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¿Qué hace Hitler en vitrales de algunas iglesias alemanas?

Curioso y polémico: varias iglesias de Alemania tienen vidrieras que representan a Adolf Hitler. ¿Quiénes fueron los artistas y de qué tratan esas obras?

Hitler, el diablo tentando a Jesús

Weil der Stadt es una ciudad de unos 20.000 habitantes situada en el sur de Alemania, al oeste de Stuttgart. En la iglesia católica de San Pedro y San Pablo, el párroco Anton Gruber lleva 11 años recibiendo a sus feligreses y a muchos visitantes curiosos.

Algunas personas se acercan a la iglesia porque está justo a la vuelta de un popular sendero para bicicletas, mientras que otras vienen a mirar una vidriera en particular. Suelen decir que “los rasgos de Hitler son reconocibles”, cuenta Gruber a DW. “La mayoría de la gente es simplemente curiosa, ni más ni menos”, dice el clérigo sobre la vidriera que data de 1939/40.

El mal personificado

Forma parte de un vitral más grande de nueve paneles que representan escenas de la vida de Jesús. El panel del extremo superior derecho representa la tentación, con el diablo poniendo a prueba la fe de Jesús, y el artista JoKarl Huber dio claramente los rasgos faciales de Hitler a su representación del diablo. El traje del diablo es amarillo, un color que representa la envidia y la posesión.

Deshacerse de los ídolos: una vidriera en Vasperviller, FranciaDeshacerse de los ídolos: un vitral en Vasperviller, Francia

La mayoría de los visitantes no tienen problemas para entender y contextualizar la representación del dictador como el mal personificado, dice Gruber, y añade que el artista nunca comentó su obra, por lo que solo se puede suponer que quería representar a Hitler como una figura del mal. La obra fue creada en 1939, en pleno apogeo del régimen nazi. Conocer la historia del artista ayuda a entender la imagen, afirma Gruber. “En 1936, los nazis calificaron el arte de JoKarl Huber de ‘degenerado’, y ya no se le permitió trabajar”, dice.

El párroco de San Pedro y San Pablo de la época, August Uhl, concedió al artista asilo, junto con un encargo de remozar el templo. Los sermones de Uhl solían ser contrarios a los nazis, por lo que la Gestapo se presentaba a menudo en su casa, cuenta Gruber.

Obras de arte controvertidas

No cabe duda de que “el vitral representa una declaración inequívoca y valiente contra el nacionalsocialismo y sus dirigentes”, declaró a DW el historiador alemán Michael Kuderna. Su libro más reciente trata de esos retratos de Hitler en las iglesias.

En el transcurso de su investigación, encontró cinco imágenes de Hitler anteriores a 1945 y nueve posteriores. En el caso de las primeras, puede ser difícil comprobar que realmente muestran al dictador, pero las imágenes posteriores muestran claramente a Hitler, por ejemplo como un verdugo, o un villano ardiendo en el infierno.

“Después de la guerra, representar a Hitler en las iglesias ya no era tan problemático como antes de 1945, cuando la gente temía las represalias”, explica el historiador.

Con el paso del tiempo, las imágenes cambiaron: “Hitler se mostraba cada vez más en otros contextos, tratado de forma más distanciada, incluso hasta convertirse en caricatura”, añade Kuderna.

Su investigación comenzó hace 20 años en la iglesia de Vasperviller, Francia. Creado después de 1945, un vitral muestra una historia bíblica del Antiguo Testamento: Raquel, la hija de Labán, roba los dioses domésticos de su padre.

La artista, Gabriele Kütemeyer, dio a uno de los dioses el rostro de Hitler. “El padre de la artista era un acérrimo opositor a los nazis. Estuvo bajo custodia de la Gestapo en Berlín durante un tiempo”, explica Kuderna, y añade que la artista oía a menudo a su padre decir que los alemanes seguían a ídolos falsos. “Eso le dio la idea de buscar esa conexión en la obra de arte”.

Entre las 14 ilustraciones que Kuderna identificó que representaban claramente a Hitler, una de ellas -que mostraba a Hitler con Paul von Hindenburg, el presidente alemán que desempeñó un papel clave en la toma del poder por los nazis- fue removida después de 1945.

El historiador señala que justo después de la guerra, “a la gente no le gustaba hablar de estas cosas, se sentía avergonzada”. Como consecuencia, algunas de las imágenes se ocultaron y otras fueron objeto de vandalismo.

Misión difícil

Kuderna menciona el caso de una ventana en Múnich, del artista Max Lacher ,que retrata a Hitler como una especie de torturador. Al principio fue salpicada con tinta, pero más tarde se protegió con una barrera.

El mismo artista creó una imagen mucho más famosa en la ciudad de Landshut, una vidriera en la iglesia de San Martín que muestra a Hitler y a sus compañeros nazis Goebbels y Göring torturando a San Castulo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses exigieron su retirada, pero cambiaron de opinión cuando se les dijo que el artista fue un combatiente de la resistencia en las últimas semanas de la guerra.

Evidentemente, estas imágenes no deben ocultarse ni eliminarse, sostiene Kuderna, ya que pueden servir de base para abordar el pasado. “Aunque sea difícil, porque hasta el día de hoy hay muchas cosas que no hemos procesado”.

Los tontos del mundo: Una obra de arte en un altar de la iglesia de San Pedro y Pablo.Los tontos del mundo: Una obra de arte en un altar de la iglesia de San Pedro y Pablo.

Testimonio de la historia contemporánea

El párroco Anton Gruber también está a favor de un debate abierto y transparente sobre estas representaciones. “Las imágenes que se crearon durante la época nazi son un testimonio de la historia”, dice.

Gruber cree que es importante que la iglesia esté viva y presente obras de arte de diferentes épocas; no debe ser sólo un museo del pasado. “En mi iglesia, por ejemplo, tenemos objetos de 1500, 1750, de 1939/40, pero también obras de arte de 2020”.

Una de las representaciones más recientes de Hitler en la iglesia de Gruber es una pintura de Dieter Gross, añadida en 2018 a la parte posterior de las alas del altar de la Epifanía. Muestra a Jesucristo rodeado por una multitud de personas que supuestamente representan a los tontos del mundo. Entre ellos están Donald Trump y, más atrás, Adolf Hitler.

“La pregunta es: ¿cómo puedo representar a Hitler como un simple idiota entre muchos, al lado de todos los demás?”, se pplantea el pastor. “Se trata de hacer reflexionar a la gente: ¿Dónde me situaría yo entre la multitud de tontos del cuadro? ¿Qué tan tonto soy?”.

El historiador Kuderna dice que esta última representación de Hitler es la más extraña que ha encontrado en su investigación. “Es divertida y hermosa, pero te hace pensar”. Sin embargo, aún no está seguro de si la imagen funciona o de si una representación así no acaba trivializando a Hitler.

Anton Gruber, el párroco de la iglesia, deja la interpretación y el debate a sus fieles y a los visitantes.

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