El comercio mundial se encuentra en un momento de gran tensión, una tensión que ahora se nota en España. Los ataques hutíes a cargueros en el Mar Rojo ha hecho que buena parte de las empresas de transporte marítimo del mundo, la sangre por la que fluye el comercio mundial, se vean comprometidas. Ante la perspectiva de una ruta peligrosa a través del Mar Rojo, rumbo al canal de Suez, que conecta los océanos de Asia con el mar Mediterráneo, las navieras han cambiado su ruta, redireccionando sus naves hacia el Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica y ahora, todos los envíos transoceánicos hacía a los puertos de Europa se han encontrado con un cuello de botella en los puertos españoles, que se han visto congestionados por momentos ante el alto tráfico.
Eso es lo que ha explicado en una nota a sus clientes la mayor empresa de transporte marítimo del mundo, la danesa Maersk. Esta firma ha advertido que “la densidad de los patios en el puerto de Barcelona ha aumentado porque está manejando movimientos mucho mayores de lo normal“. También ha señalado situaciones similares en los de Algeciras y Tánger. “Nuestros equipos están monitorizando la situación (en los tres puertos) pues debido a la congestión y los aumentos de los tiempos de espera, la densidad de los patios ha aumentado y se ruega a los clientes que recojan lo antes posible tanto sus unidades de importación como sus contenedores vacíos”, pedía la firma nórdica. También señalaba que la situación fue similar en Algeciras y en Tánger pero sumada a “unas condiciones climáticas adversas”.
Fuentes del Puerto de Algeciras han confirmado a elEconomista.es que durante la Semana Santa y poco después se vivieron momentos de gran volumen de trabajo por varios factores que coincidieron en el tiempo: por un lado, las malas condiciones climáticas forzaron a que muchos buques y barcos se quedaran en el Estrecho (en lugar de entrar en puerto) para no poner en peligro su integridad ni las mercancías. Estos buques mercantes se acumularon en las aguas que separan a Europa de África. Cuando el tiempo mejoró, todas estas naves buscaron su sitio en el puerto y tuvieron que esperar para ser atendidos en las terminales. Sin embargo, estas fuentes aseguran que esto no es algo único ni extraño, sino una situación que se produce cada vez que las condiciones climáticas no permiten el normal desarrollo de la arribada de los barcos a puerto para descargar su mercancía.
El otro factor que también ha alterado el normal funcionamiento de los puertos y que están incrementando el volumen de trabajo en los puertos españoles está relacionado con la crisis del Mar Rojo y el desvío de los buques que transitaban por el Canal de Suez. En su ruta lógica, estos buques cargados de contenedores salían de dicho canal e iban descargando sus mercancías en los diferentes puertos europeos hasta que iban llegando, poco a poco, al ‘fondo’ del Mediterráneo, es decir, a España para realizar sus últimas operaciones.
Ahora, los buques que llegan rodeando África tienen que hacer una parada casi obligatoria en Algeciras, Tánger y otros puertos de la zona mediterránea que conecta con el Atlántico, lo que ha incrementado el tráfico de los puertos españoles y el de Tánger Med, que tienen que lidiar con grandes volúmenes de trabajo, pese a que muchos de esos contenedores no tienen como destino final la península ibérica.
Las autoridades del Puerto de Barcelona remiten un comunicado a elEconomista.es en el que explican, en parte, esta situación: “El contexto geopolítico actual, y en concreto el conflicto del Mar Rojo, está obligando a las navieras a reorganizar sus rutas marítimas internacionales. Este hecho provoca un aumento en las llegadas de buques en algunos puertos de la ribera oeste del mediterráneo, como es el caso de Barcelona, que están absorbiendo un volumen substancial de contenedores que en parte no son de origen/destino el propio Puerto ni su zona de influencia económica”, reza el comunicado.