Producir alimentos y subsistir en el árido y tórrido desierto de Sechura constituye un desafío constante para la población que reside en esta provincia del departamento de Piura, cuya mayor dificultad es el acceso al agua. Sin embargo, existen iniciativas que, gracias al riego tecnificado que maximiza el aprovechamiento de este recurso vital, están logrando cambiar el tradicional panorama de escasez por uno esperanzador que brinde seguridad alimentaria.
Una de esas iniciativas es el proyecto Promoción de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (Prosan), que impulsa el Programa Mundial de Alimentos en la provincia de Sechura y que tiene como objetivo general contribuir en la reducción de la anemia en menores de 3 años y la desnutrición crónica infantil en menores de 5 años fortaleciendo capacidades de la gestión territorial y acción comunitaria que mejora la seguridad alimentaria y la nutrición.
“No teníamos verduras en casa si no salíamos a la provincia, que está lejos, a hacer las compras. Recuerdo que sólo podíamos sembrar verduras cuando venía agüita del río Cascajal, pero no pasaba todos los años”, comenta María Mayanga, residente en el caserío de Pocitos junto a su familia de seis miembros.
Gracias al proyecto Prosan, María y los suyos tienen actualmente un módulo productivo multifamiliar de 900 metros cuadrados, gracias al cual producen verduras y crían ganado para alimentarse, generar ingresos y cubrir de verde el desierto.