Las propuestas del CAP Regional Lima, son acciones más localizadas, basadas en infraestructuras blandas, y en la renaturalización del paisaje.

¿Es posible mejorar el paisaje de la Costa Verde? Hace más de 60 años se puso en marcha este maravilloso circuito que une el Callao con Chorrillos. Desde entonces, las autoridades han realizado múltiples esfuerzos para mejorar el trayecto de 22.5 kilómetros y ofrecer un mejor acceso a las áreas adyacentes a su recorrido.

El pasado 14 de octubre, la Regional Lima del Colegio de Arquitectos del Perú (CAP) entregó a la Arq. Fátima Gomero, presidenta de la Autoridad del Proyecto Costa Verde, ocho proyectos que forman parte del Manifiesto de la Bialima, que busca mejorar la calidad de vida de millones de peruanos en el marco del bicentenario de la independencia.

El arquitecto Jean Pierre Crousse, director regional de asuntos gremiales de la Regional Lima del CAP y curador de la Bialima, confía en ese cambio anhelado. “Si se llevan a cabo proyectos como los que hemos propuesto en la Bialima, podríamos tener en poco tiempo lugares muy distintos, jamás imaginados previamente, en donde la imaginación está puesta al servicio de los ciudadanos, en donde ir a la Costa Verde sea toda una experiencia vital”, señala.

Hace hincapié en que no se trata de proyectos urbanos ni de planeamientos tradicionales que requerirán de una fuerte inversión. Al contrario, precisa, son acciones más localizadas, basadas en infraestructuras blandas, y en la renaturalización del paisaje, donde se proponen actividades lúdicas para todos.

“No necesitamos pérgolas que no den sombra, ni bancas que miren a la autopista, ni parques con un césped medioambientalmente insostenible ni esculturas de tablistas corriendo olas, mientras que los tablistas de carne y hueso no tienen ni baños donde poder cambiarse, y las escuelas de surf tienen que utilizar sus vehículos como única infraestructura para las clases que dan a los cientos de limeños todas las mañanas. Los peruanos nos merecemos una Costa Verde que sea para todos, sin distinción de género ni de edad”, puntualiza.

Una de las propuestas plantea potenciar el agua dulce que se filtra del acantilado.

“El agua filtrada del acantilado ha dado nombre a Chorrillos y a Agua Dulce, pero el problema es que esto se ha quedado en el nombre… ¿Podemos imaginar el agua dulce para bañarnos en piscinas naturales al lado del mar? ¿Podemos usar el agua para naturalizar las playas con plantas adecuadas?”, pregunta.

Estamos a tiempo para rescatar el circuito. Solo queda poner manos a la obra.