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Cultura

Caral, cuna de la civilización más antigua de América

Este lugar cumplió un importante rol en el desarrollo de sociedades antiguas.

A más de 150 km al norte de Lima, específicamente en el Valle de Supe, en Barranca, hace más de 5 mil años se estableció lo que es, hasta ahora, la ciudad más antigua de América: Caral. Esta civilización, si bien no tenía conocimientos en alfarería o maquinaría, consiguió desarrollar el intercambio comercial, la sociedad jerarquizada, las relaciones interculturales y el manejo de los ecosistemas.

Por todo lo que representa Caral, no es excesivo decir que sus habitantes se adelantaron más de 1000 años en comparación a otras culturas de Mesoamérica, y en más de 2000 años a culturas como la Maya. Esto debido a que, a pesar de vivir en un completo aislamiento geográfico, se anticiparon en el desarrollo de ciertos avances como la construcción de canales de irrigación o la planeación de calendarios climáticos.

Con más de 5 mil años de antigüedad, Caral es considerada la civilización más antigua del continente americano.

Organización y arquitectura monumental

Entre los años 3000 y 2500 a. C., los habitantes de Caral empezaron a formar en la actual provincia de Barranca pequeños asentamientos que interactuaban entre sí e intercambiaban productos y mercadería. Fue allí donde se inició con la construcción de nuevos centros urbanos de gran extensión en los cuales se edificaba importantes plazas circulares y recintos públicos hechos de forma piramidal que servían como centros ceremoniales. En estos complejos se adoraba a la deidad y también se practicaba la incineración de ofrendas como muestra de agradecimiento.

La importancia del agua

Durante su existencia, esta cultura construyó acequias cuyos restos muestran cómo empleaban el clima y el recurso hídrico. A través de estas construcciones, consiguieron canalizar la dirección del viento para así lograr que el agua llegue a las zonas más bajas y pueda ser usada en las labores domésticas.

El conseguir este bien natural era una de las labores más importantes en el quehacer diario. En distintas zonas del valle, se construyeron puquios (‘manantiales’ en quechua) que servían como reservas para la administración del agua.

Economía basada en el intercambio

Caral cimentó su economía en la pesca y en la agricultura. Según investigaciones, realizaron intercambios comerciales de algodón y pescado deshidratado con otras sociedades de los Andes y la Amazonía. El trueque se realizaba con otras culturas menos desarrolladas que habitaban en la zona andina.

Algo que también caracterizó a Caral fueron sus amplios conocimientos científicos y tecnológicos, los cuales fueron trasladados a otras culturas vecinas. Este desarrollo se muestra en la creación de nuevas técnicas agrícolas como los mencionados canales de irrigación. Asimismo, hay evidencias de que esta civilización pudo haber organizado un ejército que fabricaba sus propias armas.

Visión a futuro

El cuidado del agua y la preservación de los alimentos eran factores pilares como métodos de supervivencia. Al establecerse en un lugar semidesértico donde el agua escaseaba, los pobladores de Caral se preocuparon en el manejo de los ecosistemas y de identificar los cambios en el clima, como por ejemplo el que hoy se denomina fenómeno del Niño. Esta evolución hizo que Caral sea conocido actualmente como “la primera ciudad sostenible a nivel mundial”.

El dato

Basándose en su impresionante arquitectura, antigüedad y extensión urbana, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró a Caral en 2009 como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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