La economía de Francia se encuentra en serios problemas. El avance del PIB ha perdido buena parte de su impulso durante 2023, mientras que para este año se espera un crecimiento todavía inferior, que podría estar entre el 0,6 y el 0,8%. Al mismo tiempo que la economía se ‘apaga’, el gasto público galo sigue superando con creces los ingresos, generando un déficit público que se mantiene en cifras extremadamente altas. Esta debilidad en Francia ha generado una situación curiosa: por primera vez en más de una década, España presenta un déficit y una deuda pública sobre PIB inferiores a los de Francia, lo que a su vez ha permitido que los diferenciales de deuda se estrechen entre ambos países, llevando incluso a un famoso banco de inversión galo a recomendar la inversión en España por delante de Francia.
En un primer vistazo a los datos de crecimiento y previsiones se puede observar cómo la economía de España (si se cumple el consenso de estos vaticinios) va a crecer con mucha más intensidad que Francia durante los próximos años. Por ejemplo, desde la aseguradora alemana Allianz prevén un crecimiento del PIB en España cercano o superior al 2% este 2024 y en 2025, mientras que la actividad en Francia apenas avanzará un 0,7 y un 1,3%, respectivamente. Francia es el nuevo enfermo de Europa.
El menor crecimiento del PIB y el problema que presenta Francia con el gasto (el mayor gasto público en términos relativos de la zona euro) y los ingresos están generando una situación que no se veía desde hace muchos años. Mientras que España cerró 2023 con un déficit público del 3,66%, un dato mejor de lo esperado por los expertos, el desequilibrio en Francia fue muy superior al que había previsto el mercado y las instituciones financieras: París presentó un déficit del 5,5% sobre el PIB, un dato más típico de un país que lidia con una crisis económica que el de una economía que se está recuperando.