Sputnik recorrió el Centro de Medicina Nuclear recién inaugurado en la ciudad de El Alto, donde los profesionales a cargo —muchos formados en Rusia— mostraron la manera en que brindan atención a la población, con seguridad absoluta en los materiales radiactivos que manipulan.
En sus primeros días de funcionamiento, el Centro de Medicina Nuclear atendió a más de 200 personas. Llegan preocupadas y con dolencias porque sufren de cáncer, pero también albergan una esperanza de encontrar cura en este sitio, donde se encuentran las tecnologías más avanzadas del país. Sputnik recorrió sus modernas instalaciones, donde también se construye un reactor nuclear con tecnología de Rusia, que entrará en funcionamiento el año próximo.
El coordinador de este centro es Mauricio Nichino, quien se capacitó durante tres años en la Universidad Nacional de Investigación Nuclear de Moscú, Rusia. Explicó a Sputnik que, hasta hace 10 días, los pacientes que necesitaban atención de este tipo tenían que irse a otro país, a Argentina o a Chile, siempre y cuando contaran con los recursos para acceder al tratamiento.
En este centro, gracias a la manipulación de isótopos y otros materiales radiactivos, la población accede a diagnóstico, tratamiento y radioterapia. También dispone de un hospital de día, donde se realiza quimioterapia. Tiene capacidad para atender a 120 pacientes a diario.
Nichino se mueve por todo el centro con un dosímetro colgando de su cintura. Es un pequeño aparato que mide las dosis de radiación absorbida por su cuerpo.
“A fin de mes se define si el trabajador puede seguir realizando sus funciones, o si ha recibido mucha dosis pasa a actividades administrativas. Luego se lo reincorpora al equipo”, dijo a Sputnik.
El Gobierno de Luis Arce realiza tres centros de estas características. El que recién se inauguró está en la ciudad de El Alto, La Paz. Aún restan concluir los de Achumani, en la zona sur de La Paz; y el de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (este). Cada uno tiene un costo de 49,1 millones de dólares.
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
En el centro de El Alto trabajan 44 personas, entre médicos nucleares, licenciados de imagenología, administración de fármacos quimioterápicos, personal de enfermería, anestesistas, administrativos. Todos fueron capacitados por INVAP (Investigaciones Aplicadas), la empresa estatal de Argentina que instaló los equipos.
Durante su recorrido, Nichino permanentemente resaltaba el respeto a las normas de seguridad que imperan en el centro.
Del dicho al hecho
En 2016 el presidente Evo Morales (2006-2019) manifestó su decisión de crear la Agencia Boliviana de Energía Nuclear, de quien depende este centro.
Parte de la oposición política de ese momento dio a entender que de realizarse tal plan, era probable que Bolivia tuviera que enfrentar un desastre nuclear de grandes dimensiones, ya que el país hasta ese momento no tenía experiencia en el manejo de tales materiales.
“La mayor susceptibilidad con el tema nuclear está en la radioactividad”, advirtió Nichino. Y explicó: “El radiofármaco que se usa en el equipo de tomografía computarizada por emisión de positrones (PET/CT) es Flúor-18. Unido a una molécula de glucosa es FDG [deoxiglucosa marcada con Flúor-18]”, que permite ver en detalle el interior del cuerpo.
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
El flúor tiene en radiactividad de tiempo de vida medio. “Un milicurio es la unidad de actividad radioactiva. El flúor que nos llega tiene una actividad de 100 milicurios. Al tener un tiempo de vida medio, significa que luego de 107 minutos pasa a tener 50 milicurios. Luego de otros 107 baja a 25. Así, al término de seis a ocho horas su radiactividad ha bajado 10 veces su vida media”, contó el coordinador del centro.
Al cabo de ese lapso, “estos residuos pueden desecharse como residuos patógenos normales. No va a haber contaminación radiactiva”, aseguró.
A este proceso se lo llama “tiempo de decaimiento” y sucede dentro del centro, entre equipos emplomados que evitan la sobreexposición a la radiación.
Actualmente el flúor es importado. Pero a partir de junio se prevé que el Centro de Energía Nuclear lo producirá localmente.
Una nueva esperanza
Cada día, decenas de personas llegan a este punto periférico de la ciudad de El Alto, con la esperanza de encontrar alivio a sus dolores. El centro habilitó un número de WhatsApp para que la población realice consultas: es el (+591) 72018874. Allí recibirán guía para llegar a este lugar con los documentos y análisis necesarios.
En el centro podrán consultar a un médico que les aconsejará qué camino seguir y de qué manera pueden ayudar la medicina nuclear.
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
Centro de Medicina Nuclear en El Alto, Bolivia
El tratamiento es gratuito para quienes estén afiliados al SUS (Sistema Único de Salud). También atienden a quienes son parte de alguna de las cajas de salud del país. “Aquí se atienden y pagan los de la caja”, comentó Nichino.
El coordinador resaltó la importancia de que los pacientes no interrumpan el tratamiento: “Se debe evitar que el tratamiento de radioterapia pare. El tumor es como una bolita, que al irradiarla se hace más pequeña. Si se deja de irradiar y pasa un tiempo largo, se forma un queloide alrededor del tumor. Esta dureza hace difícil que se siga haciendo más pequeño el tumor”.
Bolivia también puede
Mauricio Nichino, coordinador del Centro de Medicina Nuclear en El Alto
Nichino, con apenas 31 años, está a cargo del Centro de Medicina Nuclear. Él también escuchó, años atrás, las versiones de que los bolivianos no tendrían la capacidad para operar un espacio de estas características. Estos planteos eran formulados por la misma gente de este país.
Actualmente, para el coordinador es inadmisible darle lugar esos preconceptos. “Creo que la formación que se brinda en el exterior sobre temas nucleares, especialmente en Rusia, no es cuestionable”.
Y recordó que durante su tiempo de capacitación en Moscú “hicimos prácticas, pasantías en plantas de irradiación, en reactores de investigación como el que estamos construyendo aquí al lado”.
El reactor nuclear en construcción está a cargo de la empresa rusa Rosatom y estará en funcionamiento a más tardar en 2024. “Va a ser el primero que esté a una altura de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Queremos ver lo que va a suceder cuando se encienda el reactor y alcance la criticidad”, se entusiasmó Nichino.
“Esperamos que muchas personas del exterior vengan acá para hacerse tratar con nosotros. Esperamos generar mucha investigación en el Centro de Energía Nuclear de al lado, y también acá. Contamos con los recursos humanos y el equipamiento para hacerlo”, sostuvo con confianza.