Molida o en tiras, en un pan tostado, alguna preparación o ensalada. La palta es uno de los alimentos más consumidos por los chilenos y al año, el sector mueve más de US$ 700 millones, tanto entre pequeños como grandes productores.
A ello se suma toda la cadena logística que envuelve la comercialización de la palta, y los distribuidores comerciales.
En este sentido, el gremio que agrupa productores y comercializadores de este fruto, el Comité de Paltas de Chile afirmó que nuestro país consolidó su puesto como el segundo mayor consumidor de palta hass del mundo, con un consumo de 8,6 kilos por persona al año.
La cifra solo es superada por México, donde el consumo de palta (aguacate) es de 10,3 kilos.
Según el director ejecutivo del Comité de Paltas, Francisco Contardo, sus “datos actualizados a 2025 demuestran nuevamente que los chilenos somos amantes de la palta hass y que el consumo a nivel local sigue creciendo a un ritmo sostenido”.
Para Francisco, esto “reafirma su importancia en la alimentación diaria de la población, promoviendo así un estilo de vida más saludable”.
Además, desde el gremio afirman que la mayor demanda interna (en 2023, el promedio de consumo era de 8,2 kilos) ha llevado a que un 45% de lo producido se quede en Chile, mientras que el resto se ha exportado a mercados como Latinoamérica, EEUU, Europa y Asia.
En este contexto, el consumo de la palta ha crecido un 4,87% en 2024, mientras que las exportaciones lo hicieron un 13,7%. Según el Banco Central, los envíos de este alimento al extranjero contabilizaron US$ 207 millones FOB.
Si bien el nivel de exportaciones de paltas es considerable en la canasta exportadora de Chile, aún está lejos de otros tipos de frutas como lo son las cerezas (US$ 3.575 millones en 2024), la uva de mesa (US$ 1.281 millones), las manzanas (US$ 626 millones), entre otros.
Con todo, desde el Comité de Paltas destacan que desde 2021 comenzaron a implementar una hoja de ruta para “impulsar la sustentabilidad del sector” en materias sociales, económicas y medioambientales, con el objetivo de establecer estándares en línea con la Agenda 2030 de la ONU.