La Asamblea Nacional de Ecuador aprobó, y con ello ratificó, el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre este país y China el 10 de mayo de 2023, durante la administración de Guillermo Lasso.
Con 76 votos a favor, el Legislativo dio luz verde al acuerdo, convirtiendo a Ecuador en el quinto país de Latinoamérica en tener un TLC con el gigante asiático, después de Chile, Costa Rica, Perú y Nicaragua.
Sonsoles García, ministra de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca del país andino, celebró la noticia. “Se viene el nuevo Ecuador, con nuevas plazas de empleo y crecimiento de nuestras exportaciones”, escribió en su cuenta en X.
Previo a la votación en el Parlamento, García, en rueda de prensa, dijo que este acuerdo va a permitir a Ecuador entrar a un mercado de más de 1.400 millones de personas, tiene el potencial de crear más de 50.000 empleos y permitirá un crecimiento de más de 32 % de la oferta exportable ecuatoriana no petrolera, además de la introducción de nuevos productos con aranceles cero.
“71 % de las exportaciones que salen desde Ecuador a China son de mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), economía popular y solidaria y artesanías”, manifestó.
Además, indicó que se negociaron 820 exclusiones de productos sensibles, con la finalidad de proteger a la industria ecuatoriana.
Desde la Cancillería ecuatoriana, que también celebraron la aprobación, señalaron que “este hito fortalece la unidad nacional” y beneficia sectores clave de Ecuador, como “camarón, banano y cacao”.
En contra
En la Asamblea Nacional, asambleístas de la bancada Ciudadana, del movimiento izquierdista Revolución Ciudadana, se opusieron a la ratificación del tratado, al considerar que es nocivo para el país. De igual forma, legisladores del partido indigenista Pachakutik rechazaron el acuerdo.
El TLC encontró resistencia en algunos sectores ecuatorianos. Desde la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) señalaron que este acuerdo representa una “amenaza para la soberanía nacional, la producción local, el medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas y campesinos”, porque “no garantiza una relación comercial justa”.
“El TLC solo beneficia a las empresas transnacionales chinas, a los grandes grupos económicos y a la agroindustria exportadora, a costa de la explotación de nuestros recursos naturales: petróleo, minería y energía”, dice la Conaie en un comunicado emitido este miércoles.
Asimismo, menciona que el acuerdo “empobrece y arrastra a las economías populares y campesinas, que no cuentan con apoyo técnico ni económico por parte del Estado”, así como a la pequeña y mediana industria, “que no podrá competir con el gigante asiático”.
La Conaie también reclama que las negociaciones del TLC no contaron con la participación de la sociedad civil, organizaciones ni pueblos indígenas; y tampoco fue sometido a un proceso de consulta previa.
A la aprobación de este tratado también se opuso el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que agrupa a otras organizaciones como la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (CEOSL), la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (CEDOCUT), la Unión General de Trabajadores del Ecuador (UGTE), la Unión Nacional de Educadores (UNE), la Federación Ecuatoriana de Trabajadores Municipales y Provinciales (FETMYP) y la Federación Nacional de Obreros de los Gobiernos Provinciales del Ecuador (FENOGOPRE).