El secreto ecológico de los deportes de invierno es la nieve artificial en muchas competiciones. La escasez de agua en la capital de China fue un gran reto para los organizadores de los actuales Juegos Olímpicos
Matthew Futterman y
PEKÍN — China no movió montañas para ser la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en 2022. Pero sí inundó el lecho de un río seco, desvió agua de una reserva importante que suministra a Pekín y reubicó a centenares de agricultores y a sus familias con el fin de consolidar una de las operaciones de producción de nieve más extensas en la historia de los juegos.
Esto es lo que ocurre cuando el Comité Olímpico Internacional decide llevar los Juegos Olímpicos a un lugar donde uno de los ingredientes más importantes para los deportes de invierno es casi inexistente: la nieve. Y, lo que es más, ni Pekín ni las montañas circundantes tienen suficiente agua para producir nieve artificial.
Desde hace décadas, la nieve artificial ha tenido un papel importante en los deportes de invierno, incluso en sitios donde nieva más como Noruega, Suiza y Colorado. En la edición de Pekín de los juegos de invierno, las competencias que comenzaron este fin de semana se llevaron a cabo por primera vez con nieve casi por completo artificial, para esto fue necesaria una operación olímpica y hercúlea con el fin de producir nieve y gestionar agua, lo cual presagia la realidad de los deportes de nieve en todas partes a medida que el planeta se calienta.
En las montañas donde se celebran las competencias alpinas, en las que no se practica el esquí recreativo, ahora hay estrechas franjas blancas, visibles desde kilómetros de distancia, que atraviesan la tierra de color ocre.
Las autoridades de Pekín insisten en que la producción de nieve que se necesita en los Juegos no supondrá una carga para el suministro de agua local, que ha tenido dificultades para satisfacer la demanda de la ciudad. Pero las colosales inversiones chinas para producir nieve forman parte de un esfuerzo mayor por convertir las áridas montañas cercanas a Pekín en un centro permanente de esquí y eventos de tabla, un proyecto que podría enfrentarse a los retos que plantea el cambio climático, el cual altera los patrones de lluvia y sequía.
En todo el mundo, el secreto poco ecológico de las competencias de esquí y tabla es que, a medida que la nieve natural se vuelve menos confiable, casi siempre se celebran sobre nieve artificial. Conforme el planeta se calienta, la nieve artificial desempeñará un papel cada vez más importante para garantizar un campo de juego consistente y de alto calibre
“Hoy en día, los deportes de invierno no podrían existir sin la nieve artificial”, afirma Michael Mayr, director para Asia de TechnoAlpin, la empresa italiana encargada de generar nieve para los Juegos de Pekín y las seis Olimpiadas previas.
Lo que diferencia a Pekín de muchas de esas sedes anteriores es su escaso suministro de agua, ya sea para la fabricación de nieve o para cualquier otra cosa. En las últimas décadas, el desarrollo veloz ha agotado las aguas subterráneas de la capital china. Los meses de julio y agosto suelen traer consigo fuertes lluvias, pero la ciudad y las montañas cercanas solo reciben precipitaciones en invierno: poco más de 6 centímetros por temporada en promedio en las últimas décadas, según los datos de una estación meteorológica cercana a las sedes olímpicas.
En 2017, el último año del que se tienen cifras internacionales, Pekín solo tuvo una cantidad de recursos de agua dulce por habitante —163.659 litros— similar a la de la nación africana occidental de Níger, al borde del Sahara. Zhangjiakou, la ciudad a 160 kilómetros al noroeste de la capital, donde se celebrarán algunas de las competencias de esquí y tabla de nieve, tuvo 377.325 litros por residente, comparable con Yibuti en el Cuerno de África.
En cambio, Estados Unidos tuvo 8.706.447 litros por persona. Se considera que los países con recursos inferiores a 984.207 litros de agua por persona tienen escasez de agua.
Florian Hajzeri, quien desde hace cuatro años se encuentra en China para supervisar el proyecto de fabricación de nieve de TechnoAlpin, dijo que se dio cuenta de la magnitud de su tarea en cuanto vio el paisaje de las zonas donde se llevarían a cabo las competencias olímpicas
“Hay árboles y vegetación, pero no es como un bosque alpino: es vegetación para un clima más seco”, dijo. “Nieva, pero no es suficiente para las pruebas”.
Antes de que TechnoAlpin pudiera instalar bombas y construir más de 65 kilómetros de tuberías, con un costo de casi 60 millones de dólares, las autoridades chinas tuvieron que buscar la manera de llevar suficiente agua a las montañas.
¿Cuánta agua? Cerca de un millón de metros cúbicos, según TechnoAlpin, suficiente para llenar 400 piscinas olímpicas. Y eso fue solo para empezar los Juegos. Es probable que se necesite más nieve, y más agua, a medida que se desarrollen las pruebas.
