Gaceoducto
La fuerte demanda china del gas ruso condicionará el precio que pagan los países europeos
XAVIER MAS DE XAXÀS
Hace unos años la alianza entre China y Rusia parecía contranatural. Hoy, sin embargo, es la principal amenaza a la que se enfrentan Estados Unidos y la Unión Europea. Es una unión de intereses, como todas, precipitada, sin embargo, por las sanciones económicas sobre Rusia a raíz de la invasión de Crimea en el 2014.
Desde entonces, el peso de Europa en la economía y las finanzas rusas desciende y el de China aumenta. Este trasvase afecta directamente a la economía y la seguridad de Europa. Hasta el gas ruso, que tanto necesitan las industrias y los hogares europeos, depende cada vez más de lo que diga Pekín.
El gasoducto que suministra a Europa desde la península de Yamal, en Siberia occidental, por ejemplo, lleva desde el 21 de diciembre funcionando en sentido inverso. El gas sale de Alemania de regreso a Rusia, una estrategia comercial que utiliza Gazprom, la gasística rusa, para manipular los precios de la energía en Europa.
El gasoducto Yamal transporta un sexto de las exportaciones de gas de Rusia a Europa. Gazprom asegura que este mes el gas volverá a circular en dirección a Alemania, su principal cliente.
De los yacimientos en la península de Yamal de los que ahora se nutre Europa saldrá asimismo el gas que Rusia servirá a China a través de Mongolia. La infraestructura es viable económicamente. Gazprom asume el coste porque calcula que supondrá un negocio de 400.000 millones de dólares durante los próximos 30 años. Rusia y Mongolia ya han pactado el trazado.
Mientras Alemania debate si autorizar o no un segundo gasoducto ruso bajo el Báltico, Rusia aumenta las exportaciones de gas y petróleo a China. El gasoducto Poder de Siberia 1 va camino de transportar 38.000 millones de metros cúbicos de gas al año. De aquí tres años, cuando lo alcance, China será el principal consumidor de gas ruso, por delante de Alemania.
El Poder de Siberia 2 entre Yamal y China podrá transportar hasta 50.000 millones de metros cúbicos anuales.
Estas dos infraestructuras condicionarán el precio del gas que pague Europa. La demanda china de gas es imparable. La política Cielo Azul que marca la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables, requiere importar gran cantidad de gas.
Rusia se dispone a ser el principal proveedor de gas y de petróleo de China
Rusia también aspira a ser el principal proveedor de petróleo para China. Hay meses en los que supera a Arabia Saudí como primer suministrador. Dispone de un oleoducto en Siberia oriental que transporta 600.000 barriles diarios y de otro que transporta 200.000 a través de Kazajistán. La presencia estos días de tropas rusas en esta república ex soviética para sofocar una rebelión popular se entiende mejor en este contexto energético.
Pekín ha ayudado a Moscú a sortear las sanciones económicas y financieras que Occidente impuso a Rusia a raíz de la invasión de Crimea en el 2014. Gracias a esta ayuda, así como al buen estado de la economía rusa, el Kremlin tiene un papel muy activo en África y Oriente Medio. Es el sostén imprescindible de varias autocracias, como en Bielorrusia y Kazajistán. Utiliza la fuerza para ampliar su zona de influencia, como demuestra la crisis en Ucrania.
Europa seguirá siendo durante los próximos años el principal socio comercial y financiero de Rusia, pero esta preeminencia está en retroceso. Caen las inversiones y cae el peso de las empresas europeas en el comercio exterior de Rusia. China ocupa este lugar.