Hace poco más de un año que Javier Milei llegó a la Casa Rosada. Su discurso rompedor, atrevido y sincero (ganó las elecciones admitiendo que iba a meter a Argentina en una crisis profunda en el corto plazo) conquistó a unos argentinos desesperados tras décadas de gobiernos inoperantes que han ‘destruido’ la economía del que era uno de los países más ricos del mundo hace 70 años. Hoy, Milei goza de más popularidad que el día que ganó las elecciones. La clave, probablemente, está en que ha hecho lo que decía que iba a hacer y encima está funcionando. La inflación se ha enfriado mucho más rápido de lo previsto, el déficit público ha desaparecido y el riesgo país ha caído a niveles no vistos en años. Por último, la economía está mostrando signos de recuperación, pero aún falta la confirmación del PIB.
En un periodo de tiempo más corto del que se había estimado en un principio, las medidas implementadas por el Gobierno de Milei han comenzado a mostrar resultados positivos en indicadores clave como inflación, equilibrio fiscal, riesgo país o la balanza energética (este último ha sido bastante sorprendente), según un informe publicado esta semana por los expertos de JP Morgan. “La administración no dudó en realizar un ajuste fiscal profundo desde el principio… Hemos insistido durante años en que era el principal problema macroeconómico, la génesis de la Gran Estanflación que sufrió el país durante años (si no décadas), producto del déficit fiscal crónico. La actual administración se alineó con esta idea y no dudó en corregir el déficit, incluso con los costes sociales y de actividad asociados al ajuste. Los resultados son claros”, señala el informe.
Uno de los mayores logros de este periodo ha sido la notable reducción del déficit fiscal. Según JP Morgan, el déficit primario del 1,5% del PIB registrado en 2023 se transformó en un superávit de 1,7% del PIB en 2024. “El balance general (incluyendo el pago de intereses y el déficit cuasifiscal atribuido al banco central) ya muestra un presupuesto equilibrado, comparado con un déficit de 4,4% del PIB al cierre de 2023”, resalta el informe. Este esfuerzo ha sentado las bases para una mayor sostenibilidad fiscal a largo plazo. La agencia Fitch, por ejemplo, ya ha mejorado la calificación de la deuda de Argentina.
Las previsiones del banco americano son optimistas y todo este optimismo lo muestran en una sola frase: “El ave fénix está desatada”, refiriéndose al crédito y la demanda en pesos, que contra todo pronóstico han despertado. “El foco aquí está en la evolución de la demanda real de pesos a través del desempeño del crédito y la creación monetaria secundaria, y cómo esto impacta los agregados monetarios. Primero y principal, la demanda real de pesos está aumentando. El principal barómetro que ayuda a defender esta afirmación ha sido la evolución del crédito real en moneda local, que avanza a un ritmo no visto en los últimos 15 años”.
Además, la inflación ha mostrado una marcada desaceleración. En octubre, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró un aumento mensual de 2,7%, el más bajo desde 2020. “Si la inflación mensual se mantiene cerca del 2,5% en los próximos meses, el gobierno planea reducir la tasa de devaluación del peso al 1%”, señala JP Morgan. Las proyecciones apuntan a una inflación anual del 120% en 2024, pero con una fuerte caída al 25% para finales de 2025. Todo lo anterior está permitiendo que los bonos argentinos suban de precios (caída el interés) y descienda en picado el riesgo país (equivalente a la prima de riesgo en España).