La deficiencia de selenio afecta a cerca de mil millones de personas en todo el mundo, especialmente en regiones de Europa del Norte donde los suelos contienen niveles bajos de este micronutriente. Y su ausencia en la dieta impacta en el funcionamiento de la tiroides y el sistema inmunológico, aumentando el riesgo de enfermedades.
Según Smithsonian Magazine, el cambio climático agravará esta situación debido a variaciones en las precipitaciones: la sequía reducirá la disponibilidad del mineral en los suelos, mientras que las lluvias torrenciales lo arrastrarán fuera de las áreas agrícolas.
Ante este panorama, equipos de investigación en distintos países trabajan en el desarrollo de cultivos biofortificados capaces de absorber y almacenar selenio en formas aptas para el consumo humano.
De acuerdo con Smithsonian Magazine, este mineral es esencial para el organismo en dosis de 40 a 70 microgramos diarios, obtenidos de alimentos como trigo, frijoles y lentejas. Sin embargo, en regiones con suelos pobres en este elemento, su ingesta es insuficiente, lo que puede generar problemas en el sistema inmunológico y la función tiroidea.
El artículo también menciona que esta deficiencia no solo afecta a Europa del Norte, sino también a países como China, donde la mitad de las tierras agrícolas carecen de selenio.
En respuesta a esta problemática, en 2019 se inauguró el Centro Nacional de Investigación del Selenio en Wuhan, y en 2023 se puso en marcha el Laboratorio de Innovación en Selenio en la Universidad Xi’an Jiaotong-Liverpool, con el objetivo de estudiar cómo los microorganismos pueden mejorar la absorción del mineral en los cultivos.
Con el fin de combatir la deficiencia de selenio, científicos están explorando la posibilidad de mejorar genéticamente cultivos comunes a través de la biofortificación. Tal y como detalla Smithsonian Magazine, este método permite que los alimentos incrementen su contenido de nutrientes sin requerir suplementos vitamínicos o fortificación industrial.
Según el artículo, Antony van der Ent, científico de la Wageningen University & Research en los Países Bajos, estudia las propiedades de plantas hiperacumuladoras de selenio, como Stanleya pinnata, para aplicar sus mecanismos de absorción en cultivos como la colza. Su objetivo es identificar los genes responsables de este proceso y transferirlos a cultivos de consumo masivo.
En Smithsonian Magazine, también se menciona que investigaciones similares se están llevando a cabo en España y Turquía.
Además, el científico Wolfgang Pfeiffer, quien trabaja en la organización HarvestPlus, aseguró que “el aumento de los niveles de dióxido de carbono agravará las deficiencias de nutrientes, lo que podría empujar a cientos de millones de personas a una malnutrición más grave”, lo que subraya la importancia de la biofortificación como estrategia nutricional.