El ahora ex ministro Dimitri Senmache se vio obligado a renunciar al cargo tras sólo 42 días allí, por un acontecimiento puntual de la delincuencia metida al servicio público, la fuga del ex ministro de Transportes, investigado por usar su cargo para enriquecerse y a empresarios de la construcción, con los recursos del Estado.
Pero la persecución y captura de los delincuentes que llegan a altos niveles del poder público, a solicitud de jueces y fiscales, es sólo una de las muchas tareas del Ministerio del Interior, vía la Policía Nacional.
¿Cuál es la razón de ser de la Policía Nacional ?Conforme la Constitución, mantener el orden interno, proteger a las personas y a la comunidad, hacer cumplir las leyes, dar seguridad al patrimonio público y privado; prevenir, investigar y combatir la delincuencia; y controlar las fronteras (artículo 166 de la Constitución).
¿Y la del Ministerio del Interior? Este organismo del Poder Ejecutivo tiene que dar dirección política a la Policía Nacional y hacerla articular con las organizaciones sociales, de manera que podamos contar con una policía ciudadana.
¿Hacia donde debe ir dicha dirección política? A atender la demanda de seguridad ciudadana, que es una de las prioridades en nuestro país, especialmente en las ciudades grandes y medianas. Pues en ellas muchas personas viven día a día con la zozobra de pensar que lo que con tanto esfuerzo ha conseguido, les puede ser arrebatado por un amigo de lo ajeno. O peor aún, con el temor de que un ser querido pueda ser agredido por alguien violento en alguna calle. Esos temores son exacerbados por los noticiarios matinales de la televisión privada de señal abierta, que concentran sus notas en la delincuencia de calle, sin dar ninguna luz sobre su causa.
¿Cómo atender dicha demanda ?
- Liderando una Policía imparcial ante las desigualdades que cruzan nuestra sociedad: la Policía Nacional debe encarnar la imagen de la Ley ideal, para todos y todas por igual, “el pueblo hecho Ley”, como rezaba un clásico lema policial. De esta manera, mediante la seguridad ciudadana y las finalidades constitucionales arriba indicadas, podría aportar al desarrollo integral y sostenible de los peruanos y peruanas. En efecto, una de las claves del éxito de los países es contar con instituciones inclusivas, que beneficien a todas las personas que habiten sus territorios (sugiero revisar la investigación de Acemoglu y Robertson “¿Por qué fracasan los países?”). Y la Policía es una de las instituciones más cercanas a la vida diaria de los ciudadanos y ciudadanas.
- Capacitando a los integrantes de la Policía para este papel de agentes del desarrollo mediante el uso legítimo de la fuerza. Para ello ya se cuenta con un “Manual de derechos humanos aplicado a la función policial”, que podría actualizarse a partir de la experiencia. Del mismo modo, capacitando para la investigación de delitos de modo que cada policía sepa relacionar el hecho delictivo con la organización necesaria para cometerlo, pues la gran mayoría de delitos relevantes son cometidos por bandas u organizaciones criminales.
- Articulando las distintas unidades de la Policía Nacional con organizaciones sociales: rondas campesinas en los campos, juntas vecinales en las urbes. Y propiciando la colaboración ciudadana para la prevención e investigación de todo tipo de delitos. Anotando que ya existen dentro del Ministerio del Interior unidades con amplia experticia en ello.
- Gestionando el equipamiento adecuado de las unidades que se desplieguen en escenarios de protestas sociales o allí donde hay economías con alta incidencia criminal (zonas de receptación de bienes robados, por ejemplo) con implementos defensivos y ofensivos suficientes según el tipo de situación.
Todo esto se podría conseguir si al nuevo ministro se le dan los objetivos claros y el respaldo político necesario para asegurar su estabilidad, teniendo en cuenta que los males que tendrá que afrontar, incluyendo las redes de corrupción afincadas en el sector, son de larga data y requieren de liderazgos sostenidos para superarlos.