Kenneth Eugene Smith, condenado a pena capital por haber participado en un asesinato en 1988.
El estado de Alabama en EE.UU. ejecuta a un preso asfixiándolo con gas nitrógeno, en medio de rechazos de la ONU y organismos internacionales de derechos humanos.
El prisionero Kenneth Eugene Smith, de 58 años, condenado a pena de muerte por haber participado en un asesinato en 1988, fue ejecutado el jueves a las 20:25, hora local (02.25 GMT del viernes) tras inhalar el gas nitrógeno, a través de una máscara y haberse quedado sin oxígeno.
El inédito método, usado por primera vez en Estados Unidos, desató una ola de críticas y condenas dentro y fuera del país por considerarse como inhumano, inaceptable por razones éticas y una flagrante tortura.
“Esta noche Alabama hace que la humanidad dé un paso atrás. Gracias por apoyarme. Los amo a todos”, fueron las últimas palabras de Smith antes de inhalar el gas tóxico que causó su muerte.
Periodistas que estuvieron presentes en el proceso de la ejecución contaron que, después de que el gas comenzase a fluir, Smith se estuvo retorciendo durante un par de minutos y luego se le vio con respiración agitada durante varios minutos más. El gas nitrógeno fluyó durante unos 15 minutos, relatan.
El fiscal general de Estados Unidos, William Barr, ha anunciado este jueves que vuelve a retomar la pena de muerte a nivel federal tras 16 años sin usarla.
Era la segunda vez que el preso experimentaba su ejecución; hace año y medio la vivió con una inyección letal, pero el verdugo no le encontró la vena. Tres jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos calificaron ese escenario de tortura, porque le hicieron padecer “enormes dolores y sufrimientos” que le provocaron un trastorno de estrés postraumático.
Gritos que cayeron en saco roto
El jueves, el Supremo rechazó el último recurso que la defensa del preso había presentado. La magistrada Sonia Sotomayor, una de las 3 que votaron por detener la ejecución en la primera ocasión, fustigó a las autoridades por convertir el encarcelado en un “conejillo de indias”. “Al no haber podido matar a Smith en su primer intento, Alabama lo ha elegido como su ‘conejillo de indias’ para probar un método de ejecución nunca antes usado”, criticó la juez progresista.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) exigió detener la ejecución. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani, expresó su profunda preocupación y pidió al estado de Alabama que se abstenga de llevar a cabo otras ejecuciones de ese tipo en el futuro.
Además, la Amnistía Internacional había advertido a las autoridades sobre el uso de este método de ejecución. “Podría ser extremadamente doloroso”, avisó el organismo de derechos humanos.
Desde que el Tribunal Supremo de EE.UU. reintrodujo la pena de muerte en 1976, han sido ejecutados en el país norteamericano 1583 presos, 73 de ellos en Alabama.