La temporada de verano en Uruguay tiene buenas perspectivas, y se esperan más argentinos en el este del país comparado con un año atrás. La estabilidad del dólar, la reducción significativa de la brecha cambiaria y la eliminación del llamado “impuesto país” en la vecina orilla son elementos que juegan a favor de esas proyecciones.
La mejora en la relación de precios entre ambos países permite estimar que el gasto de esos visitantes en el primer trimestre de 2025 superará los US$ 427 millones de igual período de 2024, cuando habían llegado alrededor de 640.000.
Un nuevo análisis publicado por el Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica (UCU), que dirige el economista Javier de Haedo, muestra que la evolución del tipo de cambio real bilateral utilizando el dólar libre –antes blue– alcanzaría en noviembre el mayor valor desde mayo de 2018.
Pero el gasto de los argentinos en turismo y compras en Uruguay no depende solo de la relación bilateral de precios sino también del ingreso de esos visitantes.
En ese sentido, el trabajo dice que “las noticias no son tan buenas”, dado que Argentina se encuentra estancada desde hace años (el PIB per cápita es menor al de 2007) y “tras el reciente fogonazo inflacionario el ingreso de los hogares se ha desplomado”.
De todos modos, según el informe al que accedió El Observador, de la consideración conjunta de precios e ingresos, se puede concluir que el gasto de los turistas argentinos medido en dólares podrá superar al de la temporada anterior en más de 50%.
Así, dicho gasto se acercará, medido en dólares, a los máximos históricos, de más de US$ 800 millones, que se registraron en los veranos de 2017 y 2018.
Sin embargo, quedarán bastante más lejos si las cifras se comparan a precios constantes, es decir, si se considera el poder de compra de los dólares, que varía mucho con el transcurso del tiempo, se explica.
El análisis de los números también muestra que hay “una amenaza”: Brasil es, por primera vez en años, el más barato del barrio, por lejos.
La gráfica indica (en verde) que Uruguay tiene actualmente con Brasil el peor tipo de cambio real bilateral de cuantos releva el Banco Central uruguayo (BCU). Hoy se ubica 38% por debajo del promedio en lo que va del siglo.
En la misma gráfica también se observa que es la primera vez, desde 2018, en que está por debajo del TCR entre Uruguay y Argentina. Eso implica que también para Argentina, Brasil está muy barato por primera vez en años y se torna como un destino económicamente conveniente para hacer turismo.
“De este modo, y como sucedió en el pasado cuando se dio esta misma situación relativa entre los tres países, existe el riesgo de que turistas argentinos pasen por nuestro país, o lo sobrevuelen, para veranear en Brasil, lo que iría en detrimento del gasto que podrían realizar en nuestras costas”, dice el informe.
Esta semana, una nota del diario El Cronista de Buenos Aires, dio cuenta que en la medida que se acercan las vacaciones de verano los argentinos empiezan a sacar cuentas para ver a qué destino pueden ir, según sus ahorros o posibilidades de pago.
Con un dólar favorable, se inclinan cada vez más por viajar al exterior antes que por su país cuando comparan precios. Lugares como Río de Janeiro, Florianópolis, San Pablo, Maceió y Recife son los destinos preferidos. Otro elemento que está jugando es la oferta de vuelos, incluso a precios low cost.
El valor del dólar en Brasil se ubica actualmente en el eje de 5,77 reales por unidad. En los últimos días hay dos elementos que han estado pesando en los mercados financieros y en la devaluación del real (+18,6% en 2024).
Uno es local y son las dudas sobre los planes fiscales del gobierno. El otro es global y responde el contexto de fortalecimiento del dólar a nivel internacional tras la victoria de Donald Trump en EEUU.
La encuesta de expectativas Focus divulgada el lunes por el Banco Central de Brasil muestra nuevas correcciones al alza, con un dólar que terminaría el 2024 en BR$ 5,55, y en BR$ 5,48 en 2025, según la mediana de respuestas.
En tanto, la proyección de inflación es de 4,6% para este año (levemente por encima del rango meta) y de 4,1% para el año entrante.
En noviembre la autoridad monetaria subió la tasa Selic por segunda vez en dos años hasta 11,25%. Esto buscando frenar la inflación en medio de un aumento en el valor del dólar y de incertidumbres en torno a la gestión del gasto gubernamental.
Por su parte, en el año cerrado a setiembre el déficit primario fue de 2,15% del PIB, lejos del superávit de 1,3% del PIB que dejó el gobierno anterior en 2022. En tanto, la deuda bruta del sector público fue de 78,3% del PIB.