Los líderes de la UE se reúnen el lunes en Bruselas para empezar a definir una estrategia común de defensa europea y su financiación. La reunión tendrá lugar por la mañana en el neoclásico Palacio de Egmont, del siglo XVI, en el centro de Bruselas, y no en su sede habitual del Consejo Europeo, en un retiro informal destinado a darles el espacio necesario para mantener debates francos y abiertos en su primera cumbre dedicada exclusivamente a la Defensa.
Para soltar aún más la lengua de los líderes, no se esperan conclusiones conjuntas al término de la reunión, a la que también asistirán durante el almuerzo el Secretario General de la alianza militar OTAN, Mark Rutte, y durante la cena el primer ministro británico, Keir Starmer.
Entre medias, los 27 líderes de la UE debatirán las relaciones transatlánticas y la Defensa europea, con dos cuestiones clave en el orden del día: en qué capacidades militares debe gastar dinero la UE de forma prioritaria y cómo financiar el desarrollo y la adquisición de dichas capacidades.
Según la Comisión Europea, la UE necesita invertir 500.000 millones de euros en Defensa durante la próxima década, cuando en el presupuesto del bloque para 2021-2027 sólo se destinaron 8.000 millones de euros a este sector.
La financiación es desesperadamente necesaria para relanzar la industria europea de defensa tras décadas de inversiones insuficientes, garantizar el equipamiento militar necesario para ayudar a Ucrania a defenderse y proteger al bloque de cualquier posible agresor. Las agencias de inteligencia han advertido de que Rusia podría estar en condiciones de atacar un país de la UE en 2030, ya que sigue superando a sus homólogos europeos en equipamiento militar a pesar de las sanciones impuestas por Occidente para paralizar su economía y su capacidad de hacer la guerra.
Sentido compartido de la urgencia
La mayoría de los Estados miembros de la UE, que también son aliados de la OTAN, están de acuerdo en que la reflexión sobre las capacidades debe hacerse con la alianza militar, que cuenta con décadas de experiencia en las que basarse y que, de manera crucial, ha comenzado la tarea de identificar sus lagunas de capacidades y la mejor manera de colmarlas.
Pero también existe “un sentimiento compartido de urgencia entre los Estados miembros y un acuerdo sobre la necesidad de que Europa se convierta en un actor de Defensa más eficiente, más autónomo y más fiable“, declaró un alto funcionario de la UE antes de la reunión.
Esto se ha vuelto aún más urgente tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El presidente estadounidense ha arremetido contra los aliados de la OTAN que no gastan el 2% de su PIB en Defensa, ha pedido que el gasto se eleve al 5% y ha dicho que animará a Rusia a “hacer lo que quiera” con los aliados que no paguen lo suficiente.
EE.UU. también ha desplazado cada vez más su política exterior hacia la región del Indo-Pacífico y China en particular, suscitando inquietud por la posibilidad de que en los próximos años desplace parte de su atención y capacidades militares de Europa hacia Extremo Oriente.
Sin embargo, se está llegando a un consenso en la UE sobre las capacidades a las que debe dar prioridad el bloque, como la defensa aérea, la defensa marítima, la movilidad militar, la ciberdefensa y los aviones no tripulados, según declaró un diplomático de la UE bajo condición de anonimato.
Una de las cuestiones más espinosas que habrá que resolver sobre las capacidades, añadió el diplomático, será quién las adquiere y quién las controla.
Otra posible área de discordia es si limitar la financiación de la UE a la compra de equipos europeos, es decir, imponer la llamada preferencia europea. Según otro diplomático de la UE, que también habló bajo condición de anonimato, se ha llegado más o menos a un compromiso para destinar la financiación a equipos que tengan un 65% de componentes procedentes de la UE.
Los Estados miembros que aún no están completamente convencidos de este compromiso “dudan por razones extraeuropeas”, dijo el diplomático. Según los informes, las capitales están trabajando para evitar algunas de estas reticencias, como aplicar esta preferencia a algunos tipos específicos de equipos, así como excepciones, o diferenciar entre necesidades a corto y largo plazo.
El rompecabezas de la financiación
En cuanto a la financiación, los Estados miembros están de acuerdo en que la Defensa debe recibir una mayor parte en el próximo presupuesto o marco financiero plurianual (MFP) que abarca de 2028 a 2034 y cuyas negociaciones comenzarán en verano. También reconocen que se necesita financiación adicional antes de esa fecha. Pero discrepan sobre de dónde sacar el dinero.
Algunos abogan por cierta flexibilidad en las normas fiscales del bloque para permitir a los Estados miembros excluir el gasto de Defensa de sus gastos nacionales, otros quieren emitir eurobonos, mientras que otros proponen reutilizar el dinero no utilizado de otros programas de la UE y ampliar el mandato del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Las dos últimas son las menos controvertidas. Diecinueve Estados miembros han pedido, por ejemplo, que se amplíen las normas de inversión del BEI para que pueda gastar más en actividades militares. El mandato del BEI ya se actualizó en 2024 para permitirle invertir en proyectos de doble uso, lo que elevó sus inversiones en Seguridad y Defensa a 1.000 millones de euros el año pasado. Se espera duplicar esa cifra en 2025.
Otra ampliación requeriría probablemente la unanimidad de los Estados miembros. Mientras tanto, los países frugales han descartado por ahora una actualización de las normas fiscales del bloque para impulsar el gasto en Defensa y la emisión de deuda común. Uno de los diplomáticos ya citados la calificó de “irresponsable”.
Pero algunos países frugales han cambiado de postura en los últimos meses. Es el caso de Dinamarca, que señaló su disposición a recurrir a los eurobonos. En Alemania, otro país cercano a su presupuesto, el cambio de Gobierno tras las elecciones de finales de febrero podría propiciar una actitud más favorable a la propuesta.
El momento oportuno
El retiro, encabezado por el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y el primer ministro de Polonia, Donald Tusk -que actualmente ostenta la presidencia semestral rotatoria del Consejo de la UE-, no debería, por tanto, dar lugar a ninguna decisión ni anuncio importante. Pero los diplomáticos y funcionarios de la UE rechazaron cualquier crítica de que el bloque esté siendo demasiado lento con su estrategia de Defensa.
“Creemos que es el momento adecuado porque tenemos una secuencia que tiene sentido”, declaró un alto funcionario de la UE. El retiro debería proporcionar a la Comisión la orientación que necesita para ultimar su Libro Blanco sobre Defensa, cuya publicación está prevista para el 19 de marzo.
Los dirigentes dispondrán entonces de dos meses para asimilar las propuestas de la Comisión sobre cómo reforzar la seguridad de Europa y su base industrial de Defensa antes de su próxima reunión a finales de junio, que coincidirá convenientemente con una cumbre de dirigentes de la OTAN en la que se dará a conocer un umbral de gasto y un objetivo de capacidades revisados. “En la cumbre de junio tomaremos decisiones”, declaró un diplomático de la UE.