“Creemos que es muy importante evitar situaciones e incidentes que podrían llevar a un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN. Instamos a todo el mundo a reflexionar sobre esto”, resaltó el jueves el representante permanente ruso ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Alexánder Lukashévich, en torno a la escalada de tensiones entre Moscú y la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) por la operación militar especial rusa en Ucrania.
Durante una reunión del consejo permanente de la OSCE, el funcionario ruso reaccionó a los comentarios de varios miembros de la OTAN a la hora de anunciar nuevos suministros militares a Kiev, y los describió como una “continuación de la irresponsable política dirigida a fomentar directamente la escalada del conflicto” en el país europeo.
En esta misma línea, el representante ruso dejó claro que tales medidas militares de la OTAN se consideran “contrarias a los llamamientos a la paz”, así mismo pueden crear “riesgos categóricamente inaceptables”.
El representante ruso atribuyó la crisis de Ucrania al golpe de Estado de febrero de 2014, llevado a cabo por “fuerzas neonazis apoyadas por Occidente”, agregando que la OTAN, encabezada por EE.UU., aprovecha del territorio ucraniano para crear amenazas reales a la seguridad nacional de Rusia.
Rusia no amenaza seguridad de civiles ucranianos
Por otro lado, el funcionario ruso destacó que la amenaza para los civiles ucranianos no proviene de los militares rusos, recalcando que el Ejército ruso ataca objetivos bélicos.
“Los nacionalistas emplean, prácticamente de forma universal, la táctica de tomar a civiles como rehenes para utilizarlos como escudos humanos; colocan el material bélico y armamentos pesados cerca de jardines de infancia y escuelas, organizan posiciones de tiro en los tejados de las casas”, expresó Lukashévich.
La noticia llegó mientras el director ruso del Servicio de Inteligencia Exterior, Serguéi Narishkin, también lamentó la misma jornada los intentos del Occidente para destruir Rusia, al tiempo de advertir que a los políticos y comentaristas occidentales les gusta llamar a lo que está teniendo lugar en Ucrania una “nueva guerra fría”.