Especie silvestre se consume, sobre todo en zonas rurales, en reemplazo de la papa
La pituca es un tubérculo que crece silvestre y es considerado casi como una mala hierba en la selva de Perú, pero un investigador que lo ha comido desde pequeño ha demostrado que se puede usar para cocinar infinidad de recetas y quiere aprovechar su gran valor nutricional para impulsar su producción mientras empodera a los agricultores de la zona.
“En la selva, este tubérculo lo consumen en reemplazo de la papa. Mi madre lo ha empleado en el desayuno, en el almuerzo, en la cena, pero prácticamente lo utilizan para autoconsumo”, explica a EFE Miguel Ángel García Cisneros.
El investigador de 28 años nació en el departamento andino de Ayacucho, se crió desde niño junto a la pituca que crece en la selva del Vraem (Valles de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) y fue ganador de la primera promoción de Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.
“He estado rodeado de agricultores, sé cómo se cultiva el café, el cacao, entre otros productos. Ahí es donde yo me llevé las muestras de pituca a la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, donde hicimos una serie de investigaciones y pruebas en el laboratorio. Ahora ya hemos publicado un artículo científico también de este producto”, comenta orgulloso.
De aspecto redondeado o alargado y muy duro, la pituca es blanca por dentro y puede tener, según su variedad, motas moradas en el interior. García explica con una en la mano que su potencial es infinito.
“No necesita de agroquímicos y aparte es un producto que tiene buen contenido de proteína y lo que aún lo hace más especial es el contenido de calcio, tiene hierro y vitamina C, es un producto muy beneficioso para la salud de nuestra sociedad y, sobre todo, para asegurar la soberanía alimentaria”, indica.
En las investigaciones realizadas en el laboratorio universitario trabajaron en formas de impulsar su cultivo y llegaron a elaborar panes franceses a base de sustituir un 30 % la harina de trigo, no sólo sin afectar a su apariencia, sino que rebaja la grasa de uno habitual del 3,7 % al 2,5 % y aumenta su proteína del 8,6 % al 11,37 %.
También han logrado introducir la pituca en el típico pan andino (conocido como chapla y que contiene anís), y están investigando la fórmula perfecta de elaborar pasta, que además de ser rica en proteína, no tendrá gluten y será apta para celíacos.
Explica, además, que se puede hervir, freír como si fuera una patata porque son muy parecidas en el sabor, pero quiere añadir todo el valor agregado posible al producto.
Empoderar agricultores
“Al descubrir todos sus beneficios, estamos planteándole una alternativa al agricultor y hoy en día les estamos capacitado sobre sus virtudes. Ellos están muy empeñosos de trabajar y quieren llegar inclusive al mercado internacional”, señala el joven.
Desde la universidad están capacitando a asociaciones de agricultores del departamento de Ayacucho para informarles sobre los detalles de su producción y que así tengan más opciones a la hora de elegir sus cultivos y conseguir la masificación de su exportación.
Pero García Cisneros afirma que, especialmente, quiere empoderar a las mujeres del Vraem y que sean ellas quienes además se encarguen de la parte administrativa del negocio.
“Estamos queriendo empoderarlas a ellas para que puedan tener un ingreso adicional”, dice antes de añadir que son ellas a quienes ha visto cultivar la pituca para el autoconsumo de las familias
Además, se trata de un vegetal que puede crecer más allá de la sierra, lo que aumenta sus opciones en los campos de cultivos de Perú.
“Hemos llevado muestras de la selva a regiones de sierra y efectivamente hemos tenido muy buenos rendimientos. Sí se llega a adaptar a las condiciones de la selva y también a las condiciones de la sierra, con buenos rendimientos”.
Sostiene que, además del consumo interno en el país en múltiples formas, la pituca es un producto de gran aceptación internacional y que en Latinoamérica solo Colombia lo exporta, por lo que agricultores peruanos podrían encontrar mercados asiáticos europeos y de Estados Unidos a los que enviar la que era hasta ahora “solo una mala hierba”.