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¿Qué significa el boicot diplomático a las Olimpiadas de invierno en Pekín?

¿Los atletas estadounidenses participarán en los Juegos? ¿Qué tan eficaces han sido otros boicots de la historia olímpica? Y más respuestas a tus dudas.

Credit…Kevin Frayer/Getty Images

Estados Unidos anunció la semana pasada un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín que se realizarán en febrero, una decisión a la que se sumaron con rapidez Australia, el Reino Unido y Canadá.

Por naturaleza, la diplomacia es demasiado compleja y en ocasiones también reservada. Intentaremos llegar al fondo de lo que todo esto significa.

Quienes recuerdan la década de los ochenta podrían pensar en un boicot olímpico como lo que sucede cuando las delegaciones de países se quedan en casa, con todo y los atletas integrantes. Sin embargo, el boicot diplomático estadounidense solo impedirá que los funcionarios de gobierno asistan. Lo habitual es que funcionarios de alto rango de muchos países acudan a las Olimpiadas, que están entre las más grandes reuniones en el ámbito internacional fuera de las Naciones Unidas y las principales cumbres.

Al anunciar la decisión, Jen Psaki, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, citó “genocidio y crímenes de lesa humanidad” en Sinkiang, una región en el noroeste de China. El gobierno chino ha arremetido con dureza contra los uigures y otras minorías étnicas, buena parte de ellas musulmanas, en esa región; en las que realizó detenciones masivas y uso forzado de anticonceptivos y esterilizaciones.

Los llamados a un boicot olímpico se agudizaron después de que Peng Shuai, una estrella china del tenis, acusó a un exfuncionario de alto rango del gobierno de atacarla sexualmente. Las menciones de su acusación se eliminaron con rapidez de internet en China y ella desapareció de la vista pública, lo que motivó que atletas y otras personas alrededor del mundo publicaran “¿Dónde está Peng Shuai?”. Peng apareció posteriormente en varios videos cortos compartidos por periodistas de medios estatales chinos en Twitter. El Comité Olímpico Internacional (COI) indicó que la llamó en dos ocasiones, pero surgieron cuestionamientos sobre con cuánta libertad habló.

En gran medida, ha habido respaldo a la decisión. En todo caso, las críticas provinieron de republicanos que señalan que la decisión se queda corta. El senador por Arkansas, Tom Cotton, mencionó que Estados Unidos “debería boicotear completamente los juegos genocidas en Pekín”

Credit…Frederic J. Brown/Agence France-Presse — Getty Images

Aunque la hostilidad entre las naciones podría generar algunos momentos incómodos para la delegación estadounidense en Pekín, no se espera que haya consecuencias significativas. Los atletas estadounidenses viajarán a China y competirán en sus eventos como está programado.

Algunos lo han hecho. Evan Bates, un patinador artístico estadounidense, dijo en octubre: “Hablando en nombre de todos los atletas, puedo decir que las violaciones a los derechos humanos son abismales y que todos creemos que laceran lo más esencial de la humanidad”. Agregó: “Mi respuesta podría aplicar a los derechos humanos en general, pero si te preguntas qué está pasando en China respecto a los musulmanes, es terrible, es horrible”. Otros han hecho eco de sus sentimientos.

El Comité Olímpico Internacional siempre ha asegurado de manera firme que los juegos no son políticos. Como tales, tiene reglas estrictas sobre los atletas que protestan durante el desarrollo de los mismos.

Hasta el momento, no. Incluso esos atletas de élite que han condenado los abusos a los derechos humanos indican que planean competir en la Olimpiada.

En 2014, los entonces presidente Barack Obama, vicepresidente Joe Biden y primera dama Michelle Obama no asistieron a los Juegos Olímpicos de Sochi en Rusia. Francia y Alemania tampoco enviaron a funcionarios de alto rango. Aunque no fue un boicot diplomático total, la decisión fue vista como un rechazo al ataque de Rusia a los derechos de las personas homosexuales y también es posible que haya estado motivada por la decisión de Rusia de brindar asilo político a Edward Snowden, quien filtró documentos clasificados sobre el espionaje estadounidense.

Credit…Associated Press

El boicot más destacado ocurrió en 1980, cuando más de 60 países, encabezados por Estados Unidos, boicotearon los Juegos Olímpicos de Invierno en Moscú debido a la invasión rusa de Afganistán el año anterior. El boicot paralizó las pistas en muchos eventos de los juegos y también enfureció a los atletas estadounidenses, muchos de los cuales perdieron su única oportunidad de participar en unos Juegos Olímpicos.

En 1984, la Unión Soviética lideró a más de una docena de países en un boicot de los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Ángeles. Aunque la razón mencionada fueron las inquietudes por la seguridad, pocos dudan de que la decisión fue en esencia una represalia por el boicot de 1980.

A pesar de que un puñado de países había boicoteado por diversas razones Juegos anteriores, el primer boicot importante a unas Olimpiadas se produjo en 1976, cuando una treintena de países, en su mayoría africanos, no acudieron a los Juegos de Montreal. Alegaron que, debido a que un equipo de rugby neozelandés había hecho una gira por la Sudáfrica del apartheid, Nueva Zelanda debía ser excluida de los Juegos.

En 1936, los Juegos se celebraron en Alemania, entonces bajo el control del Partido Nazi de Hitler. Algunos dirigentes deportivos y algunos políticos, como el alcalde de Nueva York, Fiorello La Guardia, y el gobernador de Nueva York, Al Smith, abogaron por boicotear los Juegos. Pero los funcionarios olímpicos se opusieron con fuerza al boicot, con los consabidos argumentos sobre la separación de la política y el deporte.

Avery Brundage, que era presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos, calificó el plan de boicot de “conspiración judeo-comunista”. (Pasó a dirigir el Comité Olímpico Internacional hasta 1972).

Al final, en una reñida votación, las autoridades deportivas estadounidenses optaron por enviar un equipo a Berlín.

El boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú no parece haber tenido ningún efecto en la política exterior soviética; las tropas de la Unión Soviética permanecieron en Afganistán hasta 1989.

Parece haber surgido un consenso internacional de que los boicots extensos que incluyen a los atletas no son efectivos y sirven solo para penalizar a los deportistas. Sin tomar en cuenta a Cotton, pocos directivos olímpicos o funcionarios de gobierno están considerando en serio evitar que los atletas asistan a los juegos de Pekín.

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