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La poca gratitud del Perú al gran Mariscal de Ayacucho

Nuestras elites gobernantes han tratado de minimizar por mucho tiempo el rol que jugaron personajes  Como Bolívar y en especial el joven José Antonio de Sucre, en el proceso de la independencia,  quien un día como hoy condujo como estratega, revolucionario, la más importante gesta emancipadora del Continente Americano, fue en esa batalla que en unión y fraternidad  soldados peruanos, colombianos, ecuatorianos y de otras nacionalidades, ofrendaron sus vidas para legarnos una patria libre de la dominación del imperio español. Su figura , su trascendencia en la histórica, se acrecienta a medida  que el tiempo avanza. Gloria al Gran Mariscal de Ayacucho y a los miles de soldados patriotas que formaron parte del ejército libertador.

El Gran Mariscal de Ayacucho, como también se le conoció, nació en Cumaná, estado Sucre, el 3 de febrero de 1795, y desde pequeño siempre tuvo sueños independentistas y la firme esperanza de ver una Venezuela libre del yugo español.
A sus 15 años se alistó en el ejército patriota nacional y participó en la campaña del Generalísimo Francisco de Miranda en 1812 contra los realistas, durante la cual ascendió a teniente, y a partir de ese momento dio sus primeros pasos en el camino que lo convirtió en prócer independentista en contra del imperio español.

Con el grado de general de brigada, marchó en 1818 a Angostura, donde el Libertador Simón Bolívar instaló su cuartel general y organizaba la República. Allí se convirtió en uno de sus mejores lugartenientes y se ganó la amistad y el respeto del Libertador, quien resaltó siempre sus dotes militares y su elevado sentido de la moralidad.

Enviado a las Antillas con la misión de obtener armas para el ejército, ingresó en el estado mayor de Mariño, quien combatía en el Oriente venezolano; más tarde pasó al estado mayor de Bolívar y fue designado integrante de la comisión que firmó el armisticio y la regulación de la guerra de Santa Ana de Trujillo (1820) con el general realista Pablo Morillo, por el que se pretendía evitar al máximo los efectos de la guerra sobre la población civil.

Al año siguiente marchó al frente de un ejército en apoyo de la sublevación de Guayaquil, puerto al cual también arribaron tropas del general San Martín. Comenzó entonces la campaña de liberación de Ecuador, que tuvo su culminación en Pichincha, batalla librada en 1822.

Con esta victoria de Sucre se consolidó la independencia de la Gran Colombia, se consumó la de Ecuador y quedó el camino expedito para la liberación de Perú, tras la renuncia de San Martín. Sucre entró en Lima en 1823, precediendo a Bolívar. Participó con él en la batalla de Junín y, el 9 de diciembre de 1824, venció al virrey La Serna en Ayacucho, acción que significó el fin del dominio español en el continente suramericano.

El Parlamento peruano lo nombró gran mariscal y general en jefe de los ejércitos. Al frente de ellos marchó al Alto Perú, donde proclamó la República de Bolivia en homenaje al Libertador, a quien encargó la redacción de su Constitución. La Asamblea local lo nombró presidente vitalicio, pero dimitió en 1828 a raíz de los motines y la presión de los peruanos opuestos a la independencia boliviana.

Jamás vio la América un ejército más disciplinado, más moral, ni más digno de un perfecto General como lo fue Sucre. Sus movimientos estratégicos, su retirada, la elección del campo en que debía triunfar, todo fue grande, todo inspiró respeto a sus enemigos, y todo contribuyó a la esplendidez de la más señalada victoria sostenida en Latinoamérica.
Su destreza militar, grandeza política y personalidad independentista, así como sus importantes victorias para alcanzar una patria unida, despertaron los más viles sentimientos en sus contrincantes, quienes planificaron y ejecutaron en las Montañas de Berruecos, cerca de Pasto, su asesinato.

La muerte del Gran Mariscal de Ayacucho fue planificada con alevosía, ensañamiento, ventaja y premeditación, y con un una emboscada acabaron con la vida de Antonio José de Sucre, quien a sus 35 años se convirtió en uno de los próceres más respetados de Venezuela, de Latinoamérica y en el mundo.

Batalla de Ayacucho. Óleo de Martín Tovar.

El 9 de diciembre de 1824 los patriotas de Lationoamérica lograron juntos la gran victoria de Ayacucho y aquel día el Ejército Unido Libertador estuvo al mando del venezolano Antonio José de Sucre. En el siguiente vídeo lo podemos ver en varios episodios de su presencia en el Perú, entre ellos el triunfo que lo llevó a la gloria: La Batalla de Ayacucho.

 

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