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Opinión

Los Fachosaurios y las minorías sociales

¿Por qué hay gente que sigue pensando en “blanco y negro” en un mundo que debería ser más inclusivo?

Parece que, justo cuando el mundo está avanzando hacia ser más abierto, tolerante y respetuoso con las diferencias (ya sea de género, raza, orientación sexual, discapacidad, etc.), hay grupos que se aferran a ideas viejas, machistas, racistas y excluyentes. ¿Por qué pasa esto? Vamos a desmenuzarlo sin complicaciones.

1. Los “fachosaurios” y su miedo al cambio

Llamemos “fachosaurios” a esos grupos o personas que defienden ideas anticuadas, como que las mujeres deben quedarse en casa, que los migrantes son un problema o que la diversidad sexual es “una moda”. Estas ideas no son nuevas, pero siguen apareciendo porque, en el fondo, reflejan un miedo al cambio.

  • La nostalgia de un pasado que nunca existió: Muchos de estos grupos idealizan un tiempo pasado donde “todo era mejor”. Pero, ¿en serio era mejor? Solo si eras hombre, blanco y con dinero. Para el resto, era una pesadilla. Sin embargo, esa nostalgia vende, porque da una sensación falsa de seguridad.
  • “Esto ya no es lo que era”: Cuando las minorías (mujeres, LGTBQ+, migrantes, etc.) empiezan a ganar derechos y visibilidad, hay quienes sienten que “les están quitando algo”. En realidad, no les quitan nada, solo se está nivelando la cancha, pero eso asusta a quienes siempre han tenido privilegios.

2. ¿Por qué estas ideas ganan terreno ahora?

Es raro, ¿no? Justo cuando hay más conciencia sobre la inclusión, también hay más discursos de odio. Aquí hay algunas razones:

a) La crisis es el caldo de cultivo perfecto

Cuando la economía va mal o hay incertidumbre (como con la pandemia o las guerras), la gente busca culpables fáciles. Y, lamentablemente, los chivos expiatorios suelen ser los más débiles: los migrantes, las minorías raciales, las mujeres que luchan por sus derechos, etc. Es más fácil echarles la culpa que enfrentar problemas complejos como la desigualdad económica o la corrupción.

b) Las redes sociales amplifican el odio

Antes, estas ideas se quedaban en pequeños grupos. Ahora, con internet y las redes sociales, se difunden como pólvora. Además, las redes crean “burbujas”: si alguien cree que los migrantes son un problema, el algoritmo le va a mostrar más contenido que refuerce esa idea, aunque sea mentira. Así, la gente se radicaliza sin darse cuenta.

c) El miedo a lo diferente

El ser humano tiende a temer lo que no conoce. Si alguien no ha tenido contacto con personas de otras razas, culturas o orientaciones sexuales, es más fácil que crea los prejuicios que le cuentan. Y, en vez de abrirse a aprender, prefieren quedarse en su zona de confort, aunque eso signifique discriminar a otros.

3. Las minorías no son el problema, son parte de la solución

Cuando hablamos de minorías, no solo nos referimos a la comunidad LGTBQ+ o a los migrantes. También hablamos de mujeres, personas con discapacidad, grupos étnicos, etc. Estas personas no están pidiendo privilegios, solo igualdad de oportunidades. Y eso no le quita nada a nadie, al contrario, nos beneficia a todos.

  • La inclusión no es una moda: Es justicia. Por ejemplo, si una persona en silla de ruedas no puede entrar a un edificio, no es porque “la vida es así”, es porque no se ha pensado en ells al diseñarlo. Incluir es corregir esas injusticias.
  • La diversidad nos enriquece: Imagina un mundo donde todos piensan igual, se ven igual y actúan igual. ¿No sería aburridísimo? La diversidad nos hace más creativos, más empáticos y más humanos.

4. ¿Qué podemos hacer para construir un mundo más tolerante?

No todo está perdido. Aquí hay algunas ideas simples pero poderosas:

  • Educación y empatía: La mejor manera de combatir el odio es entender al otro. Si no conoces a alguien de otra cultura, raza o orientación sexual, acércate sin prejuicios. Te sorprenderás de lo mucho que puedes aprender.
  • No normalizar el odio: Si escuchas un chiste racista o un comentario machista, no te rías. Alzar la voz, aunque sea incómodo, es importante para que esas ideas no se normalicen.
  • Apoyar a las minorías: No hace falta ser parte de una minoría para defender sus derechos. La solidaridad es clave para construir una sociedad más justa.

El mundo puede ser mejor, pero depende de todos

El resurgimiento de ideas excluyentes es una señal de que aún hay trabajo por hacer. Pero también es una oportunidad para reflexionar y actuar. No se trata de ser perfectos, sino de estar dispuestos a escuchar, aprender y cambiar. Al final, un mundo más inclusivo no es solo un sueño, es una necesidad. Y, como dicen por ahí, “si no es ahora, ¿cuándo? Si no somos nosotros, ¿quién?”.

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