En Perú existen 112,000 hectáreas de palma aceitera y se buscaría sumar más áreas en el Vraem y Ucayali, según la Asociación de Productores de Palma Aceitera (Perú Palmas).
Dos factores impactan en la producción de la palma aceitera en el Perú en vísperas del 2022. Por un lado, la reciente renovación por cinco años más -hasta el 2026- de la aplicación de derechos antidumping a la importación de biodiésel argentino, lo que alentaría la demanda de la producción local. Pero, de otro lado, la postergación de la compra de biodiésel de parte de la petrolera estatal tras el denominado caso Petroperú.
Y es que, desde el 2016, año en que empiezan a aplicarse en Perú los derechos compensatorios al biodiésel de Argentina, surge una demanda insatisfecha local por parte, principalmente, de Petroperú que, en el 2018 firma contrato con Heaven Petroleum Operators -hoy envuelta en el ‘caso Petroperú‘- para abastecerse del biocombustible. Durante el 2021, la empresa llegó a comprar a los productores locales hasta 30,000 toneladas de aceite crudo de palma.
Y para el 2022, “se proyectaba triplicar la cifra y, en ese sentido, los productores estimábamos vender hasta 90,000 toneladas de aceite crudo de palma, pero el proceso (de licitación) se cayó y estamos viendo qué otras empresas podrían adquirir la producción. Hay mercado pero nos preocupa el retraso de la nueva licitación”, dijo el presidente de la Asociación de Productores de Palma Aceitera (Perú Palmas), Ledgard Arévalo.
En ese sentido, anotó que de no haber empresas locales que compren la producción se optará por elevar la exportación, principalmente a Colombia, país que estaría por entrar a un posible desabastecimiento de combustible, según reportan medios internacionales.
“Colombia es un país al que apuntaríamos, tiene una alta demanda de biodiésel pese a que tienen más de 600,000 hectáreas de palma”. En Perú hay 112,000 hectáreas pero solo 75,000 están en producción.
Cabe indicar que, durante el 2020, los envíos peruanos de aceite de palma en bruto se concentraron principalmente en el mercado colombiano, con US$ 44.5 millones; seguido, bastante lejos por Ecuador (US$ 3 millones). Este año, sin embargo, hasta el mes de noviembre, los envíos fueron principalmente a República Dominicana con US$ 23.2 millones; Holanda con US$ 13.8 millones. En tanto, el aceite de palma refinado se dirige principalmente a Chile, según reporte de Agrodata.
Petroperú no es el único mercado para los palmicultores peruanos, Repsol también compra pero su demanda de aceite es aún bastante baja. Esperan que empresas como Nordtraube Perú S.A.C. o Pure Biofuels -ambas con plantas de procesamiento para aceite de palma en Lima- puedan presentarse a una próxima licitación de Petroperú.
Se debe anotar, además, que las 75,000 hectáreas en producción generan 300,000 toneladas de aceite crudo de palma: 250,000 toneladas las absorbe la industria de alimentos, 30,000 al mercado de Petroperú y el resto se exporta.
Precio a la baja
Otro aspecto que preocupa a los palmicultores es el precio del aceite de palma que cierra el año en US$ 1,100 la tonelada cuando meses antes llegó hasta US$ 1,300. Esta tendencia a la baja se debe a los grandes inventarios con los que cuenta Malasia (15 millones de hectáreas de palma), país que “prácticamente” establece el precio internacional.
Para el 2022, Perú Palmas prevé que el precio bordee los US$ 1,000 la tonelada de aceite, lo que implicaría que la fruta de la palma esté en US$ 180 la tonelada. “Todavía es rentable”, añadió.
Nuevas zonas
En Perú, el 77% de las 77,500 hectáreas de palma aceitera se encuentra en Ucayali y San Martín, asentadas principalmente en áreas desforestadas, refiere Arévalo. “Estamos bajo un criterio de sostenibilidad, no se nos permite presionar el bosque, lo que se hace es priorizar áreas ya degradadas”, agregó.
Así, anualmente se siembran 1,500 hectáreas en promedio. Sin embargo, el objetivo para los siguientes años es elevar la cifra hasta las 5,000 hectáreas cultivadas al año. Por ello, Perú Palmas busca replicar el modelo de Ucayali y San Martín en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
“Estamos conversando con el Ministerio del Interior y Devida para generar proyectos piloto en los distritos de Mazamari y Río Tambo. Adicionalmente, vemos que los distritos de Coronel Portillo y Padre Abad en Ucayali, también son zonas donde se podría incrementar el número de áreas”, dijo. “La palma es un producto alternativo en la lucha contra la droga, es rentable, y tiene enfoque de sostenibilidad”, finalizó.
Fuente: Gestión