Teresa Ribera alcanza ya más de 100 días como vicepresidenta de la Comisión Europea en un momento decisivo para la UE. La ‘número dos’ del Ejecutivo comunitario, responsable de la Transición Limpia y la Competencia, ha explicado que una de las grandes dificultades de la UE está en “cómo metabolizar” cambios que no se esperan y quiso destacar “la sacudida que representa que durante tanto tiempo hayamos dado por hecho que uno solo progresa y solo va a mejor, dando por sentado que aquello de lo que disfrutamos está garantizado”. Y eso, dijo, “no es verdad”; no hay que dar nada por sentado. Así lo ha explicado en un ‘Conversatorio’ organizado por EFE en Bruselas.
“Estamos en un momento crítico, y tenemos que poner en común nuestros recursos”, expuso la dirigente española, porque “hoy se discuten con argumentos falsos tanto los hechos como las propias palabras”, añadió Ribera, con ejemplos como “el derecho de los países a defender sus fronteras”. Sobre la Europa actual, expuso, se ha demostrado que los valores europeos no son todo por sí mismos, y tuvo un mensaje para EEUU que ya no trabaja sobre un orden internacional basado en reglas. “Esto es un cóctel de realidades que está generando un debate muy importante” que tiene matices entre países pero que debe servir para “volver a los básicos” en el orden global.
Pudo Ribera referirse a los planes de Bruselas para la defensa y la seguridad, y al debate que suscita esa hoja de ruta, con las dudas sobre la palabra “rearme”, expresadas por ejemplo por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “El debate está en qué debemos centrar nuestros esfuerzos. La seguridad es muy amplia”, reconoció la vicepresidenta de la Comisión, mencionando elementos como la ciberseguridad, el cambio climático o las interconexiones submarinas. “No es solo la política militar y necesitamos disponer de herramientas suficientes para todo”, esgrimió, porque “hemos vivido episodios de gran vulnerabilidad”, en referencia por ejemplo a la pandemia de covid.
Se refirió de hecho a la defensa y seguridad “clásicas”, sobre armamento, por ejemplo, pero quiso hacer hincapié precisamente a la amplitud de los conceptos. En este sentido, la UE nació para la paz pero ahora tiene que prepararse para una posible guerra. “El hecho de que los españoles no sientan cercana la guerra, por ejemplo” porque están lejos del flanco este “es llamativo” pero también pone de manifiesto que “son más optimistas respecto a su propio futuro”. Ribera, por tanto, asumió las posiciones diferentes entre los Estados miembros, en relación a los datos del último Eurobarómetro. “Hay un riesgo de fractura de la unidad, con la que están jugando algunos actores internacionales que hasta hace nada eran nuestros interlocutores”.
“La UE de la Defensa no es algo que aparezca hoy”, recordó Ribera; es un concepto que ha estado siempre en el imaginario del proyecto europeo, como otros, que han ido saliendo adelante “perezosamente”. Y lanzó un aviso: “Si uno para o acepta una fisura, el proyecto cae”. Eso es la integración europea, recordó Ribera, que pidió que la Unión trabaje al mismo tiempo en varios frentes, no solo desde el punto de vista de la seguridad, sino también sobre el mercado único, la capacidad de ahorro, la Unión Bancaria o la unidad en cuanto a las inversiones o la energía.
¿Tanques o mantequilla? Ese es el simil. “Tanques y mantequilla o tanques o mantequilla”, se cuestionó Ribera, para quien la solución es “profundizar” en una Europa más federal: “Hay que contar con más recursos y de buscar la manera más eficiente de gestionarlos”. Eso quiere decir que la UE tiene que trabajar hacia las soluciones comunes.
No compró Ribera que el plan de la UE sea “militarista” cuando se habla de seguridad: “Trata de evitar vulnerabilidades, solo con el lado militar no podemos hacerlo ni de enfrentarnos a un ataque tan brutal como el que se ha vivido en estos años”. Eso implica “la creación de bienestar”, argumentó. Trabajar en eso implica también “tener una voz única en políticas fundamentales”, como puede ser la acción exterior, sostuvo en referencia a la situación también en Gaza. “Se vetan conceptos, palabras, se reducen presupuestos”, resumió, en referencia a la política actual de Estados Unidos. “Es importante que sepamos poner en valor la construcción de un sistema previsible y que esté basado en unas reglas que se respetan”.
La vicepresidenta de la Comisión todo esto se ha ido viendo “en pequeñas dosis” en los últimos años: “O salimos con mucha más Europa o corremos el riesgo de dinamitar lo que ha sido la mayor aventura de paz y de éxito que se ha vivido en el mundo“. Eso supone, reconoció Ribera, seguir rompiendo tabúes que se tienen que ver teniendo en cuenta las posiciones de los países, pero lo “importante es entender que hay un espacio común mucho más sólido de lo que podemos imaginar”. Europa, por lo tanto, “no puede ser el eslabón más débil” porque hay actores como Rusia que están viendo “cuáles son los límites” de la resistencia de la Unión.
“No soy tan negativa, pero sí pienso que hay muchas dimensiones, incluida la necesidad de invertir en nosotros mismos” para que la sociedad perciba “progreso y libertad” a medida que pasa el tiempo. “Hay que invertir en nuestra capacidad de seguir mejorando”; ahí, la UE “es capaz de generar riqueza para todo” sin desequilibrar otras partidas, pero tiene que ver cómo. En ese debate está la Unión. Es relevante ahí pensar en “la masa común” frente a las decisiones individuales, sostuvo Ribera, que quiere sustanciar esos asuntos en las próximas semanas.
En cuanto a los temas que afectan directamente a sus quehaceres, Ribera asumió que Europa va por detrás en desarrollo, pero no puede perder las carreras tecnológicas que hay pendientes. “No podemos perderlas, y la pregunta es de qué manera tomamos las decisiones regulatorias para dar respuesta a las demandas de los ciudadanos”. En ese camino va la Brújula de Competitividad que ejerce como pilar de la legislatura para la Comisión. “No nos engañemos, el gran elemento desde el punto de vista de la competitividad es cómo ser limpio y eficiente con alta calidad. Los grandes motores son los motores verdes”. Para Ribera “quienes quieren destruir la agenda verde están atacando a los ciudadanos”.
“Es capital ver cuáles son las condiciones que garantizan un nivel justo en el mercado. Si Europa es atractiva en el mercado, debemos asegurar que se cumplen con unos estándares elevados” para no permitir que otros compitan “de una manera tramposa”, matizó la española durante la conversación. “Para mucha gente somos los aburridos que pedimos que se respeten los principios básicos”, añadió; ese es el camino, pero “no significa que nos tengamos que quedar llorando en un rincón” frente a actores que aprietan por todos los lados. “Esto se defiende actuando, tomando decisiones, buscando la forma en la que se acompaña a nuestra industria con recursos”.