recuerda?
—Cuando él era presidente de la República y yo, gobernador regional de Cajamarca, siempre tuvimos una abierta conversación. Él era muy preocupado por los problemas de las regiones y, de manera particular, de mi región de Cajamarca. Trabajamos mucho en salud, en garantizar la inversión pública. También nos une el lazo de que ambos estamos muy interesados en el desarrollo del ejercicio en la tecnología, innovación y la digitalización del país. Juntos impulsamos lo que es la política del Estado n.° 35 del Acuerdo Nacional, eso fue por allá por el año 2017.
—Usted tiene un grado de amistad con Sagasti, ¿desde cuándo viene ese vínculo?
—Nos conocemos desde el Acuerdo Nacional, hemos coincidido en varias reuniones. Juntos hicimos la sensibilización para el acuerdo n.° 35 del Acuerdo Nacional, el cual tiene que ver con la sociedad de la información y el conocimiento. Antes, cuando yo era congresista, él gentilmente me daba sus libros y desde ahí hemos venido conversando.
—Me dice que no cree en los muertos políticos y sí en las segundas oportunidades. Aunque él parece sentirse cómodo con su posición de expresidente distanciado de la política, ¿cree que debería tentar una presidencia respaldada por el voto popular?
—Francisco tiene una gran imagen profesional, una imagen de estadista. Sabe cómo es el manejo de la cosa pública a través de la más alta magistratura que es ser presidente de la República. Tiene todas las características, capacidades democráticas y credenciales morales. En mi concepto, podría ser un buen candidato para la presidencia de la República.
Ahora, por supuesto, esa decisión pasa por él. Es una decisión muy personal, personalísima diría yo. Él me imagino que con su familia debería de evaluarlo porque la política es una actividad muy riesgosa, muy peligrosa y muy confrontacional. Entonces, por eso, tiene que estar la familia presente en esa decisión.
—Es inevitable consultarle por Acción Popular, un partido fracturado al igual que su bancada. ¿Qué cree que le deparará el futuro al partido del que fue presidente y secretario general?
—Acción Popular yo creo que tiene su propio destino histórico. Todos los partidos políticos pasan por lo que son los ciclos y contra ciclos. En este caso, está pasando por momentos difíciles. Más que por la militancia, más que por la historia, más que por la doctrina es por el comportamiento de ciertos dirigentes, ejecutivos y por la bancada parlamentaria.
Ese es un tema que ellos deben resolver en el corto plazo. Mi persona les ha dejado el campo libre —porque a mí me consideraban un obstáculo— para que puedan dialogar, tienen todo el camino. Espero que eso lo consigan en el corto plazo por el bien de la democracia, sobre todo, por respeto irrestricto a la imagen y trayectoria, al recuerdo, al testimonio de Valentín Paniagua y, sobre todo, por el respeto a la militancia a nivel nacional.
—Finalmente, ¿se sintió maltratado durante sus años en Acción Popular?
—Después de que gané la presidencia (de Acción Popular), fui objeto de hostigamiento y mucho acoso político. Sin embargo, resistí y lo hice por un tiempo prudencial. Yo me quedo con la conciencia tranquila, he mantenido al partido vivo, activo y les he dado la posta a los militantes que, de ahora en adelante, ya depende de ello; pero sí, recibí muchos ataques e insultos que nunca entenderé.