Un Llamado a la Urgente Transformación
La política en el Perú es un desastre. La delincuencia de cuello y corbata, vinculada a organizaciones criminales y actividades ilegales, ha tomado prácticamente el control del Congreso y maneja a su antojo al Ejecutivo mediante el chantaje. El nivel y preparación de los actores políticos es más que básica; no poseen la talla moral ni intelectual para liderar un país con enormes posibilidades como el nuestro. Las decisiones que se toman son mediocres de principio a fin, y esta situación no puede continuar.
El Perú es una nación con un potencial inmenso, tanto en recursos naturales como en capital humano. Sin embargo, a pesar de su fortaleza económica y su resiliencia, sigue avanzando con lentitud debido a una clase política incapaz de conducir su desarrollo de manera efectiva. Ante esta realidad, surge una pregunta legítima: ¿Es posible que ciertos grupos, con intereses oscuros, actúen como freno para impedir el progreso del país? ¿Estamos frente a un sabotaje sistemático que nos condena al estancamiento?
Una Propuesta para el Cambio
Dado que no se vislumbran cambios significativos en el corto plazo, resulta imperativo plantear una salida política viable. La mejor alternativa sería la articulación de un gran frente político de centro que una a la centro-derecha y la centro-izquierda, convocando a sectores democráticos tanto de la derecha como de la izquierda. Un proyecto de esta magnitud podría ofrecer una opción fuerte y atractiva, con capacidad de gobierno y una visión clara para el desarrollo del país.
Este frente debería reunir a diversas agrupaciones y liderazgos con credibilidad, como Ahora Nación de López Chau, , Primero la Gente de Marisol Tello, Nuevo Perú de Verónika Mendoza, el Partido de los Emprendedores y personalidades como Indira Huilca y otros actores comprometidos con un Perú mejor. Solo con una plataforma sólida y un liderazgo renovado se podrá contrarrestar el deterioro institucional y devolver la política al servicio del pueblo.
El Tiempo Apremia
Mañana puede ser demasiado tarde. El país necesita con urgencia una opción política capaz de sacar al Perú del marasmo en el que se encuentra. Si no tomamos acción hoy, las fuerzas que han secuestrado el destino de nuestra nación seguirán marcando el rumbo con corrupción e incompetencia. Es momento de despertar, unir esfuerzos y trabajar por un país donde la política vuelva a ser sinónimo de servicio, honestidad y progreso.
El Perú no puede esperar más. El cambio debe empezar ahora. Sin embargo, para que esta transformación sea una realidad, es fundamental que las mezquindades, los egos de los liderazgos involucrados, el puritanismo y el exceso de moralismos no impidan la cristalización de esta propuesta. No podemos permitir que una alternativa de esta magnitud sea nuevamente destrozada por simples discrepancias e intereses personales y electorales. La unidad y la madurez política serán clave para concretar este anhelo de cambio.
