“Dos semana antes vinieron a nuestra empresa de transportes, en una camioneta negra, una señora gringa, muy blancona y muy bien vestida, acompañada de otros señores, con porte militar. Llegaron para contratar 15 buses. A un compañero de nuestra empresa con quien hicieron el trato, le dijeron que era para llevar a personas a la marcha del sábado”.
Les pedían trasladar personas desde las 2 de la tarde y regresarlos a las 7 de la noche.
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Su empresa de transportes tiene su base de operaciones en Chorrillos. De allí tendrían que trasladar a las personas hasta la avenida de la Peruanidad, en Jesús María.
“Había varios puntos de salida de los buses. A mí me tocó la zona de San Genaro, toda esa parte donde está el mirador en Chorrillos. A otro compañero le tocó Buenos Aires. Y a otro en Pamplona… Yo acepté por curiosidad y porque nos ofrecieron pagar 400 soles por solo llevar y traer gente. Nos mostraron la lista con los puntos de salida y nos dijeron que momentos antes de la hora de partida iban a traer materiales para también llevarlos a la marcha”.
Y así ocurrió.
Jóvenes de nacionalidad venezolana habían sido contratados para traer a los buses paquetes de bebidas, banderas, polos, papeles con las arengas que los manifestantes debían decir, carteles de diverso tamaño.
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“Esa gente que trasladaba un montón de carteles eran ‘chamos’. Se movilizaban mucho, trabajaban bastante, se notaba que eran ‘chamos’, ellos cobraron también”.
Esos carteles tenían inscripciones de rechazo al gobierno de Pedro Castillo. En las pancartas leyó lemas como ¡Vacancia ya! ¡No al comunismo! ¡Le mientes al pueblo! ¡Fuera corruptos!
Alejandro Soto llevó su unidad exactamente a las 2 de la tarde al punto que le encargaron.
“Esperamos 15, 20, 60 minutos… y no llegaba nadie, eso ocurrió con varios de nuestros buses, totalmente vacíos. Algunas señoras llegaban y nos contaban que les habían pagado 30 soles para ir a la marcha”.
Recuerda cómo muchas de esas señoras hacían el amago de ir, pero buscaban un momento adecuado y se desaparecían, pese a ya haber cobrado un monto inicial.
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“Algunas sí fueron, pero otras hacían que iban a ir, luego se perdían entre los buses, ya habían cobrado los 30 soles”.
También cuenta que algunos choferes decidieron irse con sus buses, llevándose la inicial (la mitad) que habían acordado. “Yo esperé un poco más, pero igual no llegó nadie. Otros partieron llevando poca gente. Otros se molestaron y no esperaron más, se llevaron las bebidas y los carteles”.
Soto, que ve por la economía de su hogar con 4 hijos, comprende a las numerosas personas, la mayoría de ellas mujeres madres de familia, integrantes de los comedores populares, que aceptaron ir a la marcha.
“Una de ellas me dijo que lo hacía por los 30 soles, pero no estaba ni siquiera enterada de que lo que pedían era que se vaya Castillo de la presidencia”.
Alejandro Soto, de 65 años, refiere que así como muchas madres de familia se retiraban llevándose el dinero que les habían dado como pago inicial, también lo hicieron varios choferes, llevándose sus buses y haciéndose los enojados.
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Al día siguiente de la marcha, les dieron una noticia. Debido a que los transportistas les habían dicho a quienes los contrataron que los hicieron esperar y no llegó gente, estos les indicaron que les iban a reconocer además el pago de 300 soles.
“Querían quedar bien, pues –nos adelantaron– habrá otra marcha en diciembre”.
¿Crees que eran fujimoristas, del partido de López Aliaga o De Soto quienes los contrataron?, le pregunto a Alejandro.
Y responde: “Puede ser de cualquiera de ellos. Repito, tenían corte militar”. ❖
Pago. Todo tipo de unidades contrataron en distritos de Lima. Pagaron S/ 400 por la jornada. Foto: Antonio Melgarejo/La República
No tenía ni idea de por qué era la marcha
Preguntada por una reportera del programa ‘Panorama’ si conocía el motivo de la marcha, una señora dentro de un bus respondió: “La verdad es que no tengo idea”.
Y ella misma repitió la interrogante a una de sus compañeras, quien a la vez se apresuró en decir que le pregunten a alguien que se sienta adelante.
Indicaron que pertenecían a una olla común.
Ese mismo día, el líder de Renovación Popular y excandidato presidencial, Rafael López Aliaga, defendió la marcha calificada en las redes sociales como una de las que tuvieron mayor inversión en los últimos tiempos.
López Aliaga indicó que “todos iban allí de manera espontánea” y además “yo no he puesto ni un solo mango”.
No sabía. Pertenece a una olla común y dijo no conocer por qué fue la marcha del sábado pasado. Foto: captura Panorama
Asistencia
Muy pocos. Se esperaban 100 mil asistentes a la marcha, pero llegaron muy pocos, reconoció uno de los organizadores, Rafael López Aliaga.
Seguirán. Se anunciará otra marcha para esta semana, a fin de apuntalar el pedido de vacancia en el Congreso.