Para la captación, las autoridades chinas construyeron estaciones de bombeo con el fin de transportar el agua desde embalses situados a kilómetros de distancia.
Según un periódico gubernamental, Pekín desvió agua de la reserva de Baihebao de la ciudad hasta el río Guishui, cuyo cauce pasa cerca de la zona olímpica, pero que ya llevaba mucho tiempo seco en invierno. Antes, Baihebao abastecía sobre todo al embalse de Miyun, una de las mayores reservas de agua potable para los hogares de Pekín.
Los funcionarios de Zhangjiakou suspendieron el riego en decenas de miles de hectáreas para conservar las aguas subterráneas y reubicaron en rascacielos a los agricultores que vivían en lo que ahora es la zona de eventos olímpicos.
Aunque el gobierno chino ha logrado avances en el suministro de agua en los últimos años, los científicos y ambientalistas dicen que la capital no puede darse el lujo de dormirse en los laureles.
“Todavía tienen que mejorar las estrategias de conservación del agua, aumentar la eficiencia del uso del agua y garantizar la equidad social en la asignación del agua”, dijo Ximing Cai, profesor de ingeniería de recursos hídricos en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign. Si los Juegos Olímpicos estimulan un estallido de desarrollo económico en las colinas cercanas a Pekín, “el uso del agua asociado con eso debe planificarse con precaución”, advirtió el investigador.
Pero el cambio climático podría profundizar la necesidad de agua del norte de China y afectar la capacidad del sur de China para proporcionarla. Los científicos han descubierto que las recientes olas de calor e inundaciones en China tenían muchas más probabilidades de ocurrir debido al cambio climático causado por los seres humanos.
“Bajo el telón de fondo del calentamiento global, los riesgos para los principales proyectos de infraestructura en China están aumentando”, dijo Zheng Guoguang, que en 2015 era el principal funcionario meteorológico del país, en una entrevista con una revista del Partido Comunista. El científico se refería al proyecto de transferencia Sur-Norte, entre otros.
Las autoridades chinas dicen que están limitando el impacto de la nieve artificial, porque la nieve se recolectará después de que se derrita para ser reutilizada.
Pero los científicos que estudian la formación de nieve han descubierto que una parte del agua se evapora después de que sale disparada de un cañón, pero antes de que pueda cristalizarse en copos. Algunos de los copos son arrastrados por el viento. Algunas gotas no se congelan por completo y terminan escurriéndose al suelo.
Dos investigadores en Suiza, Thomas Grünewald y Fabian Wolfsperger, realizaron experimentos en una estación de esquí cerca de Davos y descubrieron que hasta el 35 por ciento del agua utilizada para hacer nieve se perdía de esta manera. (El agua que se filtra en el suelo no desaparece por completo, por supuesto. Ayuda a reponer el agua subterránea).
Sin embargo, Wolfsperger dijo que “no es ecológico” construir un centro de esquí cerca de un lugar con escasez de agua como Pekín. “Pero, en general, los deportes de invierno nunca han sido así”.
Otra investigación ha encontrado que las pistas de esquí artificiales pueden erosionar el suelo y degradar la vegetación, independientemente del tipo de nieve que utilicen.
En el caso de los deportistas que practican esquí y tabla de nieve, competir casi por completo en nieve artificial cambia todo lo relacionado con su preparación para los Juegos Olímpicos, que suele ser el mayor acontecimiento de sus vidas, desde la cera que utilizan para aumentar la velocidad hasta el entrenamiento para el mayor riesgo que conlleva una superficie más resbaladiza. En un clima más cálido, las superficies de nieve artificial tienden a romperse con mayor rapidez que las de nieve natural, dijeron los atletas.
“No es la primera vez que competimos sobre nieve artificial y, por desgracia, no parece que vaya a ser la última”, expresó Jessie Diggins, medallista de oro en el deporte de esquí de fondo en 2018, quien en los últimos años se ha convertido en activista del cambio climático.
“Es más dura y fría y responde distinto a diferentes climas. Y como es más rápida, algunas de las bajadas se esquían a mayor velocidad. Hace que el campo sea más difícil, no quiero decir que peligroso, en términos de encontrar la manera de tomar las curvas”, comentó.
Aunque en ciertas condiciones, como las de las temperaturas tan frías que se espera tener en China, los esquiadores alpinos suelen preferir la nieve artificial, porque los técnicos pueden producir copos húmedos que se congelan con el propósito de crear la superficie homogénea y casi tan dura como la roca que prefieren.
“Es más densa”, afirmó Travis Ganong, un estadounidense que se especializa en competencias de velocidad. “No forma copos y cuando se prepara es más compacta. Se asienta muy bien y se vuelve muy uniforme. De hecho, es como nos gusta”, agregó.