Perú habría cerrado el 2021 con una producción de más de 100,000 toneladas de quinua, manteniéndose como el primer productor mundial, aunque Bolivia busca recuperar su lugar.
La meta de China de convertirse en el primer productor mundial de quinua hacia el 2025 -actualmente siembra quinua blanca- , así como la reciente inauguración de la planta estatal de procesamiento para el cereal andino en Bolivia, acelera los planes de las empresas productoras, procesadoras y exportadoras de quinua en Perú para dar un paso más allá: la creación de una Asociación que fortalezca la cadena productiva del cereal desde la producción, transformación, comercialización y exportación de tal manera que se convierta en un cultivo sostenible.
Por ahora son 14 representantes de las empresas productoras, procesadoras y exportadoras de quinua quienes están formando esta Asociación, motivadas a estructurar un plan de acción en beneficio de la cadena productiva de la quinua en el país.
“Si Bolivia ha establecido que trabajará en un procesamiento con innovación, esto nos motivará a ser más competitivos y a realizar un benchmarking”, explicó Jonathan Contreras Gavino, gerente general de Aspagro Company S.A.C. y secretario general de la Asociación en mención.
Pero, ¿Bolivia se nos está adelantando? No necesariamente, menciona José Rabines, coordinador de la cadena de granos andinos del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri). “En Perú hay plantas de procesamiento afiatadas y con gran innovación. Además, el 20% de nuestra producción es orgánica y tiene certificaciones internacionales, eso ya le da un valor adicional en los mercados nicho”, respondió.
Pero el plus adicional es la biodiversidad con el que cuenta el Perú, que le ha permitido duplicar el rendimiento por hectárea -se producen cerca de 1,300 kilos por hectárea- y mantener al menos 3,000 variedades con alta calidad nutritiva.
Sin embargo, “lo que se requiere es financiamiento para investigar los pigmentos de la quinua, hay evidencias que señalan que el aceite de quinua tendría la misma calidad que el aceite de oliva, o incluso posibles pigmentos anticancerígenos”, dijo la doctora Luz Gómez Pando, jefa del Programa de Cereales y Granos Nativos de la Universidad Agraria La Molina (Unalm).
Más allá de granel
El 2013 marcó un hitó histórico en la producción de quinua en el Perú. Ese año se produjeron más de 140,000 toneladas del grano andino alentado por las campañas de difusión a nivel internacional sobre sus beneficios nutricionales en el marco del Año Internacional de la Quinua. Entre el 2018 y 2019 el número de hectáreas sembradas se redujo ante los menores precios, pero ahora vuelve a incrementarse.
Así, en el 2019 se produjeron 90,000 toneladas, en el 2020, cerca de 100,000 toneladas y el 2021 habría cerrado con cerca de 110,000 toneladas, según una estimación preliminar de Rabines del Midagri. De este total, el 60% se exporta -la mayoría a granel o quinua perlada-, y el resto se consume a nivel local. Rabines no precisó cuánto logra exportarse con algún nivel de procesamiento mayor, pero indicó que la ruta es que sea cada vez más.
“Ahora el mercado no sólo demanda una quinua en grano sino también derivados con valor agregado, además de certificación orgánica, Comercio Justo, SMETA, entre otros, según mercado de destino, dice Contreras de Aspagro Company. Entre sus planes, adelantó, está el de consolidar su programa de sostenibilidad, la implementación de su branding en el mercado español, gracias al financiamiento que obtuvieron del Programa de Apoyo a la Internacionalización (PAI), ingresar al sector retail en el mercado peruano y continuar con el proceso de digitalización de la empresa.
Aunque no precisó la diferencia de precios entre la quinua a granel y un producto con un procesamiento mayor, mencionó que estos últimos tendrían la capacidad de llegar a nichos de mercados más exigentes donde el consumidor tiene una capacidad adquisitiva más alta.