En una celebración multitudinaria del 8º aniversario de la anexión de Crimea, el mandatario insiste en que la ofensiva militar rusa en Ucrania tiene como objetivo “liberar a la población del genocidio”
Vladímir Putin se ha dado un baño de masas en defensa de la guerra contra Ucrania. Con motivo del aniversario de la anexión de Crimea en 2014 tras un referéndum ilegal, y bajo el lema “Por Rusia, por un mundo/paz sin nazismo” (Mir significa ambas palabras), el Kremlin ha organizado un concierto en el estadio de la final del Mundial de 2018 donde se han podido ver las gradas repletas hasta la bandera. Allí, en un atrio alejado del resto de los participantes por varios metros de distancia y coreado por el público, el mandatario resaltó que su ofensiva es una misión “libertadora”.
Decenas de miles de seguidores arroparon al mandatario en un recinto que cuenta con un aforo de 81.300 personas, mientras varios miles más veían el concierto-mitin en una carpa en el exterior del estadio a tenor de las imágenes. Según las autoridades, más de 200.000 espectadores siguieron el acto en directo. “El objetivo principal de la operación militar en Donbás y Ucrania ha sido liberar a la población del genocidio”, afirmó Putin sobre la ofensiva emprendida por las fuerzas armadas rusas desde la frontera bielorrusa al mar Negro y que ha puesto bajo asedio tanto la capital, Kiev, como la mayor ciudad rusoparlante del país, Járkov.
La retransmisión quedó abruptamente interrumpida durante la intervención en directo de Putin. Según su portavoz, Dmitri Peskov, un error técnico provocó que en pleno discurso desapareciese el mandatario y se repitiesen momentos previos de la actuación. Un corresponsal del diario Nóvaya Gazeta que fue testigo directo del acto afirmó que Putin “acabó tranquilamente con sus ideas y abandonó el escenario”.
“No hay mayor amor que dar el alma por los amigos”, afirmó el presidente ruso, quien subrayó que sus militares “se cubren unos a otros en Ucrania”. “No habíamos tenido esta unidad desde hace mucho tiempo”, puntualizó ante el público. La cifra total de víctimas rusas en Ucrania es desconocida. El único dato publicado hasta ahora por el Ministerio de Defensa se remonta al 2 de marzo, cuando reveló que hasta entonces habían contado 498 fallecidos en sus filas. Putin citó a un célebre almirante ruso, Fiodor Ushakov, al afirmar que “todas las tormentas van a mayor gloria de Rusia”. “Así fue, así es hoy, y así será siempre”, puntualizó.
En el acto no faltaron ni banderas ni el símbolo de los defensores de la guerra, la Z, que se hizo viral antes de comenzar la invasión por aparecer pintada en los tanques y camiones desplegados por los rusos en la frontera junto a Ucrania. El distintivo para diferenciar a amigos de enemigos fue uno de los indicios de la inminencia del ataque que más se difundieron en las redes sociales. Posteriormente, fue adoptado por las autoridades y por los medios estatales rusos como un símbolo para promocionar el lema “por la victoria” (”za pobedu”, en ruso) y el apoyo a Putin (”za presidenta”).
Hoy, la Z es un símbolo controvertido que divide a los rusos y una de las formas de propaganda más utilizadas por el Kremlin en este conflicto: desde camisetas a la venta en las tiendas de los canales estatales a filas de niños que forman la letra en las escuelas.
“Escoria y traidores”
Putin hizo otras polémicas declaraciones el miércoles en las que diferenció a sus compatriotas entre quienes apoyan al Kremlin, al que identificó con Rusia, y quienes traicionan al país. Durante una videoconferencia en la que se abordaban nuevas medidas frente a la crisis desatada por las sanciones, el presidente dijo que el pueblo ruso “será siempre capaz de distinguir a los patriotas de verdad de “la escoria y los traidores”, con quienes simplemente hará lo mismo que si tuviera un insecto en su boca: los escupirá “en la acera”.
El mandatario vaticinó una “autodesintoxicación natural y necesaria de la sociedad” que, en su opinión, reforzará a su país “ante cualquier desafío que se presente”. Un día después, el jueves, su portavoz, Dmitri Peskov, puntualizó que con esta supuesta limpieza no solo se refería a empresarios “que ganan dinero” en Rusia, pero “viven allí”, como dijo Putin, sino también a todos los rusos que rechazan lo que está sucediendo. “Alguien que renuncia a su puesto de trabajo, alguien que abandona el servicio activo, alguien que deja el país y se muda a otro Estado. Así es como sucede esta purificación. Alguien que infringe la ley y es castigado de acuerdo a las decisiones judiciales”, señaló el portavoz en referencia también a los manifestantes.
Este es el segundo año consecutivo en el que Putin participa en el concierto-mitin del estadio Luzhnikí. En 2021, el presidente ruso ofreció otro discurso ante miles de personas pese a las restricciones por la pandemia de coronavirus. Aquel evento de masas fue una excepción, pues otras manifestaciones, como las protestas surgidas tras la detención del opositor Alexéi Navalni, no habían sido autorizadas con el pretexto de la crisis sanitaria.
En el concierto de este viernes participaron cantantes como Grígori Leps y Liubé, y algunos grupos de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, los territorios separatistas de Ucrania que el Kremlin reconoció para justificar su casus belli contra Kiev. ”Yo crecí en la URSS, mi vida está en la URSS. Cohetes, el mejor ballet, las chicas más guapas del planeta y la victoria en la Segunda Guerra Mundial”, cantaba una de las bandas a coro con el público, mientras que otros grupos interpretaban viejas canciones bélicas. “¡Adelante, Rusia! ¡Fuente de fuerza!”, era otra de las canciones coreadas.