Salinas consideró en redes sociales que el allanamiento a su vivienda es un intento más por amedrentarle desde que en 2015 publicara junto a su colega Paola Ugaz el libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’, que recoge los testimonios de víctimas de abusos físicos, psicológicos y sexuales cometidos presuntamente por el Sodalicio.Aunque Salinas logró impedir que se llevasen su computadora, no pudo hacer lo mismo con su teléfono celular, que quedó en manos del fiscal Eddy Elías.

El motivo del registro practicado al domicilio de Salinas es investigar la contratación en 2017 de la consultora del periodista por parte del entonces Fiscal de la Nación (fiscal general) Pablo Sánchez para brindar una asesoría de comunicación.

Para Salinas, se trata esta de una denuncia “reciclada” ya que Sánchez fue investigado en su momento por este asunto y “con toda justicia, este fue excluido al no encontrarse nada de nada”, porque “esta consultoría fue totalmente regular y transparente, y está justificada con documentos”.

“Todo esto en el contexto de un uso grosero, casi rutinario, de utilizar la justicia como chaveta para amedrentar periodistas. A Paola Ugaz no han dejado de inventarle mentiras desde el año 2018, cuando empieza un asedio sistemático contra ella y contra mí”, manifestó Salinas.

“Y, aunque el Sodalicio lo niegue, hay firmes sospechas de que algunos de sus miembros estarían detrás de esta persecución”, afirmó.