El mundo es competitivo; América Latina, inestable y esta realidad necesita profesionales que remen en la adversidad. Es así como las Maestrías en Administración y Negocios (MBA, por sus siglas en inglés) se han posicionado como programas académicos destinados a formar nuevos líderes empresariales. Aquellos que tomen las riendas de transnacionales, instituciones públicas o startups emergentes.
Pero en definitiva, lo que funcionó hoy, ayer o hace cinco años no será lo mismo en el futuro inmediato o lejano. Así que muchas universidades de la región han decidido adaptar sus programas de MBA a una herramienta disruptiva como la inteligencia artificial (IA).
Ante las múltiples creencias optimistas y pesimistas que surgen en torno a la IA, un asunto es certero: la duda de introducirla en un programa de estudios no está en el por qué, sino en el cómo. Un estudiante de negocios internacionales puede usar ChatGPT para responder dudas teóricas, pero si quiere impulsar un plan empresarial, debe saber cómo preguntar al asistente virtual.
Por otro lado, en sí misma, la IA no es novedosa: existe desde mediados del siglo pasado, aunque de forma automatizada. La IA generativa, aquella que crea textos, imágenes y hasta composiciones musicales, es otro cantar. Su desarrollo es más reciente y por lo tanto, experimental. Pablo Sciolla, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de San Andrés (Argentina), destaca este último punto, aunque se mantiene optimista por los avances.
“Siempre estamos pensando en formas de incorporar la IA cada día. Trabajamos pruebas de concepto y prototipos, aunque si lo analizo en un proceso educativo donde las cosas hay que evaluarlas en el largo plazo, te diría que estamos en etapas iniciales. En este punto, debemos preguntarnos cómo se inserta la inteligencia artificial en un proceso pedagógico para emplearla como herramienta en la cual apoyarnos. No es al revés”, declaró Sciolla para AméricaEconomía.
La visión de una IA que opera como complemento, más como solución mágica, es compartida al otro lado de la cordillera por Juan Pablo Torres, vicedecano de Posgrado y Educación Continua de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile).
Desde su perspectiva, los programas de MBA se enfocan en enseñar a los futuros líderes empresariales una serie de habilidades blandas y analíticas para tomar decisiones complejas en ambientes de incertidumbre. Y en dicho escenario, la IA puede mejorar la productividad de la empresa, siempre y cuando se alinee a la estrategia competitiva de la organización.
“Hoy los alumnos de MBA deben ser capaces de entender conceptos de machine learning, IA generativa y riesgos asociados a la IA para liderar proyectos, y no para ser expertos programadores o entrenadores de algoritmos. Sin embargo, la IA no es la solución a los problemas de toma de decisión gerencial que hoy viven las empresas, pero sí facilita un aumento de las capacidades gerenciales con resultados reales en mejoras en eficiencia, productividad y experiencia de los clientes y colaboradores”, explicó Torres.
En el desarrollo de los MBA, así como en otros programas de estudio, la IA generativa se hace presente mediante herramientas generadoras de imágenes, presentaciones y textos. En este último grupo, destacan ChatGPT y Gemini como los más usados para convertirse en una suerte de asistentes, aunque no son infalibles, porque sus bases de datos abarcan el Internet en general, sin abordar una materia en concreto.
“Ahí aparecen lo que se llaman modelos de lenguaje customizados, los cuales están post-entrenados con datos propios de un dominio de Internet específico. Pueden ser el material de una clase, la presentación que da el profesor, una transcripción de un video, en fin. Pese a que aún es algo incipiente, van más allá de las herramientas generales y eso ya es un desarrollo importante”, analiza Sciolla.
El académico argentino añade que un uso potencial de estos modelos es asesorar la elaboración de una matriz de evaluación de riesgos en la creación de una startup. Eso sí, hay una cuestión clave: las respuestas de la IA deben tomarse como una opción más de las disponibles. No es la definitiva.
Además, sus usos van más allá del ámbito estudiantil, pues los profesores pueden usarla como herramienta pedagógica. Sciolla menciona como muestra los avatares, personas creadas artificialmente que aparecen explicando un tema. Él cuenta por ejemplo que ha utilizado estos modelos para introducir clases donde narra el impacto de la tecnología en los negocios.
