Imagen del 27 de octubre de 2021 de bailarinas de la compañía del Ballet Nacional de Cuba participando en una sesión de preparación para regresar a los escenarios, en La Habana, capital de Cuba. La principal compañía de ballet de la nación caribeña y una de las más prestigiosas del mundo, ha planificado su reencuentro con el público para inicios de diciembre venidero, tras 19 meses de cierre de las instituciones culturales y teatros del país por causa de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19). (Xinhua/Joaquín Hernández)
LA HABANA, 29 oct (Xinhua) — La bailarina cubana Daniela Gómez se prepara por estos días para regresar a los escenarios con el Ballet Nacional de Cuba, tras 19 meses de cierre de las instituciones culturales y teatros del país por causa de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19). La principal compañía de ballet de la nación caribeña y una de las más prestigiosas del mundo, ha planificado su reencuentro con el público para inicios de diciembre venidero con obras como “Love, fear, loss” (amor, miedo, pérdida), coreografía de Ricardo Amarante inspirada en la vida de la cantante francesa Edith Piaf. Junto a Daniela Gómez, de 25 años, los poco más de 60 bailarines que integran la compañía han vuelto a juntarse para ensayar en la capital cubana y retomar parte de la rutina habitual, previa a la detección de los primeros casos del nuevo coronavirus en Cuba, en marzo de 2020. “Este tiempo de pandemia nos ha enseñado mucho sobre nosotros mismos y nuestra carrera profesional, pero no hay nada como reencontrarse con el público otra vez. Nosotros lo necesitamos y ellos también”, precisó la bailarina con pomo de agua en mano, en medio de las altas temperaturas. Durante la emergencia sanitaria, la joven bailarina convirtió la terraza de su casa del barrio habanero “El Vedado” en un salón de ensayo, mientras a través de las plataformas digitales mantenía contacto con sus compañeros y se actualizaba con las últimas noticias del mundo del ballet. Aseguró que durante la crisis de la COVID-19 ha practicado desde temprano con sesiones que incluyeron caminatas de entrenamiento, clases de ballet y técnicas de yoga que le han ayudado a adquirir concentración, así como a lidiar con el estrés por la pandemia. “Esta pieza con la que volvemos a escena es muy emotiva porque habla del amor perdido. Soy parte del dueto que entra en el tercer ‘pass de deux’. Estoy muy motivada realmente. No sabía cuándo ni cómo, pero siempre tuve la certeza que volveríamos a los escenarios”, agregó. A su vez, el bailarín Fernando Meireles, de 19 años, ensaya junto la pieza “El adagio de las rosas”, un fragmento del ballet “La bella durmiente”, que pronto será presentado por la compañía. Meireles, como el resto de los bailarines, intenta encontrar su forma física ideal, semanas antes de interactuar de nuevo con el público, ya que tiempo atrás el bailar con una mascarilla que cubre el rostro era una idea impensable. “La pandemia lo ha cambiado todo para los bailarines, pero estamos trabajando fuerte todos los días. Este período en casa ha sido duro, pero es bueno estar de vuelta”, comentó. Para las sesiones de clase se han creado seis grupos compuestos por alrededor de 10 bailarines, quienes entrenan en horarios distintos como parte de las medidas preventivas para disminuir en la agrupación el riesgo frente al nuevo coronavirus. En tanto, sentada en una pequeña silla para instruir movimientos y pasos, la maître del Ballet Nacional de Cuba, Ana María Leite, aseguró a Xinhua que la carga de ejercicios para los bailarines se ha dosificado de manera gradual en los últimos días. “Hay que volver a fortalecer los músculos antes de empezar a hacer los grandes saltos. Estuvieron mucho tiempo desentrenados, pero poco a poco iremos incrementando los ejercicios. Tengo muchos deseos de que se acabe esta pandemia y podamos hacer lo que nos gusta hacer”, dijo. El Ballet Nacional de Cuba también ha organizado para diciembre la puesta de obras como “Danza del amor que se fue”, “Próspera”, “Invierno” y el estreno en Cuba de la coreografía de Owe Scholz con música de la Séptima Sinfonía de Ludwig van Beethoven. Para la directora general del Ballet Nacional de Cuba, Viengsay Valdés, es muy positivo que los bailarines puedan regresar a los teatros y grandes escenarios, tras difíciles tiempos marcados por la pandemia de la COVID-19. “Tenemos a nuestros bailarines en un entrenamiento especializado para que ellos puedan recuperar su forma física”, comentó Valdés, al tiempo que llamó la atención sobre la necesidad de “que se puedan hacer actuaciones en espacios abiertos teniendo en cuenta el aforo limitado de los teatros.” En tanto, la también bailarina, Marité Fuentes, de 25 años, sintió el alivio de volver a la escuela de ballet y espera dejar atrás, al menos por el momento, los tiempos en que convirtió en barras de entrenamiento las sillas de su pequeña casa, en el barrio habanero de Santos Suárez. “Hay mucha felicidad y alegría. Tenía muchas ganas de volver y dejar sobre las tablas toda la energía acumulada. Se siente fantástico bailar otra vez “, agregó. Fundado en 1948 por la prima ballerina Alicia Alonso, junto a su esposo Fernando y cuñado Alberto Alonso, el Ballet Nacional de Cuba realiza giras anuales con presentaciones en países de Europa, Asia y América, además de contar con múltiples premios a cargo de instituciones de Cuba y el mundo. |