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Medio Ambiente

Bosques devastados: historias de ilegalidad y violencia detrás de cuatro alertas de deforestación satelital en Latinoamérica

Cada vez que un espacio de 30 x 30 metros en un bosque tropical es alterado (el equivalente a dos canchas de básquetbol), la plataforma de Global Forest Watch (GFW) emite una alerta. Mongabay Latam ha trabajado sobre la base de las alertas emitidas este año para esta investigación. ¿Qué detectamos?

Los datos GFW señalan que solo entre enero y octubre del  2020 se registraron 4700 alertas GLAD de deforestación en el Parque Nacional Natural Catatumbo Barí, ubicado a más de seis horas de Cúcuta, en el departamento colombiano Norte de Santander. Las alertas están asociadas a una agricultura de baja escala. “Hay cambios muy profundos dentro del área protegida, que pueden indicar presencia de cultivos ilegales por el lugar donde se encuentran”, señala Mikaela Weisse, gerente de GFW. Su experiencia analizando este tipo de información la han llevado a entender patrones y, en este caso, el patrón que observa es el de los cultivos ilegales de hoja de coca: ubicados sobre todo lejos de los caminos principales.

La información de los mapas coincide con el último informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI). Solo en el 2019 se reportaron 1448 hectáreas de cultivos de hoja de coca dentro del área protegida. Esta es una cifra que casi se ha duplicado con respecto a la de 2018, cuando se registraron 872 hectáreas de este sembrío ilícito. Lo que debería ser un santuario de biodiversidad, se ha convertido en los últimos años en un bastión del narcotráfico colombiano, dominado por al menos cuatro grupos criminales armados, donde habitan indígenas Bari y grupos de colonos.

Las imágenes de GFW muestran que el área parece haber sido deforestada sobre todo en enero y febrero de este año, y se concentra en los límites del parque y en la zona de amortiguamiento. “En general, la deforestación parece continuar de forma estable en la zona desde inicios de este siglo”, añade.

Los hallazgos en el área fronteriza del Putumayo ecuatoriano y colombiano, hogar de los siona, fueron más difíciles de detectar, considerando que la titulación de sus territorios está pendiente. A pesar de ello, el monitoreo satelital muestra las vulnerabilidades en la parte ecuatoriana del territorio indígena, en la comunidad de Wisuyá. “Encontramos pequeños parches de deforestación que están alejados de las carreteras, lo que puede indicar una presencia de coca”, señala Weisse.

En la comunidad de Buenavista, el territorio siona ubicado en Colombia, se han detectado solo en este año 4027 alertas de deforestación, mientras tanto, en la comunidad de Wisuyá, el lado siona asentado en el Ecuador, las alertas registradas fueron 130.

Lo que confirmó la investigación realizada por Mongabay Latam es que esos pequeños parches de deforestación encontrados en Wisuyá también están relacionados con el desbosque ocasionado por los narcotraficantes para habilitar ‘cocinaderos’ o laboratorios artesanales móviles donde se procesa la cocaína. Estos se trasladan constantemente y para ello se tala el bosque.

En la comunidad siona de Buenavista, asentada en territorio colombiano, las imágenes muestran que la deforestación se registra en la zona desde el 2013. “Los [parches] más recientes fueron hechos en junio de este año, lo que denota que la actividad ha continuado en pandemia”, señala Weisse.

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