“La idea es mostrar el avatar, no porque sea lindo, sino para comunicar un mensaje claro: esto hace dos años no existía e imaginemos qué puede pasar con esta herramienta dentro de tres años. Imaginemos cómo esto se inserta quizás para una compañía”.
Bajo esta premisa, la Universidad San Andrés ha introducido un programa de Inteligencia Artificial en Educación, que busca concientizar a los docentes con una consigna: la IA ha venido a reinventar los modos tradicionales de enseñar y aprender. En la misma línea, se halla la carrera de Ingeniería en Inteligencia Artificial, un grado enfocado en el estudio de estos algoritmos para plantear soluciones en diversos campos de aplicación.
Por otra parte, Juan Pablo Torres considera que el valor agregado de la IA generativa no debe subestimarse. Pues sus herramientas pueden clasificar información, procesar lenguaje natural y realizar pronósticos inalcanzables para el ser humano en poco tiempo.
“Así que la limitante de corto plazo solo se encuentra en la capacidad del profesor del MBA en entender los avances tecnológicos de la IA, y que al mismo tiempo sea capaz de enseñar y tener experiencia práctica en implementación de proyectos de IA en la industria”, opina el docente de la UAI.
Si bien Torres admite que la mayoría de escuelas de negocios chilenas desarrollan programas de extensión en métodos analíticos y teóricos relacionados a la IA, machine learning y business analytics, las propuestas de programas corporativos en IA, aquellos programas prácticos co-creados con empresas, es más limitada.
En cuanto a la oferta académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, al igual que en su homóloga argentina, ya hay una carrera que incorpora directamente la IA como esencia del plan de estudios: la Ingeniería en Negocios y Tecnología.
“Muy pronto también lanzaremos el Executive MBA con mención en Inteligencia Artificial. Este, a mi juicio, será un programa pionero en Latinoamérica que combina el desarrollo de habilidades gerenciales “generales”, proceso de transformación de habilidades blandas y networking empresarial, con la especialización de cursos de IA aplicados a los negocios”, anunció Torres.
Ante la creencia difundida de que la irrupción de la IA involucra el fin de incontables puestos laborales, Pablo Sciolla pone paños fríos en el asunto. “¿Qué pasó con el Internet? De repente nos dio acceso a mucha información que antes debíamos buscar en una biblioteca. Y en un momento lo dejamos de distinguir: está en todos lados y vivimos con él todo el tiempo. Con la inteligencia artificial ahora pasa lo mismo y en estos procesos, las profesiones se reinventan. Además, se logra ser más productivo y, sobre todo, se libera tiempo”, afirma.
Mientras tanto, Torres tampoco percibe la IA como un intruso del talento empresarial ni hoy ni mañana. “Yo creo que la capacidad de cómputo de la IA seguirá creciendo en el futuro, pero en el corto plazo, no creo que reemplace a las capacidades humanas que permiten a las personas socializar o liderar corporaciones diversificadas. Pero el estudio de la IA en el mundo empresarial sí puede ser distinto en el futuro. Existen diferentes proyectos de investigación que buscan entender patrones cognitivos que mejoren las capacidades humanas usando IA”, asevera.
Como dato anecdótico, Torres cuenta que recientemente, la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID) lo apoyó con el financiamiento de Fondecyt. Este es un proyecto que trata de entender cómo la percepción visual de los gerentes afecta su toma de decisiones.
¿Cuál es el objetivo? Que en un futuro se use la información recolectada de los patrones visuales e información eléctrica del cerebro para predecir con machine learning si existen conductas o estímulos que faciliten la concentración de los gerentes cuando tomen decisiones trascendentales.
En otras palabras, estos dispositivos de IA podrían aumentar las capacidades cognitivas humanas. “No creo que sea descabellado pensar que los programas de MBA de los próximos 20 años utilicen este tipo de dispositivos para demostrar los resultados a los cada vez más exigentes líderes empresariales del futuro”, proyecta Torres.