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Economía

Milei obra un milagro accidental: el peso argentino ya es la moneda más fuerte del mundo frente al dólar

Durante la campaña electoral, Javier Milei aseguró que el peso era “un excremento” que usaban los políticos argentinos para “robar” a los ciudadanos. Su promesa era deshacerse de esa moneda y dejar que la gente ahorrara en dólares, la moneda que sí tiene valor en Argentina. Pero la realidad de su mandato está siendo exactamente todo lo contrario: no solo no hay planes para dolarizar la economía, sino que el peso se ha disparado un 25% frente al dólar en los últimos tres meses en el mercado, convirtiéndose en la moneda más fuerte del mundo frente a la divisa estadounidense.

Este movimiento es un giro histórico sin precedentes en un país que lleva casi un siglo acostumbrado a ver moverse el valor de su moneda frente al dólar en una única dirección: hacia abajo. A veces lentamente, otras veces a mil kilómetros por hora, pero siempre hacia abajo. Pero las medidas de Milei para intentar frenar la inflación han tenido un efecto inmediato sobre el valor de la divisa, que se está haciendo notar ya en los mercados.

En Argentina existen una cantidad delirante de tipos de cambio. El ‘oficial’, a 894 pesos por dólar, es poco menos que un trébol de cuatro hojas: el Banco Central lo ofrece a cuentagotas y solo a personas con muchísima suerte. Desde que llegó el actual Gobierno, además, el cuentagotas se ha ajustado aún más, y los requisitos para comprarlo son mucho más estrictos. El resultado es que la gran mayoría de la gente recurre a otros dos mecanismos. El ‘dólar blue’ se ofrece en las llamadas ‘cuevas’, casas de cambio ilegales pero toleradas por el Gobierno y conocidas perfectamente por todo el mundo. Ese dólar llegó a tocar los 1.255 pesos por unidad en enero, antes de volver rápidamente hasta los 1.000 en marzo. Hoy se cotiza a 1.055, prácticamente el mismo nivel que había antes de las elecciones del pasado mes de noviembre, cuando Milei aconsejó vender los “excrementos”.

Algo parecido ha ocurrido en el llamado “contado con liquidación”, el dólar financiero con el que operan inversores y empresas, mediante la compra de bonos y acciones que cotizan en Argentina, en pesos, y vendiéndolos en el extranjero por dólares. Este tipo de cambio llegó a los 1.310 pesos el 22 de enero, y ha vuelto a los 1.086 pesos este viernes.

Lo más espectacular es que esa revalorización ocurre mientras la inflación sigue disparada. Pese a que la tendencia es positiva, ya que el aumento de precios se ha frenado desde el 20,6% de enero a un 11% en marzo, el acumulado en el primer trimestre sigue siendo del 51%, unos datos terroríficos para cualquier otro país. Y, sin embargo, el peso no solo no está perdiendo valor a ese mismo ritmo, como pasaba hasta ahora, sino que se está revalorizando.

Pese a los planes originales de Milei, el ministro de Economía argentino, Luis ‘Toto’ Caputo, dejó claro que su plan inicial era estabilizar el peso antes de plantearse cualquier tipo de dolarización. Para ello recortaron con fuerza las exportaciones, lo que obliga a las empresas a vender sus productos por pesos, aumentando la demanda de la moneda local. El aumento de los ingresos de dólares por las cosechas, mucho mejores este año que las del anterior, afectadas por una sequía histórica, también han revalorizado la moneda. Y el freno a la impresión de billetes para sostener el déficit fiscal también ha frenado la devaluación constante que sometía al peso.

El resultado ha sido todo lo contrario de lo que predicaba Milei en la campaña: castigar a los que habían vendido pesos para comprar dólares. Tradicionalmente, el dólar era la forma más segura de ahorrar, porque el tipo de cambio subía de forma sostenida al ritmo de la inflación.

Sin embargo, estos meses, las personas que hayan decidido vender algunos de sus dólares para compensar la caída de ingresos provocada por la fuerte recesión que sufre el país o los fuertes recortes de pensiones a los jubilados, se han encontrado con que esos dólares se cambian por los mismos pesos que hace cinco meses, cuando los precios estaban mucho más bajos que ahora. El resultado es una ‘expropiación’ disimulada de los ahorros de esas personas, que vuelve a reforzar el valor del peso. Y, de paso, también se ‘castiga’ a los extranjeros: por cada dólar que cambien los visitantes reciben los mismos pesos que en noviembre, pese a que los precios han aumentado un 51% desde entonces.

Si este reforzamiento se mantiene durante más tiempo, es posible que Milei logre quebrar una de las tradiciones más arraigadas de los argentinos: deshacerse de sus pesos cuanto antes y ahorrar en dólares. Es posible que el economista libertario no consiga dolarizar Argentina, pero la ‘pesificación’ del país está avanzando a una velocidad sorprendente.

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