10:30 | Brasilia, ene. 11.
Brasil registró en 2021 una inflación de 10,06%, la más alta desde 2015 y mucho mayor que el año pasado (4,52%), tras avanzar 0,73% en diciembre, según datos oficiales divulgados este martes.
“Es la mayor tasa acumulada en un año desde 2015, cuando fue de 10,67%”, precisó el instituto oficial de estadísticas IBGE.
La inflación en diciembre fue levemente inferior al 0,95% registrado en noviembre.
A nueve meses de las elecciones en las que el presidente Jair Bolsonaro buscará su reelección en un contexto económico muy delicado, el aumento de precios superó las proyecciones del mercado, ubicadas en 9,99% en la última encuesta Focus del Banco Central de Brasil (BCB).
El resultado de 2021 está muy por encima de la meta de 3,75%, y de su techo de 5,25%, establecidos por el BCB, algo que tampoco ocurría desde 2015.
Según el IBGE, el dato estuvo influenciado sobre todo por el transporte, que tuvo la mayor variación (21,03%) y la mayor incidencia (4,19 puntos porcentuales) en el año, seguido del rubro de la vivienda (13,05%) y de alimentos y bebidas (7,94%).
En conjunto, los tres sectores explicaron alrededor del 79% de la inflación de 2021.
“El transporte se vio afectado principalmente por los combustibles”, explicó el responsable del índice inflacionario del IBGE, Pedro Kislanov.
“Con los sucesivos reajustes en las gasolineras, la gasolina acumuló un alza de 47,49% en 2021. El etanol, por su parte, subió 62,23% y también fue influenciado por la producción de azúcar”, agregó.
La inflación erosiona los ingresos de las familias, especialmente de las más vulnerables, que destinan el grueso de sus ingresos a alimentos. Las imágenes de personas revolviendo en la basura en busca de comida proliferaron en los últimos meses en Brasil.
Para intentar frenar el avance incesante de la inflación, el Banco Central de Brasil impuso en las siete últimas reuniones del Comité de Política Monetaria (Copom) un ritmo sostenido de alza en la tasa de interés.
En diciembre, aplicó una subida de 1,5 puntos porcentuales, hasta dejarla en 9,25%, el máximo desde 2017, y avisó de que prevé decidir un aumento igual en la próxima reunión, en febrero, cosa que parece más justificada ante estos últimos datos.
Pero por ahora la estrategia no cuajó y la proyección del mercado para 2022 es una inflación de 5,03%.