Rusia asegura que procurará redirigir su energía hacia el este, mientras que los países europeos intentan, en vano, reducir su dependencia de exportaciones rusas.
“Los socios provenientes de países poco amistosos admiten que no pueden prescindir de los recursos energéticos, incluido el gas natural”, ha aseverado este jueves el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una reunión.
El mandatario ruso ha hecho hincapié en que los intentos de los países occidentales por expulsar a los proveedores rusos y reemplazar los recursos energéticos con suministros alternativos, inevitablemente afectarán a toda la economía global.
En este sentido, ha subrayado que los países europeos, que planean renunciar al uso de los productos energéticos rusos, desestabilizarán aún más los mercados internacionales y aumentarán ostensiblemente los precios del petróleo y gas.
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El viceministro ruso de Exteriores, Alexandr Grushkó, manifiesta que el rechazo al gas ruso perjudicará a los países europeos mientras que beneficiará a EE.UU.
De acuerdo con Putin, “la negativa de los países occidentales a cooperar normalmente con Rusia” ya ha perjudicado a los sancionadores. “Por supuesto que afrontamos problemas, pero esto abre nuevas oportunidades”, ha desafiado.
En otra parte de sus declaraciones, ha señalado que Rusia tendrá que construir infraestructuras para aumentar el suministro de energía a los países asiáticos.
Moscú ha reforzado los lazos con Asia y China, el último es el mayor consumidor de energía del mundo, tratando de diversificar sus entregas en otros mercados. Rusia comenzó a suministrar gas por gasoducto a China a finales de 2019, después de años de arduas conversaciones y de haber aceptado reducir los precios de los combustibles.
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Las sanciones occidentales impuestas al país euroasiático por la represalia de su operación en el territorio ucraniano han socavado las exportaciones energéticas rusas al complicar la financiación de los acuerdos y la logística.
Desde el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania el pasado 24 de febrero, el Occidente ha tratado de encontrar fórmulas para sancionar el gas ruso y reducir su dependencia de las reservas energéticas del país euroasiático sin salir perjudicado.
Entretanto, Moscú ha rechazado en reiteradas ocasiones haber utilizado el suministro de gas como un arma política y ha dejado claro que seguirá siendo el proveedor más confiable de recursos naturales para Europa.
