A falta de ideas, caprichos, generalidades, el candidato favorito de las corporaciones informativas.
Es Rodolfo Hernández un caballo de Troya de los caídos de la vieja política.
El cara a cara debería producirse hoy mismo. El empresario exige que sea en Bucaramanga, con los temas que él propone y con las periodistas que él elija
Gustavo Petro ha aceptado este jueves todas las condiciones leoninas que ha impuesto Rodolfo Hernández para celebrar un debate: que se haga en Bucaramanga, su ciudad, que lo moderen periodistas que él considera afines a su campaña y que la mayoría de temas a tratar no sean del programa de Gobierno de ambos, sino de polémicas relacionadas con la candidatura del político de izquierdas. La propuesta que hizo Hernández mediante un comunicado, en el que se ignoran todas las reglas básicas de la cortesía, parecía imposible de aceptar a tres días de acudir a las urnas, donde debería imperar un escenario de neutralidad, pero Petro ha recogido el guante sin dudarlo y ha pedido al sistema de medios públicos que lo organice cuanto antes. “Puede poner las condiciones que se le dé la gana, no tengo ningún problema. Estoy dispuesto a ir a Bucaramanga, donde él quiera”, respondió.
El debate, sin embargo, continúa en el aire por los plazos en los que debería cumplirse: hoy mismo. Un tribunal ordenó el miércoles a los dos candidatos que se pusieran de acuerdo y lo celebraran en las siguientes 48 horas. El equipo de Petro dio su consentimiento al sistema de medios públicos RTVC, el encargado de organizar el evento. Hernández, en cambio, pidió una aclaración del fallo para dilatar la sentencia que lo obligaba a debatir y así dejar correr el tiempo. De esta manera parecía que iba a morir el asunto, cuando el exalcalde de Bucaramanga ha lanzado un comunicado envalentonado: “Yo también estoy listo como lo estoy desde hace 50 años cuando decidí construir viviendas, generar empleo, pagar impuestos y no vivir como un burócrata de profesión”.
En ese documento dice que el fallo del tribunal lo han promovido “usted y sus afiles”, en referencia a Petro. En una de sus habituales salidas de tono que se han ido conociendo estas semanas, Hernández dijo que él se limpiaba el trasero con la ley. Para acabar, pide celeridad para lograr debatir en las 12 horas siguientes. “Como si un debate fuera capaz de borrar nuestro pasado y los RODOLFISTAS DE CORAZÓN o militantes electores que hace cuatro años fueron 8 millones y que ahora fueron 8 millones y medio (el número de votantes de Petro) fueran a cambiar de opinión por lo que se diga o deje de decir en el endiosado y mitificado debate”, escribe.
Petro, más tarde, volvió a mostrar por carta su plena disposición a verse cara a cara con Hernández. Está convencido que su experiencia como parlamentario y los decenas de debates en los que ha participado lo han preparado para este momento final. Es su ahora o nunca como candidato presidencial. “Me alegra que acepte debatir. Usted no quería, le obligan”, insiste. Continúa: “Sin embargo, yo no pongo condiciones a este debate. Ninguna. Dejo en manos del Sistema de Medios Públicos RTVC todos los detalles del debate: desde los y las moderadoras, hasta los temas, incluidos por supuesto los que usted plantea”. A pesar de su “carta provocadora”, le contesta: “Usted dice que acepta el debate. No es verdad. Usted se burla del debate, de la Justicia, de los medios de comunicación y de los colombianos al querer imponer unas condiciones. No importa. Su desprecio a las más mínimas normas democráticas es total y revelador. Su desprecio a los millones de colombianos que tienen derecho a contrastar nuestros programas y soluciones es muy clarificador. Nos vemos en Bucaramanga, por supuesto”.
Ahora que los dos han aceptado celebrarlo, el ente público debe convocar a los candidatos y acordar todos los detalles. El equipo de Petro ha ido a mediodía a las instalaciones de RTVC a esperar la llegada de sus oponentes. No hay tiempo que perder.