Continúan en Paraguay las manifestaciones contra el presidente Mario Abdo Benítez, al que cuestionan por corrupción y falta de previsión en la lucha contra la pandemia, que ha derivado en una crisis económica, social y política.

Mientras los hospitales carecen de medicamentos y el sistema sanitario está al borde del colapso, el Gobierno no proporciona las vacunas anti-COVID-19 necesarias para todo el pueblo, pese a que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta este lunes Paraguay suma más de 166 969 contagios y 3294 muertos por la enfermedad letal.

Paraguay espera la llegada, sin fecha establecida, de 4 millones de vacunas por el sistema Convax de la OMS y un millón de dosis de la rusa Sputnik V, para una población de más de 7 000 000 de habitantes. Pero esta promesa no ha calmado a los ciudadanos que salen a las calles por un cambio inmediato del Gobierno y la celebración de nuevas elecciones.

Tampoco han parado las protestas la oferta del presidente de cambios en el Gabinete, en los Ministerios de Salud, de Educación, de la Mujer y el Gabinete Civil.

En esta línea, la oposición aspira gestionar un impeachment (proceso de destitución) contra el jefe de Estado. El partido de izquierda Frente Guasú (Frente Grande), del expresidente Fernando Lugo, pidió movilización permanente.

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“Hacemos un llamado a la movilización permanente. Existe un hartazgo ante tanta corrupción e ineficacia del Gobierno nacional”, recalcó el sábado Lugo, quien asegura que “hay motivos suficientes para una destitución” de Abdo Benítez.

Las marchas fueron reprimidas brutalmente por las fuerzas de seguridad que recurrieron a las balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud. Hasta domingo, el tercer día consecutivo de las protestas, una persona perdió la vida y otras 20 resultaron heridas, además, hubo decenas de detenidos.